martes, 31 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA DIECISIETE)


   No sé sobre qué escribir hoy. 
  Anoche me desperté muchas veces oyendo llover. Sabía que en Madrid iba a nevar y pensé que tal vez aquí en Aranjuez también podría ser, pero si nevó en algún momento no llegó a cuajar porque el agua la derritió . Me había puesto el despertador a las 8 para que me diera tiempo a escuchar a Alsina, hacer deporte e ir a comprar a Mercadona. Ya no tengo kiwis,  ni pan, ni huevos, solo me quedan cuatro naranjas para hoy, dos para el zumo de Mario y dos para el mío  y ya solo me quedaría  una triste manzana para mañana, menos mal que no comemos demasiada fruta. El caso es que me desperté antes de que sonara el despertador, pero no me apetecía levantarme, no tenía ánimo, no me pasaba como otras veces que en cuanto me despierto me levanto. Seguía lloviendo afuera y entonces pensé que sería mejor no ir hoy al supermercado porque hacer cola fuera con el frío y la lluvia no me apetecía en absoluto. Empecé a pensar si podríamos sobrevivir otro día sin ir a comprar y decidí que sí, que mañana podíamos compartir la manzana para desayunar y también recordé que tengo pan blanco congelado, aunque a mí me guste más el integral. Cambié el menú que tenía preparado para hoy después de darle muchas vueltas y ya me convencí de que no necesitaba ir a comprar. Estamos acostumbrados a tener de todo, a que no nos falte nada de lo que consumimos habitualmente,  aunque tengamos otras cosas en la nevera. 
   Al final me desperté a las 8,30, preparé los zumos, me tomé el mío e hice la cama. Poco después se despertó Mario, hoy no me ha esperado para desayunar porque tenía mucha prisa por ponerse a estudiar, así que desayuné yo sola más tarde. Tampoco me apetecía hacer deporte, pero sé que si no lo hago me sentiría fatal después. Busqué, para probar, un programa de Movistar que me había comentado mi hijo, en el que dan clases de todo tipo, pero probé un episodio que era de baile tipo capoeira y la verdad es que no me gustó, así que lo dejé a la mitad y me puse en YouTube un vídeo de zumba que me encantó y me subió un poquito el ánimo.
 ¿Me pregunto cómo soy capaz de sentirme mal cuando estoy sana y mi familia también, tengo comida, casa , un trabajo del que no me pueden echar y un hijo con el que compartir mi aislamiento y al que puedo abrazar y besar sin temor, de momento, a contagiarme?

      El día ha estado triste, no ha parado de llover e incluso ha habido una tormenta con muchos truenos, pero no podemos caer en el desánimo, porque tarde o temprano escampará y el sol saldrá de nuevo.

lunes, 30 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA DIECISÉIS)


   Hoy he tenido que ir al médico para hacer unas recetas. Tengo una enfermedad que me han diagnosticado como crónica, aunque sé que mucha gente no la entendería. De hecho, no suelo decir que la tengo por ese motivo, porque la mayoría de la gente no la consideraría como una enfermedad, pero el caso es que yo llevo tomando medicación desde hace tantos años que ni me acuerdo. He intentado dejar de tomarla, por supuesto asesorada por mi médico, en numerosas ocasiones y cada vez que lo he hecho ha sido mucho peor y se ha producido un agravamiento que me ha hecho volver a tomarla. Mientras la tomo me encuentro más o menos bien y puedo vivir sin estar hundida en un pozo del que me veo incapaz de salir. En la clínica solo había tres personas y y los médicos estaban bien protegidos por los EPIS. Pertenezco a MUFACE y por tanto mi seguro es privado. Desconozco si en los ambulatorios de la Seguridad Social irán tan protegidos o habrá tan poca gente esperando.
   Hablando de pozos, anoche vi con mi hijo una película que se llama “El hoyo”. Nos gustó mucho a los dos porque da para reflexionar bastante sobre lo que la película nos muestra en realidad, aunque depende de la interpretación que cada uno le de. Es una película extraña, con unas imágenes durísimas que a mí me hicieron casi cerrar los ojos en algún momento, pero creo que merece la pena ver, siempre que no seas demasiado sensible. La película es española y se puede ver en Netflix. Trata de una cárcel extraña donde  los reclusos de las plantas más bajas tienen que comer las sobras que les dejan los de la plantas de arriba y cada mes,  aleatoriamente,  están en una planta diferente. Solo hay dos reclusos por planta y cada uno tiene un objeto diferente, el que haya querido llevarse antes de entrar en prisión. 

