TÍTULO:
TRECE ROSAS NEGRAS
AUTOR:
JOSÉ ANTONIO LÓPEZ RASTOLL
EDITORIAL:
TRES COLUMNAS
AÑO
DE PUBLICACIÓN: 2018
GÉNERO:
RELATOS
SOBRE EL AUTOR
José Antonio López Rastoll es licenciado en Filología Hispánica y
profesor de academia. Ha publicado dos libros de relatos y uno de
microrrelatos: El mirador (2009), Vareando nubes (2012) y Pelusillas en el ombligo (2015). El mirador es el nombre de su blog, un marco
donde estar en contacto con el lector, ofrecer las últimas creaciones y
fomentar la crítica literaria constructiva.
OPINIÓN PERSONAL
Desconozco donde está hecha la foto de
la portada de Trece Rosas Negras, pero desde luego yo diría que es una estatua
de la tumba de un cementerio. El hecho de que esté en blanco y negro y de que las manchas parezcan de sangre me
reafirma esa impresión. El colmo es que en el título aparezca el número trece y
el color negro. Todo esto, unido a que sé que a José Antonio le gusta el terror
y a que ya conocía uno de los relatos que aparecen y que me pareció bastante
inquietante, me hacían estar convencida de que se trataba de un libro de
relatos de terror. No es así, aunque haya algunos. "Besos lúgubres" es uno de ellos.
Finalista de un prestigioso premio (Madrid Sky de Cuento Corto) destaca por su
perfecta recreación de una atmósfera
macabra y opresiva.
Otro de los que a mí me parecen terroríficos, y puede que sea una
cuestión de sensibilidad personal, es el titulado “Carantoñas” y que
casualmente el autor me ha dedicado (me ha hecho mucha ilusión). Creo que lo que hace a este cuento tan
especial es que está tratado desde la perspectiva de un niño y de lo que a
él, como a mí, y al chaval de “La
escapada “nos produce tanto miedo,
porque yo creo que el verdadero terror
no está en los monstruos del exterior sino en el interior de cada uno de
nosotros.
Aparte de los dos mencionados, puede haber elementos amenazadores,
oníricos o fantásticos en muchos otros, pero casi todos tomando como referencia
la cruda realidad y sobre todo el tema de la incomunicación en la época de la
conexión total, lo cual no deja de resultar
una paradoja. Entre mis favoritos que tratan este tema se encuentra
“Falta de riego” que tiene como
protagonistas a dos jubilados con ganas de hablar, no solo entre ellos mismos, sino con la gente en general lo que les
hace dedicar su tiempo libre a ir de casa en casa ofreciendo su charla. En
“¿Por qué no?” resulta irónico, gracioso y contradictorio que el protagonista
se pregunte a sí mismo: “A lo mejor no lo hace a mala fe ni con intención de
nada. Solo se le ha ocurrido romper el hielo. Pero hay formas más sutiles de
iniciar una conversación. Sonreír no es una de ellas.”
También nos habla del amor y la ternura, tan necesarios siempre y a
veces tan escasos. En “Hotel Sur” el amor comienza al final de un delirante
viaje en el que no todos llegan al final y en “Azul” es un encuentro fortuito
lo que provoca la nostalgia de un amor
de juventud.
Leer a José Antonio no es fácil. Puede parecer que sí porque la lectura
se hace ligera y amena lo cual te provoca encadenar un relato con otro y leerte
el libro de una sentada. Sin embargo, si no lees con atención te perderás
bastantes detalles y muchas interpretaciones, porque no es amigo José Antonio de explicar las
cosas, sino de dejar que el lector piense y saque sus propias conclusiones. En
estos relatos no hay palabras superfluas ni circunloquios, no hay florituras ni
divagaciones, si está, en cambio, la
maestría para utilizar la palabra adecuada, la puntuación precisa y la
imaginación para crear historias diferentes, con multitud de matices que te
harán reflexionar sobre la vida provocando una sonrisa, porque el humor y la
ironía también están muy presentes.
No conozco personalmente a José Antonio, sin embargo sé algunas cosas de
él a través de sus publicaciones y creo haberlo visto pasear por algunas calles
de Alicante y frecuentar ambientes docentes o literarios en algunos de sus relatos y eso me gusta, me
hace sentir que lo conozco un poquito más... ¿o no?
Creo que nunca lo sabré.