miércoles, 26 de noviembre de 2014

ESTE JUEVES...CUMPLEAÑOS



   Este jueves, aprovechando que el blog del anfitrión cumple siete años, nos invita a celebrarlo con una historia de cumpleaños. Si acudes a su casa LA PLAZA DEL DIAMANTE te encontrarás con muchos amigos que le han llevado su regalo.!FELICIDADES ALFREDO!, aquí está mi regalo, espero que te guste.

   Hace tiempo que empecé a notar algo extraño. A veces, en ese espacio intermedio entre la vigilia y el sueño, sentía un hormigueo que empezaba en  los dedos de las manos recorriéndome por entero hasta el dedo gordo del pie, y una sensación de levedad, de no existir, se apoderaba de mi cuerpo hasta que con un golpe brusco volvía de nuevo a sentirme densa, como si una mano  tirara de mi otro yo para que no abandonara la jaula corporal. Otras veces era cuando me miraba al espejo por las mañanas y de repente una parte de mi cara dejaba de reflejarse por un breve instante, hasta que cerraba y abría los ojos rápidamente y todo volvía a estar en su sitio.
   El otro día, me pasó cuando estaba con mi hermana pequeña comiendo en un restaurante. Quise pagar la cuenta mientras ella estaba en el lavabo pero por más que levantaba la mano una y otra vez para llamar al camarero, éste parecía traspasarme con la mirada, como si yo no estuviera sentada en aquella mesa. Cuando mi hermana volvió, hizo un leve gesto y el camarero  acudió enseguida. Estás muy pálida, comentó, pareces a punto de desintegrarte. Debe de ser la menopausia, que me anda rondando, ya sabes…y las dos comenzamos a reírnos.

   Ahora, cuando hace diez minutos que estamos en  el 1 de noviembre, día en que cumplo 50 años, sé que la transformación  ha comenzado y que es irreversible. Empiezo a ver a través de mis manos que poco a poco van volviéndose cada vez más difuminadas hasta llegar a desaparecer. La invisibilidad avanza por los brazos y lo devora todo en un proceso lento pero imparable. No tengo miedo, ya había oído hablar de esta alteración, aunque nunca pensé que fuera tan literal. 

Nota: Agradezco a los que me felicitan con retraso pero he de explicar que no ha sido mi cumpleaños todavía y que el relato es totalmente ficticio (de momento ja ja ).




                                 Gracias por tu regalo Alfredo!

jueves, 6 de noviembre de 2014

ESTE JUEVES...EL A B C DE LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA



                                                                     EL SEÑOR F.

      Como cada mañana de sábado, el señor F. sale a pasear con Bowie, su dálmata de cuatro años. Son las nueve en punto de la mañana. Bowie menea la cola excitado mientras esperan el ascensor. Cuando entran, un olor rancio, como a bolas de naftalina de las que su abuela ponía en los armarios para ahuyentar a las polillas, impregna el ambiente. Bowie olisquea frenético la esquina derecha de donde surge una pequeña nube de vapor que se va agrandando por momentos. Un fuerte tirón hace soltar la correa al señor F. que observa atónito cómo  su perro es engullido por la húmeda blancura. Apenas consigue reaccionar, se da cuenta de que ya deberían haber llegado a la planta baja y sin embargo el ascensor no ha parado. Inquieto, aprieta una y otra vez el botón de parada sin que se produzca el efecto deseado. Se agacha y mira a través de la nube que poco a poco se va haciendo más pequeña. Instintivamente, antes de que la nubecilla desaparezca, empuja con los pies la esquina del ascensor que no opone ninguna resistencia. Nota cómo las piernas cuelgan al otro lado y siente miedo. Por un momento piensa en sacarlas y olvidarse del asunto, pero no puede dejar a Bowie a merced de lo que quiera que sea lo que se lo ha llevado. Con un ligero empuje, introduce el resto del cuerpo entre las paredes. Sus pies se apoyan en algo duro y respira aliviado. Al menos hay suelo, piensa. Aparece en una especie de jardín en el que no hay flores de colores porque todo es en blanco y negro, sin embargo hay muchos olores: olor a tierra, a pino, a madera, a sudor, a la lluvia que caerá en breves momentos, a una hembra en celo...son tantos que su nariz no está preparada para recibirlos y siente un ligero mareo pero ni siquiera se tambalea porque se da cuenta estupefacto de que está a cuatro patas. Escucha su nombre una y otra vez en una voz que le resulta extraña: ¡Félix, Félix! ¿Dónde estás? ¡Félix, Félix!

   Quiere contestar, pero solo un ladrido sale de su garganta.




                               
                                        Gracias por tu regalo Yessy!

Más historias sobre la Dimensión Desconocida en el blog de Jessy Kan MANIFIESTO DE AMOR