   Y hablando de prisiones, ayer falleció el primer funcionario de prisiones por el coronavirus. Se llamaba Ismael y trabajaba en la prisión de Foncalent (Alicante). Puede que en algún momento de mi vida profesional me haya cruzado con él en algún momento. Mi recuerdo para ti, compañero 

domingo, 29 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA QUINCE)



   Esta mañana bajé al trastero a buscar una cosa que necesitaba.Para llegar a él tengo que cruzar una zona común de la comunidad, con plantas y un pequeñísimo parque infantil, que yo creo que nadie usa , y menos ahora. En mi casa ,aunque tiene mucha luz y grandes ventanas,  no da el sol en ningún momento del día, por eso cuando salí al patio y en una zona daba el sol, me quedé unos segundos parada disfrutando de ese momento, pero fueron eso, segundos, porque oí como se levantaba una persiana y enseguida me puse en movimiento con la sensación de que estaba haciendo algo muy malo y de que en cualquier momento alguien me iba a llamar la atención. Creo que esta crisis sanitaria nos ayudará a valorar más todas estas pequeñas cosas que teníamos y que volveremos a tener cuando todo pase, porque,  además,  disfrutar de que los rayos del sol de primavera es algo que está al alcance de todos, independientemente del nivel socioeconómico que se tenga.
    En el trastero tengo un montón de libros colocados en estanterías porque en casa no me cabrían todos. Siempre que bajo a buscar algo, hago un pequeño repaso de todos los libros que tengo. Hoy reparé en uno del que el otro día leí un artículo en El País y que está a la orden del día. Se trata de “Apocalipsis” (o “La Danza de la Muerte” en otras ediciones). Es un libro de Stephen King que trata de una epidemia de gripe que acaba con el 99% de la población mundial y de la lucha que se establece entre los supervivientes los cuales forman dos bandos: el del Bien, liderado por Mamá Abigail, y el del Mal, capitaneado por Randall Flagg. El libro tiene 1299 páginas (en el caso del mío bastante amarillentas) y lo aconsejo para leer en este confinamiento siempre que te guste el tema y no seas demasiado aprensivo. He leído la dedicatoria y me lo regaló en la navidad de 1990 la pareja que tenía en aquel momento, yo tenía 25 años y vivía en Tenerife. Han pasado muchos años y no lo he vuelto a releer, pero aún recuerdo algunas cosas y sé que me gustó mucho. Entre sus páginas he encontrado una nómina de aquel año. Recuerdos...


sábado, 28 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA CATORCE)



   Estoy esperando a que sean las ocho para salir al balcón a aplaudir con mi hijo y después tomarme una cerveza con un amigo, pero, no temáis, que no me voy a saltar el aislamiento. Será a través de Skype. La verdad es que no he utilizado nunca esta aplicación, pero me ha dicho mi hijo que es la mejor. Me pregunto a cuántas personas le habrá pasado como a mí, que empecé una relación y cuando no llevábamos ni dos meses apareció el coronavirus impidiendo que nos volviéramos a ver físicamente. Seguimos manteniendo el contacto todos los días por wassap, pero no es lo mismo. Una relación se consolida con el cuerpo a cuerpo. 
    Ignoro cuanto tiempo durará esto, pero creo que cuando se acabe la cuarentena, la vida no volverá a ser la misma toda de golpe, irá poco a poco, porque seguirá habiendo contagios y pasará como con el sida, todos tendremos un poco de miedo de las otras personas, de no saber con quién han mantenido contacto ni por dónde se han movido, así que creo que las relaciones que no tienen ya una estabilidad de mucho tiempo se van a resentir. 

