jueves, 26 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA DOCE)

     Hoy me ha tocado volver a trabajar y la verdad es que lo he agradecido. Aunque hay la mitad de gente trabajando que habitualmente,  porque se han hecho turnos diferentes para que no coincidan tantos funcionarios a la vez, por un momento me ha dado la impresión de que no ocurría nada extraño, de que todo había sido un mal sueño. Pero no. Cuando he llegado a firmar el libro de servicios (ya no ponemos el dedo en un lector de huellas para que no haya contagio), el jefe me ha dado una mascarilla quirúrgica y me ha dicho que es para todo el turno (hoy y mañana durante todo el día), pero que me aconseja, porque se lo ha dicho su mujer que es enfermera, que la guarde para el próximo ciclo por si acaso,  porque puede que no haya más. Me ha dicho que si se pulveriza por la parte de dentro con desinfectante y se deja secar, se puede volver a utilizar. 
    Han salido un interno en libertad y tres en tercer grado que se van a quedar en sus casas hasta que acabe la cuarentena, es decir, que no van a ir a ningún centro ni siquiera a dormir. 
    El interno que salía en libertad no tenía muchas ganas de irse, porque no tenía donde ir. Decía que vivía en la calle, que era indigente y que no sabía dónde ir, que se sentía más seguro aquí en la prisión. Si no tienen dinero, como era el caso, se le dan 30 euros para que lleguen a su destino, pero la prisión está a 20 km. de Aranjuez y no hay ningún tipo de transporte público, así que al menos 20 euros se los gasta en el taxi y si quiere ir a Madrid tiene que coger el cercanías. Le dimos la dirección y el teléfono del Samur Social,  porque no sabemos dónde están alojando a las personas que están en esta situación. 
   

2 comentarios:

Albada Dos dijo...

Vaya panorama para el tipo, hasta para tiempos normales, a ver si ahora, con esta crisis, recibe algún cobijo, que falta le hace. Sí, esa mascarilla mejor la guardas, y pro dentro la rocías con alcohol rebajado, o si te gusta más, colonia de baño :-)

Un abrazo y cuidate mucho.

José Antonio López Rastoll dijo...

Ese interno da para una historia: decide darse un paseo por Madrid con speed en el bolsillo hasta que lo detengan.

Un abrazo.