TÍTULO:
LA DEVOCIÓN DEL SOSPECHOSO X
AUTOR:
KEIGO HIGASHINO
EDITORIAL:
EDICIONES B
AÑO
DE PUBLICACIÓN: 2013
GÉNERO:
NOVELA NEGRA
SOBRE EL AUTOR:
Keigo
Higashino nació en Osaka y es uno de los escritores de mayor éxito en Japón.
La devoción del sospechoso X es la primera de sus obras traducida al
español y ha ganado numerosos premios en su país.
RESUMEN:
“Yasuko
Hanaoka, madre soltera y divorciada, pensaba que por fin se había librado de su
exmarido. Pero cuando este aparece un día ante la puerta de su apartamento en
Tokio, las cosas se complican y el exmarido acaba muerto. Madre e hija lo han
estrangulado.
De pronto, Ishigami, el enigmático vecino de la puerta de al lado, se
ofrece a ayudarlas a deshacerse del cadáver y buscar la coartada perfecta.
Yasuko, desesperada, acepta de inmediato.
Cuando el cuerpo finalmente aparece y es identificado, Yasuko se
convierte en sospechosa. Sin embargo, aunque el detective Kusanagi es incapaz
de encontrar fisuras en su coartada, sabe que hay algo extraño, por lo que
decide consultar al doctor Yukawa, un físico de la Universidad de Tokio que
suele colaborar con la policía.”
OPINIÓN PERSONAL
Lo primero que me ha llamado la atención de esta novela es que desde el
principio conocemos cómo, quién y porqué
se ha producido el crimen, por lo tanto, está claro que ese enigma no es el que hay que resolver. Resulta curioso también
lo rápido que la policía identifica el cadáver, que tiene la cabeza aplastada
completamente y las huellas dactilares quemadas, y también lo rápido que encuentra a la
persona sospechosa que en este caso es Yasuko, la exmujer del asesinado.
La investigación de la policía, llevada por el detective Kusanagi y su ayudante Kishitani, se centra
en tirar abajo la coartada de Yasuko utilizando el método del desgaste, es
decir, volver una y otra vez sobre el mismo tema intentando encontrar alguna
fisura utilizando la deducción, la observación y la paciencia. Si bien al principio la novela transcurre lentamente,
fijando la atención en los pequeños detalles, la trama da un giro totalmente
inesperado a partir del capítulo trece y el ritmo se hace mucho más rápido y
dinámico debido también a los diálogos.
En cuanto a los personajes, creo que los dos más importantes son
Ishigami y Yukawa. El primero es vecino de la principal sospechosa y, enamorado
de ella en secreto, la ayuda a deshacerse del cadáver y a proporcionarle la
coartada perfecta a ella y a su hija. Es un hombre solitario, profesor de
instituto, sumamente inteligente pero frustrado por no haber podido ser
catedrático de matemáticas por circunstancias personales y que vive
exclusivamente para ellas. Al principio genera mucha desconfianza porque se
entrevén oscuras motivaciones para ayudar a Yasuko, pero al final el autor consigue
crear un sentimiento de empatía hacia él a pesar de que se convierte también en
un asesino.
En contraposición tenemos a Yukawa,
antiguo compañero de universidad y que vuelve a contactar con Ishigami
porque colabora con la policía en el caso. Al contrario que este, Yukawa es un triunfador en la vida, es
atractivo, catedrático de física en la
universidad y no tiene problemas con sus relaciones sociales. Considera a
Ishigami un genio y entre los dos se establece un duelo intelectual en torno a
las matemáticas y a la física cuyos métodos de deducción utilizarán ambos para
conseguir sus fines, uno para burlar a la policía y el otro para descubrir esa
burla.
La crítica social que aparece en la novela nos la hace a través de la
descripción de los ambientes marginales de las orillas del río donde viven los
indigentes que no tienen nada que perder y a los que nadie echará de menos si
desaparecen. Critica también el sistema
educativo japonés que nos muestra el
bajo nivel de exigencia de los exámenes
para tener un total de aprobados y que decepciona profundamente a Ishigami.
La novela nos plantea además de la resolución del asesinato, diversas
cuestiones morales sobre el amor, la amistad, el honor, la culpa y el sentido
de la vida, que hacen de esta novela una obra que sin ninguna duda merece ser
leída y disfrutada.
“La última vez que vi a
Ishigami, me planteó un famoso problema matemático. Se trata de la cuestión de
las complejidades P? NP. Consiste en averiguar qué es más sencillo: hallar por
ti mismo la respuesta a un problema o comprobar si es correcta la que ha
hallado otro.
Kusanagi frunció el ceño.
— ¿Y eso son matemáticas? Pues
suena a filosofía.”