    Cambiando de tema, anoche estuve viendo “Historias para no dormir” de Narciso Ibáñez Serrador. Madre mía, qué ilusión me hizo verla, qué recuerdos me trajo. Hay dos temporadas en Amazon Prime Video. La calidad no es la mejor, pero merece la pena verlas, la manera de crear tensión y recrear el ambiente con los medios que había en la época es magnífica. Anoche vi “La pesadilla “ una historia de vampiros que tenía dos rombos. Cuando yo era niña y vivía con mi abuela, solo me dejaba ver las que tenían un rombo y si salían dos  me mandaba a la cama, pero yo no podía dormirme porque escuchaba la música desde mi habitación y me daba miedo. Esta noche disfrutaré de otro episodio. 

viernes, 27 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA(DÍA TRECE)



   Hoy estoy muy cansada, he estado trabajando todo el día,  que empezó con una mañana tranquila y terminó con una tarde complicada. 
   Voy a dedicar la entrada de hoy a mi hijo Mario, que ha hecho un gran esfuerzo,  sacando tiempo de sus estudios, para contribuir con su granito de arena a la lucha contra el coronavirus. Lo he visto muy ilusionado con el proyecto y hoy mi aplauso va para él. 
 

jueves, 26 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA DOCE)

     Hoy me ha tocado volver a trabajar y la verdad es que lo he agradecido. Aunque hay la mitad de gente trabajando que habitualmente,  porque se han hecho turnos diferentes para que no coincidan tantos funcionarios a la vez, por un momento me ha dado la impresión de que no ocurría nada extraño, de que todo había sido un mal sueño. Pero no. Cuando he llegado a firmar el libro de servicios (ya no ponemos el dedo en un lector de huellas para que no haya contagio), el jefe me ha dado una mascarilla quirúrgica y me ha dicho que es para todo el turno (hoy y mañana durante todo el día), pero que me aconseja, porque se lo ha dicho su mujer que es enfermera, que la guarde para el próximo ciclo por si acaso,  porque puede que no haya más. Me ha dicho que si se pulveriza por la parte de dentro con desinfectante y se deja secar, se puede volver a utilizar. 
    Han salido un interno en libertad y tres en tercer grado que se van a quedar en sus casas hasta que acabe la cuarentena, es decir, que no van a ir a ningún centro ni siquiera a dormir. 
    El interno que salía en libertad no tenía muchas ganas de irse, porque no tenía donde ir. Decía que vivía en la calle, que era indigente y que no sabía dónde ir, que se sentía más seguro aquí en la prisión. Si no tienen dinero, como era el caso, se le dan 30 euros para que lleguen a su destino, pero la prisión está a 20 km. de Aranjuez y no hay ningún tipo de transporte público, así que al menos 20 euros se los gasta en el taxi y si quiere ir a Madrid tiene que coger el cercanías. Le dimos la dirección y el teléfono del Samur Social,  porque no sabemos dónde están alojando a las personas que están en esta situación. 
   

miércoles, 25 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA ONCE)


   De todo lo que he escuchado hoy me quedo con dos cosas: una buena y una mala. Contaré primero la mala y así  nos quedamos con buen sabor de boca al final. 
    En un pueblo de Cádiz se congregaron un grupo de unas cincuenta personas para impedir la entrada de 28 ancianos enfermos del COVID-19 que venían a una residencia de esta localidad provenientes de otra en la que habían muerto tres residentes. Este grupo de personas provocaron revueltas quemando contenedores y enfrentándose con la policía,  que tuvo que detener a varias de ellas. Por supuesto no ha sido todo el pueblo el que ha reaccionado así, sino un grupo de indeseables que se ha comportado con una total falta de solidaridad y de humanidad ante algo que  puede dar miedo, pero que nunca debería dejar aflorar lo peor del ser humano. 
    La buena noticia es la del propietario de un restaurante de carretera, también en Andalucía, que como no puede mantener abierto su negocio, ha ideado una manera de ayudar a los camioneros que ya no tienen donde comer ni tomarse un café caliente mientras recorren las carreteras españolas para que a nosotros no nos falte la comida u otros artículos de necesidad. Ha habilitado una camioneta donde dejan comida y bebida que todo el que quiera puede coger totalmente gratis: “coja lo que necesite” “ no admitimos dinero” rezan dos carteles a la vista de todos. 

