TÍTULO: EL SILENCIO DE
LA CIUDAD BLANCA
AUTORA: EVA GARCÍA SÁENZ
DE URTURI
GÉNERO: NOVELA POLICIACA
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2016
EDITORIAL: PLANETA
SOBRE
LA AUTORA
Eva García Sáenz de Urturi nació en Vitoria (Álava) en 1972. En 2012
publica La saga de los longevos, en 2014 Los hijos de Adán y Pasaje
a Tahití y en 2016 El silencio de la ciudad blanca, primera novela
de la Trilogía de la ciudad blanca.
RESUMEN
“Tasio Ortiz de Zárate, el brillante arqueólogo condenado por los
extraños asesinatos que aterrorizaron la tranquila ciudad de Vitoria hace dos
décadas, está a punto de salir de prisión en su primer permiso cuando los
crímenes se reanudan de nuevo: en la emblemática Catedral Vieja de Vitoria, una
pareja de veinte años aparece desnuda y muerta por picaduras de abeja en la
garganta. Poco después, otra pareja de veinticinco años es asesinada en la Casa
del Cordón, un conocido edificio medieval.
El joven inspector Unai López de Ayala
—alias Kraken—, experto en perfiles criminales, está obsesionado con prevenir
los crímenes antes de que ocurran, una tragedia personal aún fresca no le
permite encarar el caso como uno más. Sus métodos poco ortodoxos enervan a su jefa,
Alba, la subcomisaria con la que mantiene una ambigua relación marcada por los
crímenes… El tiempo corre en su contra y la amenaza acecha en cualquier rincón
de la ciudad. ¿Quién será el siguiente?”
OPINIÓN
PERSONAL
Me cuesta mucho situar una novela policíaca en una ciudad española
conocida, sobre todo si es una ciudad pequeña como Vitoria. No es que me cueste creer que se cometan asesinatos,
pero no de la complejidad, gravedad y
con el modus operandi que nos muestra la autora y más teniendo en
cuenta que los asesinatos en serie no se producen solo una vez sino dos en el
intervalo de veinte años, lo cual cuesta un poquito de creer sabiendo, además,
que el asesino de los primeros se encuentra en la cárcel. Me cuesta imaginarme
a un psicópata frío y calculador en un entorno que conozco. Por eso, en estos
casos, y es una cuestión personal, la trama tiene que ser muy verosímil para
que me meta en ella y me la crea. En esta novela la autora lo ha conseguido, a pesar de mi
predisposición a no hacerlo.
Me cuesta mucho también creerme las historias de amor que se producen en
estas novelas porque, generalmente, están cargadas de tópicos. Es lo que me ha
pasado con la historia amorosa entre Unai, el inspector que lleva el caso, y
Alba, la subcomisaria que llega nueva a la comisaría. No es que no me crea que
no pueda surgir el amor entre ellos, pero no de la forma que nos cuenta en la
novela, aunque como tampoco es lo más importante de la trama lo he pasado un
poco por alto.
Me gusta mucho, aunque sea un poco desconcertante, que desde el principio
ya sepamos que el inspector acaba la
investigación con un tiro en la cabeza y a punto de que lo despierten de un
coma del que no sabemos si saldrá bien parado. Lo que sí sabemos, porque nos lo
está contando en primera persona, es que no ha muerto. Lejos de quitarle
intriga a la trama creo que esto la acrecienta porque nos hace estar pendientes
de en qué momento se va a producir ese disparo.
La acción principal de la historia transcurre en la ciudad de Vitoria
desde el 25 de julio (fecha en que comienzan las fiestas de la ciudad) hasta
que disparan al policía el 18 de agosto. Todo transcurre a un ritmo frenético
puesto que en este corto espacio de tiempo se producen ocho asesinatos, cuatro hombres y cuatro mujeres
de 20, 25, 30 y 35 años respectivamente, que continúan la serie de los ocho cometidos hace veinte años con edades
de 0, 5, 10 y 15. Junto a esta trama principal, contada en primera persona por el policía, se alterna otra, contada en tercera persona y sucedida en los
años setenta, cuya relación vamos averiguando
poco a poco. La autora nos va dando pistas muy bien construidas, que nos hacen
sospechar de muchas personas que resultan no ser el asesino, hasta que por medio de giros inesperados y
casualidades todo desemboca en un final
sorprendente e imprevisible.
Por otra parte, mezcla muy bien la intriga policiaca con elementos
costumbristas e históricos de la ciudad de Vitoria, con el añadido de elementos
esotéricos y mágicos cogidos de leyendas de la zona, lo que me ha hecho
recordar y encontrar muchos parecidos con la novela El guardián invisible de Dolores Redondo que también transcurre en
el país Vasco.
Como resumen final, diré que la novela me parece muy completa, muy bien
escrita, intrigante, de lectura fácil,
ritmo muy rápido, que no se recrea en ofrecer datos morbosos y que mezcla
muy bien los elementos históricos, misteriosos, amorosos y de intriga para
componer una historia tremendamente adictiva que no podrás soltar hasta saber
cómo ocurrieron los acontecimientos tanto en la actualidad como en el pasado.