Esta semana participo en la convocatoria de Sindel en su blog PALABRAS DE SINDEL en la que cada una de las semanas del año nos propone una palabra para que nos inspire un relato o una poesía. La palabra es: Promesas.
Hice una promesa sí, y qué, las promesas
están para ser incumplidas. No es que quiera incumplirla, no, la hice para
cumplirla pero me siento incapaz. Lo he intentado con todas mis fuerzas pero es
un impulso superior a mí. Es algo que está en mi naturaleza, no puedo luchar
contra ello, no puedo soportarlo, tengo que hacerlo.
No es culpa mía, son ellas las que me provocan…sí, es culpa suya. Se pavonean delante de mí exhibiendo sus encantos, sus formas, sus adornos, sus olores, sus colores…. Están hechas para provocar el deseo, para que no puedas controlarte. Soy débil y tengo que admitirlo. Mil veces he intentado no volver a hacerlo, taparme los oídos como Ulises y no escuchar sus cantos de sirena, resistir, aguantar, reprimir el impulso, pero es inútil.
No es culpa mía, son ellas las que me provocan…sí, es culpa suya. Se pavonean delante de mí exhibiendo sus encantos, sus formas, sus adornos, sus olores, sus colores…. Están hechas para provocar el deseo, para que no puedas controlarte. Soy débil y tengo que admitirlo. Mil veces he intentado no volver a hacerlo, taparme los oídos como Ulises y no escuchar sus cantos de sirena, resistir, aguantar, reprimir el impulso, pero es inútil.
Me gustan todas: blancas, negras, rosadas,
tostadas…todas tan diferentes y tan irresistibles. Quiero probar cada una de
ellas y sin duda lo pagaré caro como en
otras ocasiones.
Espero impaciente el momento oportuno. Ahora
ya no hay nadie que pueda impedírmelo, cojo el cuchillo con la mano derecha, la
boca se me empieza a hacer agua disfrutando ese momento previo al disfrute
total. Con la mano izquierda abro la puerta del expositor, están todas ahí,
esperando que hunda el cuchillo, corte y separe el primer trozo.
9 comentarios:
Qué goloso!!!!
Excelente!!! Me atrapaste, esperaba un final bien a tu estilo de terror, pero ese giro que le diste es genial. Y seguramente lo despedirán, pero nadie le quita lo bien que se la ha pasado jaja
Muchas gracias por sumarte, compañera, con este relato buenísimo.
Un beso enorme.
Jajaja, hasta q no abre la puerta del expositor yo también pensé que era algún impulso asesino!!pues nada, a por ellas!!!
Nauthiz
Vamos, vamos, es como poner al ratón a cuidar el queso..., muy divertido relato (yo tampoco serviría para trabajar en una pastelería...)
Qué bueno!!! ...malditas tentaciones!
Un beso.
¡Anda! Si es mi cuñado, jeje.
Divertido y sorprendente. Besos.
Bueno hay tentaciones demasiado provocativas como para mantener la promesa de no tocarlas. Muchas gracias por tu visita en mi blog.
Besos
Yo trabajé cosa en una pastelería y al segundo día ya me daba cosa todo... Ufff pero este tiene un vicio.
Es divertido :-)
Un beso enorme.
Me encantó el texto; es algo tan humano. El traqueteo de la mente hasta que al final llega la caída. Salud. Pablo.
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