    Dos tipos de reacciones bien diferentes ante una misma crisis. Ahí lo dejo. 

martes, 24 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA DIEZ)


     Hoy no me apetecía levantarme. Me había puesto el despertador a las 8,15 aunque no me hizo falta porque me desperté antes de las 8 y ya no me dormía. Normalmente me hubiera levantado enseguida, pero hoy no tenía ánimo. Puse la radio y escuché un poco a Carlos Herrera en la cadena COPE. Normalmente no escucho esta emisora porque me gusta mucho más Carlos Alsina en Onda Cero, pero en la radio-despertador no puedo sintonizar esta emisora no se por qué. Da igual, en todas las emisoras hablan de lo mismo y aunque unas sean más críticas que otras con el gobierno, coinciden en que ahora no es el momento de buscar responsabilidades, que   es el momento de tomar las mejores decisiones posibles para atajar la pandemia. Lo que pasa es que ante una calamidad de tales dimensiones, supongo que es muy difícil coordinar todo y tomar las decisiones acertadas sin equivocarse. Pero algo ha debido de fallar de forma estrepitosa cuando nos hemos despertado con la noticia de que en una residencia de ancianos la UME encontró varios ancianos muertos  en sus camas desde hacía días. ¿De quién es la responsabilidad? Por supuesto habrá que averiguarlo, pero me parte el corazón pensar que nadie atendió a esas personas en su último aliento, seguramente porque no tenían los medios suficientes para hacerlo.
     Nunca había oído hablar del Palacio de Hielo de Madrid hasta que hace un par de meses conocí a un hombre que vive cerca de allí. Hay un centro comercial,  además de las pistas de patinaje, y en  la última planta  hay un gimnasio que es donde va mi amigo. Un día fuimos al cine allí a ver 1917 y después fuimos a su gimnasio porque había una fiesta de aniversario de su inauguración.

     Hoy he vuelto a oír hablar del Palacio de Hielo: es donde van a almacenar los cuerpos de los fallecidos hasta que las funerarias, que están desbordadas, puedan enterrarlos o incinerarlos.  
     
     

lunes, 23 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA NUEVE)


   Acabo de salir a la ventana a aplaudir junto con mis vecinos como cada día a las ocho. Me pregunto si seguiremos saliendo todos a medida que van pasando los días.¿Seguiremos igual de animados todos? Esto mismo me pregunto a mí misma sobre la escritura en el blog todos los días ¿conseguiré mi propósito? Empecé muy entusiasmada, pero ahora mismo ya no sé si podré mantenerlo. 
   Hoy me ha dicho mi hijo que al padre de un amigo, con el que va (iba) todos los días a la universidad lo han ingresado en el hospital muy grave. Parece ser que ya llevaba unos cuantos días mal, pero le habían dicho que aguantara en casa todo lo que pudiera y no le habían hecho las pruebas. Finalmente, en la madrugada de ayer lo tuvieron que ingresar porque no podía respirar. Dice mi hijo que tiene mi edad, más o menos. Yo tengo 55. Mientras escuchas las cifras de muertos en la televisión, te sobrecoges, te parece irreal, triste, imposible, lejano, pero cuando las personas graves son de tu entorno o conocidas te  asusta un poco más, la realidad está más cerca, no solo en la televisión y entonces ves el alcance real, porque está  en tu ciudad, porque es el padre del amigo de tu hijo, con el que estaba haciendo un trabajo muy importante, pero que hoy no ha tenido ánimos para continuar,  porque se han llevado a su padre y no sabe si volverá a verlo.

    No puedo ni imaginarme la cantidad de dramas personales que esta pandemia está provocando. 

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA OCHO)




