Este maravilloso dibujo pertenece a GABY
El día ha sido agotador. Javier y Luis, sus
hijos gemelos de cuatro años acaban de dormirse. Su cuerpo le pide a gritos un
descanso que no se puede permitir. Su jornada de trabajo empieza ahora, cuando
la gente normal se prepara para dormir. ¿Normal? ¿Es que yo no soy normal?...se
pregunta mientras se maquilla frente al espejo. Pues claro que eres normal, se
responde al calzarse las botas de tacón de aguja que le llegan hasta medio
muslo. Sólo tienes un uniforme de trabajo diferente, se dice con la fusta de
cuero negro en la mano, y tus clientes son un poco especiales, pero pagan por
un servicio que tú sabes hacer muy bien, porque eres una profesional que
intenta sacar a sus hijos adelante como cualquier madre a la que ha abandonado
su marido, ¿o no?, se pregunta una y otra vez en el espejo mientras se coloca el corsé de látex y se
recoge el pelo en una cola de caballo bien tirante.
Unos golpes en la puerta de la casa la sacan
de su ensimismamiento. Su cliente ha llegado. Su noche como ama de BDSM acaba
de empezar.
22 comentarios:
Por lo menos no deja a sus hijos solos cuando ella trabaja! jajaja
Muy buen relato!
=)
Buen relato y triste a la vez. La única salida de tu protagonista es perderse en las noches del BDSM. Una manera de sobrevivir al lado de sus hijos.
Saludos
En pocas palabras, has narrado una historia de vida, de tantas madres que busca un futuro para sus hijos.
Me gusto.
Gracias Charo por acompañarme:)
Un abrazo.
¿Y los niños en la casa??? Espero que el cliente no chille mucho :))
Un beso y tu cafelito.
¿Y por que no? Incluso las mujeres que se dedican a eso, pueden tener un lado sensible y maternal.
Y no sé si es sólo sobrevivencia, tal vez sea aquello para lo que tiene condición.
Eso sí que es una triste noche.
Lo que no me gustaría es estar en la piel de su cliente.
Dicha la bobada, el relato tiene su miga, ya que podemos admitir como normales muchos comportamientos, pero este es muy extremo, parece difícil que un ama sea capaz de llevar una doble vida, no sé, como que creo que ese trabajo debe imprimir carácter.
Un tema que podría ser para una novela.
Besos.
Buen relato Charo, hay tantas historias como éstas, y no somos quien para juzgar a estas mujeres, al final de cuentas, es un trabajo.
Muy bien narrado y con estilo personal. Al principio parece un relato gracioso, pero tiene un trasfondo duro, triste y mísero. Me gusta leerte.
Saludos.
Dice mi amiga Tracy, en su comentario, que esa si que es una triste noche: Será para el cliente. Para ella es una noche laboral cualquiera.
Triste y bien ordenado relato.
Un abrazo.
Bueno, mejor en casa que fuera.
Un abrazo
Es un trabajo, como tantos otros, después de todo a veces es lo único que queda para poder darle de comer a los hijos.
Muy buen relato, un beso.
Si la vida aprieta hay que ponerse las pilas y si no hay marcas para elegir, una madre se pone las que tiene a mano.
Dices mucho e pocas líneas y ello me gusta.
Cada cual afronta la vida como puede, si responsabilidades hay de por medio, no siempre es fácil elegir, y aún así, la elección es de cada cual. No me quedan dudas que hay prácticas para todos los gustos (y disgustos), y siempre habrá por lógica quienes las lleven a cabo. Donde hay demanda... Para ella solo será una noche más -aunque su mente la autocuestione cada tanto.
Muy bien narrado Charo, y además pones en tapete un tema que últimamente está teniendo bastante difusión y trae su tela.
Besos!
Gaby*
Otro aspecto de la noche en la que una mujer intenta ganarse la vida con esa manera diferente a la que tuvo que acudir porque o no tenía otra elección o bien era su propia elección ¿quién sabe? Un besote
resulta que el cliente era yo...
y sí, los servicios fueron geniales...
incluso pagué el doble...
muy bueno...
medio beso.
Por los hijos, cualquier cosa, incluso aquellas que pueden desagradarnos profundamente. No creo que estuviera tu protagonista perdida en la noche, no. Sabía perfectamente donde estaba, como estaba y cual era su obligación de madre, la primera de sus obligaciones.
Un fuerte abrazo.
Un triste real relato bien dicho amiga Charo
Real como la vida misma, y penoso asistir obligada cada noche a un trabajo que no gusta, y que evidentemente no enriquece ni estimula. A esas altura esa "dama" ya le sale de memoria, y como se suele decir... Es cuestión de tiempo.
Duro por ella y por los niños.
Besos
¿Que trabajo es indigno si permite sobrevivir a tu familia y no hace mal a otro? Solo las sociedades de personas hipócritas juzgan y condenan a heroínas como la protagonista de tu relato y ensalzan a los ladrones de chaqueta y corbata que MATAN a sus congéneres.
Muy buen relato, duro y reivindicativo, pero hermoso en su trasfondo.
Un abrazo
Un texto amargo que nos lleva por derroteros tan reales, como que acá nomás se puede dar esta misma noche....
besos (resolviste las dudas? ;)
Una dura y cruel realidad muy bien relatada.
Besos Charo
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