Este jueves, aprovechando que el blog del anfitrión cumple siete años, nos invita a celebrarlo con una historia de cumpleaños. Si acudes a su casa LA PLAZA DEL DIAMANTE te encontrarás con muchos amigos que le han llevado su regalo.!FELICIDADES ALFREDO!, aquí está mi regalo, espero que te guste.
Hace tiempo que
empecé a notar algo extraño. A veces, en ese espacio intermedio entre la
vigilia y el sueño, sentía un hormigueo que empezaba en los dedos de las manos recorriéndome por
entero hasta el dedo gordo del pie, y una sensación de levedad, de no existir,
se apoderaba de mi cuerpo hasta que con un golpe brusco volvía de nuevo a
sentirme densa, como si una mano tirara
de mi otro yo para que no abandonara la jaula corporal. Otras veces era cuando
me miraba al espejo por las mañanas y de repente una parte de mi cara dejaba de
reflejarse por un breve instante, hasta que cerraba y abría los ojos
rápidamente y todo volvía a estar en su sitio.
El otro día, me pasó cuando estaba con mi
hermana pequeña comiendo en un restaurante. Quise pagar la cuenta mientras ella
estaba en el lavabo pero por más que levantaba la mano una y otra vez para
llamar al camarero, éste parecía traspasarme con la mirada, como si yo no
estuviera sentada en aquella mesa. Cuando mi hermana volvió, hizo un leve gesto
y el camarero acudió enseguida. Estás
muy pálida, comentó, pareces a punto de desintegrarte. Debe de ser la
menopausia, que me anda rondando, ya sabes…y las dos comenzamos a reírnos.
Ahora, cuando hace
diez minutos que estamos en el 1 de noviembre, día en que cumplo 50 años, sé que la transformación ha comenzado y que es irreversible. Empiezo a
ver a través de mis manos que poco a poco van volviéndose cada vez más
difuminadas hasta llegar a desaparecer. La invisibilidad avanza por los brazos
y lo devora todo en un proceso lento pero imparable. No tengo miedo, ya había
oído hablar de esta alteración, aunque nunca pensé que fuera tan literal.
Nota: Agradezco a los que me felicitan con retraso pero he de explicar que no ha sido mi cumpleaños todavía y que el relato es totalmente ficticio (de momento ja ja ).
Gracias por tu regalo Alfredo!
Nota: Agradezco a los que me felicitan con retraso pero he de explicar que no ha sido mi cumpleaños todavía y que el relato es totalmente ficticio (de momento ja ja ).
Gracias por tu regalo Alfredo!
21 comentarios:
Me preguntaba cómo encararías este jueves. Y lo hiciste muy bien.
La invisilidad tiene sus inconvenientes pero es tan malo como quedar fuera de la continuidad de tiempo espacio.
FELIZ ANIVERSARIO !!!
Ay, amiga, a mi la menopausia me ha traído otras alteraciones menos originales y un tanto molestas...pero la invisibilidad.... ¡que experiencia! Y creo firmemente que este cumpleaños te ha dejado la mente mas lúcida y fecunda. Felicidades.
Un abrazo
La invisibilidad tiene sus ventajas.
jeje pareciera ser que nos vamos, que comenzamos a desaparecer, pero en realidad nos hacemos más etéreas, menos densas, y eso esa esa virtud que tendríamos que aprovechar.Feliz cumple con atraso y... celebremos!
=)
Como esta entrada es mas opinable para las damas, me atrevo a decir que cuando uno parece ser invisible para los demás, lo mejor es reir as carcajadas , para hacerse notar.
Un abrazo.
Debo reconocer que las mujeres se nos van haciendo invisibles cuando cumplen años, pero eso ya no sucede a los 50... Todavía te faltan unos cuantos años para eso.
No te preocupes amiga, la vida después de los cincuenta existe, sino mirame a mi, 54. Es verdad que hay cosas que te empiezan a fallar; pero aquí seguimos con más ilusión que nunca. Así que amiga mía, una nueva vida te espera.
Un abrazo
En un suspiro la juventud se pierde, y la habilidad para repararnos se va desvaneciendo. Por eso debemos procurar vivirla a plenitud. =)
Un beso
Pues no deja de tener su punto escalofriante... ir desapareciendo ...
Por otra parte será una muerte dulce..sin dolor..
Original
Nauthiz
Un gran relato que cumple el rol de estupendo regalo... Oye Charo, eso de empezar a desaparecer tiene que ver con la menopausia? Ya me estoy empezando a preocupar! :D Aunque si he de elegir un don de esos extraños y sobrenaturales, creo que el de la invisibilidad sería uno de mis escogidos. Voy a empezar a estar más atenta a mis manos... aunque todavía me faltan unos añitos para los 50... poquitos... Madre mía!
Me encanta tu estilo narrativo!
Besos!
Gaby*
Había oído hablar de la invisibilidad de la mujer cuando llega a cierta edad, y este cuento de terror pone el dedo en la llaga en un miedo que yo no creo exclusivo de mujeres. Muy bien contado.
Un abrazo.
Menos mal... porque el relato me había planteado mucha curiosidad, y me preguntaba con qué mano estarías escribiendo, si con la sólida o con la etérea. Me ha gustado.
Besos y gracias por venir a La Plaza...
Charo, felicidades aunque todavía no sea tu cumpleaños. Que nos lo hayamos creído dice mucho de lo bien que lo has expuesto, jaja. Mi enhorabuena. Te quedó chula esta invisibilidad ficticia.
Un abrazo.
Wooommm !!!
que relato, me has dejado con una sensación extraña con un tanto de tristeza, pues me has hecho pensar en mi gran amigo, con un dejo de nostalgia y tristeza pero a la vez de mucha melancolía, alegría y de compartir muy bellos momentos junto a el, espero que no le suceda ese instante de invisibilidad como a muchos les ocurre, pues para mi el esta siempre muy presente y con la bendición y la alegría de aun estar junto a el
A mi me dejaste con la duda acerca de tu edad, eso a muchas mujeres les gusta hacerlo. La historia estuvo muy entretenida.....
Charo menos mal que yo ya cumpli esos años jejejeje y sigo aquí enterita por ahora. Buen relato, si señora.
Un abrazo.
Parece que la protagonista tuviera fecha de caducidad, lo cual resulta inquietante. Yo sé que la mía no es a los 50, pero ¿y si es a los 55?
Buen relato. Un beso y hasta mañana.
Pues el relato me ha gustado, si...
Un beso!
Mhh, eh.. ¿estás ahí? Bueno, yo lo dejo aquí escrito y si eso, yaaa túuu...
Hoy me han gustado los comentarios y me adhiero a ellos.
Vale, nos... ya te veré si eso o di que estás ahí.
¿Puede besarse a alguien así?
Pienso que comenzamos a hacernos invisibles cuando somos ignorados por los demás y eso, Charo, no depende tanto de la edad sino de la huella que hayamos ido dejando. Tu historia es inquietante y perfectamente narrada, como siempre.
Un fuerte abrazo.
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