   Se veía venir. Dada la evolución de la situación no era difícil de imaginar que el estado  de confinamiento se iba a alargar. Personalmente no me afecta tanto el tener que quedarme en casa otras dos semanas(tres, teniendo en cuenta que esta es la primera). Lo que más hecho de menos yo creo que es el gimnasio por lo demás soy bastante casera y lo aguanto bien. También es verdad que yo tengo que ir a trabajar algunos días y solo el hecho de cambiar de escenario y ver a más gente te alivia un poco, aunque también en mi caso puede llegar a ser muy estresante.
    Me preocupa mi padre, que tiene 82 años y vive solo. Mis padres están separados y viven solos los dos, pero mi madre no me preocupa tanto porque tampoco le gusta mucho salir de casa. Afortunadamente los dos gozan de buena salud, pero están solos, y los tres hijos vivimos en Madrid y ellos en Salamanca. Nunca me he llevado bien con mi padre, desde que era adolescente siempre hemos discutido mucho y la relación siempre ha sido muy fría. Ahora me da pena de que en esta situación esté solo y tenga que estar todo el día en casa, porque le gusta mucho salir a la calle a pasear, a visitar a amigos y familiares y a predicar , porque mi padre es testigo de Jehová. Antes se pasaban los meses sin que lo llamara por teléfono,  ahora lo llamamos casi todos los días para ver si está bien. También es verdad que “los testigos “ son como una piña y se ayudan mucho unos a otros, así que eso me tranquiliza. 
    Esta mañana me levanté muy ufana dispuesta a limpiar la cocina por fin, pero resulta que casi no tenía quitagrasas así que solo he podido limpiar un par de armarios. Mañana me lanzaré a la aventura de ir a comprar al supermercado, pues ya me van haciendo falta cosas. 
    Por otro lado, ya he pintado mi cartelito de TODO IRÁ BIEN y lo he puesto en la ventana. 

sábado, 21 de marzo de 2020

DIARIO DE UN ESTADO DE EMERGENCIA (DÍA SIETE)

    

    Las ventanas de mi casa dan a un patio interior de la comunidad, aunque está abierto por un lado y eso me permite ver una zona de la calle. Vivo en las afueras, así que normalmente lo que veo es gente que pasea a sus perros o niños jugando. Esta mañana cuando me he levantado y he mirado por la ventana, caía una ligerísima lluvia y he visto a una vecina paseando a su perro. He sentido un poco de envidia, porque me pareció, desde la distancia, que estaban viviendo un momento muy especial.No había nadie más, solo ellos dos bajo la lluvia disfrutando del pequeño paseo matutino, un paseo que a los que no tenemos perro no nos está permitido.No es en absoluto una queja, solo que eso  me hizo recordar a Bowie, un dálmata que tuve durante años y que me sirvió de gran  ayuda durante una época muy difícil de mi vida. 
   Hoy es sábado, pero como dijo el otro día un alto mando militar, “todos los días son lunes en esta guerra que estamos luchando contra el coronavirus”, por lo tanto ha sido otro día normal de confinamiento: limpieza, deporte, comida, película, lectura, aplausos en la ventana, videollamada con la familia...nada especial. 
    Ayer mi hijo me dijo que en la puerta del portal de entrada, unos niños han dibujado un arcoíris con un mensaje de ánimo para todos, mi vecina de enfrente también ha dibujado uno y lo ha puesto en su ventana. Yo no quiero ser menos, así que mañana pintaré otro para poner en mi ventana. 
   Ah, se me olvidaba, hoy también he hecho croquetas. Ya solo me queda limpiar la cocina. 

    

DIARIO DE UN ESTADO DE EMERGENCIA (DÍA SEIS)


    Hoy ha empezado la primavera. Lo se porque lo he escuchado esta mañana en la radio mientras desayunaba para venir a trabajar. Seguramente, en el Jardín del Príncipe los pavos reales estarán desplegando sus colas y graznando, subidos a las copas de los árboles para atraer a las hembras. 
   He perdido un poco la noción del tiempo, pero escribir este diario me ayuda a saber cuantos días llevo aislada. Para mí este es el sexto. Lo se porque cuando lo voy a escribir miro el día anterior a ver cuál era. Hay gente que cuenta de otra manera. Tengo un conocido que escribe en un blog al que sigo y para él es el séptimo...bueno, depende de cuando empieces a contar, yo cuento desde mi primer día. 
    También hoy he estado trabajando en la prisión. Hoy han venido los de la UME a desinfectar todo el centro, desde las oficinas hasta los módulos. Es una suerte que podamos contar con ellos para todos los momentos de crisis graves. Me duele la cabeza y creo que es por el producto que han echado, así que hoy no escribo más. Estoy muy cansada, pero sigo cumpliendo con el reto que me he propuesto de escribir algo todos los días, por mínimo que sea. 

