TÍTULO:
YO MATÉ A NIÑO FUNKY Y OTROS RELATOS
AUTOR:
JAVIER SARABIA
EDITORIAL:
YAGRUMA
AÑO
DE PUBLICACIÓN: 2015
GÉNERO:
RELATOS
SOBRE
EL AUTOR:
Javier
Sarabia (Murcia, 1975) es licenciado en Derecho, fundador y colaborador de la
revista universitaria Jambo (Murcia, 1995-1998). Colaborador de la revista
La Pozanca (Mota del Cuervo,
Cuenca, 2010). Ganador de numerosos premios en certámenes literarios. Este es
su primer libro publicado. También pública con asiduidad en su blog DIARIO DEL ÚLTIMO BUFÓN participando en los relatos "Jueveros"
RESUMEN:
“Y ese espacio que Sarabia otorga al lector en
sus relatos...tiene mucho de erosionar normas y usos, de romper de un modo
explícito lo que podría tener una forma propia y, en este sentido, perfecta.
Tiene mucho de achantar el poder. Y ahí juega y opera el arte: el arte es el
único ámbito en el que la obra tiene la capacidad de anticiparse y escapar de
los usos o fines con los que fue concebida, es capaz de romper sus propias
normas y dejar a otros, a quienes la leemos o contemplamos, su significado ( es
decir, su utilidad, el bien o no que nos hace, y entendamos por ese bien,
simplemente —no nos liemos demasiado—, la capacidad de ensanchar nuestros
márgenes vitales).Eso es lo primero que hemos experimentado al leer estos
relatos..."
(Del prólogo de Carmen Sabalete)
OPINIÓN PERSONAL:
Conocí
a Javier en el taller de cuento de la Universidad Popular de Aranjuez en el que
fuimos compañeros durante varios años. Actualmente el taller ya no se realiza,
pero seguimos manteniendo el contacto. Recuerdo perfectamente el primer relato
que leyó en clase. Yo ya llevaba un par de años antes de que él llegara, y
también recuerdo perfectamente que mi crítica fue un poco dura (tal vez no
estuve muy acertada ese día) porque en mi
opinión se extendió demasiado en una escena. Aquel relato no está incluido en
el libro por lo que no he podido volver
a leerlo, así que ignoro si mi opinión
seguiría siendo la misma. De lo que sí
estoy segura es de lo que pienso ahora, y es que Javier es un GRAN ESCRITOR (al
que admiro mucho), así, con mayúsculas.
Todos los relatos (24) incluidos en este libro, están impecablemente
escritos, porque Javier domina a la perfección un vocabulario extenso,
encontrando siempre la palabra perfecta para cada momento, utilizando, en su
caso, localismos o expresiones que
llaman la atención, dominando el lenguaje en toda su extensión, la puntuación,
el ritmo, el tiempo. Parece que
conociera todos los lugares del mundo en los que localiza sus historias, porque
nos muestra, con multitud de detalles la cultura de cada uno de ellos y sus
costumbres.
Nos
lleva así a París, con "Blop”, donde una historia de amor entre Jorge y
Delphine (una nadadora parisina) se rompe con una llamada de teléfono. "ESMA" nos sitúa en Buenos Aires en la época
del golpe de estado contra María Estela Martínez de Perón. "Cera" transcurre en Japón y nos cuenta la
vida de un hombre que se dedica a recolectar miel y cera con la que hace
máscaras mortuorias. En algún país islámico en guerra está ambientado "El
espejo" que nos muestra a
tres mujeres de diferentes generaciones y sus diferentes formas de pensar en un
mundo de hombres fanáticos de la religión.
Entre Alemania y Madrid se desarrolla " Föhn" la historia sentimental de una mujer
que cambia como el viento que da título al relato y que está presente, en su
multitud de variantes, en casi todos los relatos. En Dublín descubren un
ejemplar del Ulises de Joyce escrito en gaélico en " El
íncubo de lo imposible".
Nos vamos hasta Vietnam para recrearnos en la sensualidad y el erotismo que
transmite "Essences" y volvemos a Alemania con " La
primavera tras los escombros"
donde Eva Braun y Winston Churchill mantienen
una conversación sobre Hitler. En Portugal, entre fados nostálgicos, la
música de un piano y Pessoa se desarrolla "Tudo
bem, tudo bom".
Pero
no solo parece ser conocedor del mundo sino también del pueblo más pequeñito y
perdido que nos podamos imaginar, que no tiene que estar necesariamente muy
lejos, sino que puede ser uno de esos pueblos de nuestra península ibérica, eso
sí, casi todos se llaman M. como en “
Amarillo árido”, un pueblo fantasma en el que solo quedan viejos porque
todos los jóvenes se van, en busca de algo mejor. O en “Rezagado” donde Genaro se infiltra en M. durante la Guerra Civil
para recabar toda la información que pueda del bando enemigo. También “El tiempo de las brujas” transcurre en
M., un pueblecito en el que un niño, entre la superstición y las habladurías,
observa, “en esa hora de la tarde en la que no pasa nada”, que en su casa sí
pasan cosas y cosas muy extrañas. En “Caer el cielo” son tres los pueblos
que no están dispuestos a consentir que su medio de vida y su prestigio caigan
en picado por culpa de un crítico gastronómico. “Yo maté a Niño Funky” es un relato muy visual que transcurre en un
barrio del extrarradio que podría ser cualquiera de cualquier ciudad.
Los
temas que toca Javier son muy variados, pero hablan sobre todo de sentimientos,
de emociones, que sabe transmitir muy bien, sobre todo los sentimientos
femeninos, porque sabe ponerse en el lugar de la mujer, meterse en sus
pensamientos y hacérnoslos sentir, como en “Föhn”” que es uno de mis relatos
favoritos, o en “El espejo”, o en “Primer
día de colegio” donde las protagonistas son dos mujeres lesbianas y su
hija. En “Mostaza por compasión” toca
el tema, en tono de humor, de la ayuda a morir y en “Oro azul” se atreve también con la ciencia ficción distópica.
Tiene
relatos muy divertidos como “Un plan
casi perfecto”, una apresurada e hilarante historia sobre la liberación de
una oca de cartón piedra, o “Gulf Stream” un jocoso monólogo sobre
una tuba o “Takifugu (los miércoles no
son buen día para morir)” un genial relato en tono de humor sobre un pez
globo y el amor de una pareja.
Muy
pocas veces el final es categórico y cerrado, por el contrario los finales son
suaves, abiertos, insinuantes, dejando que el lector ponga de su parte. Lo que
más me gusta de Javier es su estilo, su forma de contar las cosas, ese
deslizarse fluido a lo largo de las páginas, esa delicadeza en mostrar los
hechos, los pensamientos, en sugerir más que mostrar explícitamente, esa fina
ironía que impregna algunos de sus relatos.
No
quisiera acabar sin destacar la cuidada edición del libro y las magníficas
fotografías de Pedro Sabalete que acompañan cada relato.
Es
un libro que recomiendo sobre todo a los amantes de los relatos y de la buena
literatura en general. Estoy segura de que oiremos hablar de Javier Sarabia, a
pesar de que no sea el relato un género demasiado demandado, y quién sabe…tal
vez pronto se anime con alguna novela.