     Me resulta completamente imposible ver todos los wassaps que me mandan y participar en todos los grupos, me produce bastante estrés, pero reconozco que es un poco adictivo. 

jueves, 19 de marzo de 2020

DIARIO DE UN ESTADO DE EMERGENCIA(DÍA CINCO)


   Hoy estoy doblemente aislada. Me ha tocado a trabajar y trabajo en un sitio donde saben mucho de aislamiento. En mi trabajo la mayoría de la gente tampoco puede salir a la calle si no hay una razón justificada, pero no solo en este periodo en el que estamos viviendo sino durante el tiempo que dure su condena. Soy funcionaria de prisiones y trabajo en la prisión de Aranjuez. Aquí se dio el primer caso de coronavirus en una una prisión y fue en una trabajadora del centro. Aranjuez es una de las pocas prisiones donde existe un módulo donde las parejas de internos pueden vivir juntas con sus hijos menores de tres años. El módulo familiar lleva aislado desde que apareció el caso y creo que continúa todavía. Una prisión es como una ciudad pequeña que tiene casi todos los servicios: lavandería, talleres, economatos, área sociocultural...y también un módulo de aislamiento(otra vez la palabra aislamiento) que es donde van los que se portan mal. 
    Cada día entran a una prisión un montón de personas que vuelven a salir y que le hacen la vida más fácil a los que están encerrados aquí: además de los funcionarios de vigilancia propiamente dicha con los que la mayoría tiene buena relación, entran cada día trabajadores sociales, psicólogos,  educadores, profesores, monitores de cursos, evangélicos, testigos de Jehová , voluntarios de Cruz Roja...además de los familiares que vienen a comunicar, bien por locutorios o por vis a vis. Además de esto, muchos internos salen de permiso ordinario o de fin de semana, y todo eso es lo que les permite sobrellevar el estar privados de libertad. Pues bien, todo eso se ha suspendido por el coronavirus, así que es muy normal que muchos estén nerviosos y preocupados,  sumado a que a algunos también le falta la droga que introducen muchos familiares a pesar de que luchamos contra ello. 
   Yo trabajo en el departamento de ingresos y me ocupo de todo lo que he hablado antes: permisos, libertades, diligencias, salidas al hospital, conducciones... Normalmente hay muchísimo trabajo y cuando estoy sola realmente no doy abasto. Hoy el día ha sido tranquilo para mí , aunque  mis compañeros que trabajan en otros módulos no pueden decir lo mismo. Mi horario es de 8 a 21:15 así que estoy aquí todo el día. En este departamento no suele haber problemas porque los internos que ingresan  suelen estar muy poco tiempo.El resto son ordenanzas que ayudan a los funcionarios y sin los que sería mucho más complicado que todo funcionara. La mayoría están aquí un tiempo hasta que se van en tercer grado a algún C.I.S. Con algunos tienes bastante relación y realmente llegas a apreciarlos y echarlos de menos cuando se van. 

     Hoy no he podido hacer deporte, y por supuesto, tampoco he limpiado la cocina. Cuando estoy en el trabajo también estoy un poco aislada, como en otro mundo. 

miércoles, 18 de marzo de 2020

DIARIO DE UN ESTADO DE EMERGENCIA (DÍA CUATRO)


   Otra cosa más que tendría que haber hecho hoy y no he hecho, además de limpiar la cocina: hacer croquetas. El caso es que tenía esa intención, pero anoche cuando quise acostarme después de publicar en el blog, ya eran casi las dos y esta mañana me he  levantado más tarde de lo habitual, a las nueve. Mientras he hecho las camas, desayunado y limpiado un poco , eran las 11 y pico cuando me he puesto con el deporte, porque eso sí, yo el deporte no lo perdono. He hecho un poquito de todo: calentamiento, hit, baile, estiramientos y he acabado con 7 minutos de meditación. Al final he andado deprisa y corriendo para tener la comida preparada a las 14:30 porque mi hijo tenía clase virtual a las 15. Debo decir que he hecho bastantes paradas para ver y contestar algunos wassaps y memes varios, que quieras que no te quitan mucho tiempo.
   Después de comer me he puesto a ver el programa de Late Motiv de anoche, que Andreu Buenafuente hace en Movistar+. Me encanta Buenafuente. Hace mucho que lo sigo, e incluso en diciembre fui a ver la grabación del programa en Tres Cantos y me hizo mucha ilusión. Me gusta su tipo de humor y más cuando se junta con Berto Romero porque la conexión entre ellos es evidente. Los sábados hacen un programa en la cadena SER que se llama NADIE SABE NADA que siempre veo por YOUTUBE cuando tengo tiempo y que me arranca verdaderas carcajadas. 

  El caso es que con esto del coronavirus, empezó a hacer el programa sin público desde una especie de búnker donde entrevistaba a los invitados y acudían los colaboradores. Como esto cada vez va a más, ahora tiene que hacer el programa desde casa, donde se conecta con todos los colaboradores y solicita la participación del público desde sus casas. Me parece fantástico que no haya dejado de hacer el programa a pesar de todas las dificultades que presenta,  porque representa una isla donde olvidarnos de todo por unos momentos, donde tomarnos esta crisis de otra manera, porque lo necesitamos para poder soportar la situación y mantenernos unidos por el humor y el buen rollo.

DIARIO DE UN ESTADO DE EMERGENCIA (DÍA TRES)



   Hoy ha tocado zumba a través de YouTube. Han sido cuarenta minutos intensos y divertidos aunque mi mente no estaba del todo tranquila pensando en el asunto de la receta. Es increíble como a veces me quedo atrapada en un pensamiento que no me deja continuar mi vida normal. Al final encontré la solución llamando a la oficina de Muface de Toledo. Me cogieron el teléfono a la primera y me dijeron que no había ningún problema en sellar la receta allí, así que mañana espero solucionar ya definitivamente este asunto, sellar la receta y comprar el medicamento. 
   Mario ha ido a hacerse los análisis de sangre a otra clínica y ha vuelto comentando que la ciudad de Aranjuez estaba tomada por el ejército, que había visto cuatro vehículos, dos camiones y un Hummer.Yo he ido después a comprar al Día, he cruzado todo el pueblo y no he visto ninguno, solo un coche de la policía local. En el supermercado no había casi gente, ni colas ni aglomeraciones y por eso precisamente entré, porque yo no suelo ir normalmente a este sitio. Solo tenía que comprar un par de cosas además del pan. 
    Tampoco hoy he limpiado a fondo la cocina, pero si he leído un cuento de Patricia Highsmith. Se titula “Complicaciones de las torres de Jade” trata sobre un edificio muy lujoso que construyen en la avenida Lexington de Nueva York y en el que solo vive la élite de la sociedad. El problema (la catástrofe) se presenta cuando un inquilino ve en su apartamento dos cucarachas. En principio parece imposible porque el edificio es completamente nuevo, pero para que nadie pueda quejarse llaman a una empresa para que acabe con ellas. No solo no lo consigue, sino que las cucarachas, que llegan a ser  del tamaño de un ratón, logran desalojar todo el gran edificio de ochenta y ocho pisos quedándose como dueñas absolutas del lugar. 
   Y hoy hemos acabado de ver la quinta temporada de Peaky Blinders. A mí me parece una serie espectacular, muy bien recreada, con unos diálogos muy inteligentes, con mucha acción aunque con escenas realmente muy duras acompañadas por una música con mucha fuerza y unos planos sensacionales. El protagonista, Thomas Shelby, interpretado por el actor Cillian Murphy, protagonista también de la película Dunkerque, me encanta, aunque me hubiera gustado verlo sonreír en alguna escena de alguna temporada, cosa que no recuerdo. 

  Otro día en el que no he tenido tiempo de aburrirme y en el que me han quedado cosas por hacer. Según las noticias, parece que la cuarentena va a tener que ampliarse, así que...ya las haré. 

martes, 17 de marzo de 2020

DIARIO DE UN ESTADO DE EMERGENCIA (DÍA DOS)

16-03-2020
   Son las 20:20 de la tarde, llevo todo el día en casa y tengo la sensación de no haber hecho nada de todo lo que me había propuesto. No he leído nada del libro de Patricia Highsmith ni de la otra novela que estamos leyendo en el club de lectura y que se ha suspendido hasta nueva orden. La novela se llama "La brigada de Anne Capestan "de una escritora francesa llamada Sophie Hénaff. Es una novela negra y trata de una policía, caída en desgracia, a la que encomiendan que forme una brigada muy especial con todos los "desechos "de la policía e investiguen casos cerrados desde hace mucho tiempo.  De momento me está gustando, es entretenida, escrita con  un toque ligero y humorístico.


  Tengo agujetas del ejercicio que hice ayer, y eso que estoy acostumbrada , pero hoy también he hecho entrenamientos de la aplicación del gimnasio que está muy bien. 
   Esta mañana he perdido mucho tiempo intentando hacer una gestión en MUFACE y ni siquiera la he hecho porque no he conseguido que me cojan el teléfono. Mi gestión es muy importante para mí porque es para una receta para mi hijo que necesita autorización, pero entiendo que estarán desbordados por todo lo que está pasando y hay que priorizar. Mi hijo ha ido a hacerse unos análisis de sangre que tenía pedidos desde hace tiempo, pero la enfermera está de baja (supongo que con el coronavirus) y no se los pudo hacer. Afortunadamente no es nada urgente. De regreso ha pasado por Mercadona y dice que había una cola enorme, porque solo dejan pasar a un número de personas y hasta que no van saliendo no pueden entrar otros, además en la cola hay que guardar la distancia de seguridad. Eso me ha hecho pensar en las colas de otros países que a veces vemos en televisión y valorar la suerte que tenemos habitualmente de poder comprar lo que queremos y cuando queremos y que volveremos a tener cuando todo esto pase. 
   También he hecho deporte casero hoy, pero había pensado por la tarde hacer un poco de pilates o de yoga y ya no me ha dado tiempo. Suelo ver Zapeando después de comer, es un programa divertido que a veces no veo entero porque me quedo dormida. Hoy no lo han puesto y han seguido toda la tarde con un programa especial del coronavirus. Entiendo que es muy muy importante, pero creo sinceramente que también deberían poner otros programas que nos hagan evadirnos un poco del tema, porque realmente producen estrés y angustia. He puesto otra película  de Netflix que no he visto porque me he quedado dormida.

    Me ha dicho mi madre que en Salamanca ha nevado, y aquí, en Aranjuez, ha caído una buena granizada y además, al salir a la terraza he visto que hacía bastante frío. Así no nos apetece tanto salir. 

lunes, 16 de marzo de 2020

DIARIO DE UN ESTADO DE EMERGENCIA(DÍA UNO)





15-3-2020 (Día uno)
Hoy ha empezado la cuarentena por el coronavirus. Nunca había vivido una situación como esta. Desde ayer por la noche entró en vigor el estado de emergencia en toda España. Solo se puede salir a trabajar, a sacar al perro,al médico ,a comprar comida y a la farmacia. 
A pesar de no haber salido en todo el día de casa, se me ha hecho corto. Es domingo y Mario está conmigo. Nos hemos levantado y hemos hecho deporte en casa por YouTube. Tenía intención de aprovechar para limpiar la cocina a fondo pero cuando me quise dar cuenta ya eran las 12:30 y no era plan. El móvil me quita demasiado tiempo: demasiados grupos,demasiados memes (algunos buenísimos, eso es verdad), demasiadas noticias y demasiados bulos que solo generan confusión. 
   Después de comer vi una película de Netflix: “Operation Finale “ bastante mediocre aunque el argumento era bueno y basado en hechos reales sobre nazis. Me hubiera gustado aprovechar más el resto de la tarde leyendo el libro de cuentos “Catástrofes “de Patricia Highsmith, muy actual aunque es de 1987, pero no me concentraba bien con el móvil al lado recibiendo wassap. Mañana lo pondré en otra habitación,porque a pesar de que lo tengo en silencio la iluminación de la pantalla me distrae. 
   Tras la cena, pensaba ver un episodio de “Peaky Blinders” con Mario, pero no le apetecía porque  la vemos en versión original (para que él practique)y hay que prestar mucha atención, así que vimos un capítulo de “Ilustres Ignorantes” para reírnos un rato.
   Tengo intención de escribir algo todos los días que dure el estado de emergencia...no sé si lo lograré.