martes, 27 de agosto de 2013
ESTE JUEVES...IMAGINEMOS EN NOMBRE DEL AMOR
OFF
Poco a poco, con una infinita ternura, fue arrancando los pelitos que sobraban para delinear bien las cejas; aplicó una ligera capa de maquillaje en la cara en otro tiempo tersa, su sombra preferida sobre sus párpados hundidos y un toque de color en sus pálidas mejillas; pinceladas de rojo en sus labios y uñas completaron un trabajo minucioso y perfecto sobre un cuerpo inmóvil rodeado de cables y tubos de plástico.
Mientras gruesos lagrimones resbalaban por sus mejillas, recordó a su madre siempre guapa a pesar de los años, siempre maquillada ¡era tan coqueta! No le importaban las consecuencias, no permitiría que siguiera sufriendo inútilmente.
Posó un beso en su frente y cogiendo su mano entre la suya desconectó el respirador y todos los aparatos que la mantenían con vida. Su madre abrió los ojos y con una mirada de agradecimiento la obsequió con una sonrisa.
Más relatos en el blog MATICES EN LA VIDA
miércoles, 21 de agosto de 2013
ESTE JUEVES...EL ANIVERSARIO
Asunto liquidado. El mensaje apareció en
el móvil de la mujer a las 14.05 del día 13 de Marzo del 2013, procedente de un
número desconocido. La mujer pulsó la tecla de eliminar mensaje, cerró el libro
que estaba leyendo en voz alta, se acercó a la cama y abrazó al muchacho
tumbado con los ojos cerrados que no
hizo ni el más mínimo movimiento. La mujer experimentó un sentimiento parecido
a la paz.
Lo hubiera hecho ella misma si no le hubiera quedado ni un resquicio de
esperanza de que su hijo despertara, pero no podía arriesgarse a ir a la cárcel
y abandonarlo. Hacía cuatro años a esta misma hora, un conductor borracho había
atropellado a su hijo cuando salía del colegio. Tenía trece años y toda una
vida por delante pero ahora permanecía postrado en una cama de hospital sin
saber si algún día regresaría del lugar dondequiera que estuviese. Cuando el
hombre que lo atropelló salió en libertad tras haber cumplido trece meses de
los escasos tres años que su abogado había logrado conseguir, decidió hacerlo. Le
resultó más fácil de lo que había pensado contactar con un sicario de Europa
del este dispuesto a hacerlo por 5.000 euros.
Esa noche, por primera vez desde que ocurrió el accidente, durmió de un tirón y
sin pesadillas. La radio la despertó con la primera noticia del día:
“encuentran el cuerpo de un hombre con un disparo en la cabeza. La policía investiga…”
Más aniversarios en el blog de ALSON
martes, 6 de agosto de 2013
ESTE JUEVES....NOS VAMOS DE VIAJE
EL VIAJE DE L.E.L.O.
Después de la amarga experiencia de encontrarse a su mujer en la cama
con otro, L.E.L.O. (Luis Ernesto León Otero) optó por separarse de ella y
alquilar un piso en el centro de Móstoles. El piso estaba muy cerca de la
comisaría a la que había pedido el traslado y podría ir andando y ahorrarse el
transporte. Tenía una sola habitación, cocina americana, salón y un baño, pero
lo que más le gustaba era el inmenso armario empotrado de su habitación; era
tan grande que se podría considerar casi otra habitación pequeña.
Es la primera noche que
duerme en su casa. De madrugada se
despierta sintiendo un impulso irrefrenable
de entrar en el armario. Una vez dentro observa al fondo una pequeña puertecita en la que no
había reparado cuando realizó la primera
inspección. Vestido con su pijama de rayas azules abre la puerta y sube unas escaleras tan estrechas
que casi tiene que ponerse de lado. Al final de las escaleras percibe una luz
grisácea y plomiza. Sale al exterior y
una fina llovizna empieza a caerle encima. Nota algo pesado en la cabeza que al
tocarse resulta ser un casco alto y redondeado, lleva también un chubasquero
verde fosforito con bandas reflectantes que lo protege de la lluvia. Frente a
él, como si lo conociera de toda la vida, se encuentra un policía inglés (un bobby) que
lo saluda amigablemente. Se da cuenta, sorprendido, de que le está hablando en
inglés y que él le contesta en el mismo idioma, a pesar de que toda su vida ha
estudiado francés. Asombrado, observa a su alrededor. Hay una pequeña zona
ajardinada y al fondo un edificio que ha
visto multitud de veces en las noticias de la tele, el Parlamento Británico con
la gran torre del Big Ben al lado. Una marea humana se cruza en ambas
direcciones delante de la puerta enrejada. Algunos quieren hacerse fotos con
ellos para llevarse de recuerdo a su país. Si tuviera una cámara, también se
haría una foto pues él nunca ha estado en Londres, que es sin duda el lugar
donde se encuentra. Haría fotos a los numerosos autobuses de dos pisos y taxis decorados con diferentes colores que
se mezclan con las motos y las bicicletas en el tráfico caótico en una de las
zonas más transitadas de la ciudad. También le haría fotos a la hermosa
catedral que tiene enfrente y que según le acaba de decir a un turista que le
ha preguntado es la catedral de Westminster.
Tras varias horas de moverse bajo la lluvia de un lado a otro delante de
la puerta enrejada, otros dos bobbies vienen a hacerle el relevo. L.E.L.O. pasa
a la garita para firmar el cambio de guardia cuando ve las escaleras que
descienden. Sin mirar atrás las baja corriendo hasta llegar a la puerta de su
armario empotrado, que cruza a una velocidad de vértigo. Sale del armario y se
mira en el espejo. Está vestido con su pijama de rayas azules que está
completamente empapado. Mira el reloj, le quedan dos horas para empezar su
turno en la comisaría. Se cambia de pijama y se mete en la cama hasta que suene
el despertador.
Más viajes en THE DAILY PLANET´S
jueves, 1 de agosto de 2013
ESTE JUEVES....LA LUNA
Me despierto en medio de la noche y abro los ojos. Estoy en mi cama.
Miro hacia la ventana abierta, la persiana está subida hasta arriba. Hace mucho
calor, la sábana está mojada a mí alrededor. Poco a poco, una enorme luna llena
empieza a aparecer por una esquina de la ventana. Estoy paralizado, no puedo
mover ni un solo músculo pero soy
plenamente consciente de lo que estoy viendo. El gran disco
resplandeciente ha ocupado todo el espacio de la ventana. La claridad inunda la
habitación como si fuera de día. Mi mente me dice que lo que veo es imposible,
pero mis ojos dicen lo contrario. Las manchas forman una cara siniestra,
espeluznante. Por instinto cierro los ojos y me obligo a mantenerlos cerrados
durante treinta segundos. Mi corazón se acelera e intenta salirse de mi pecho,
lo oigo retumbar en mis oídos. Abro los
ojos de nuevo. La luna se ha alejado de mi ventana, a millones de kilómetros de
mí. El sudor de mi cuerpo se ha enfriado y ahora tiemblo visiblemente, los
dientes me castañetean. Ya puedo moverme. Todavía con el corazón desbocado me
levanto y bajo la persiana hasta no dejar ni un solo resquicio por donde pueda
pasar la luz. Tambaleante, voy al cuarto de baño, abro el armarito de las
medicinas y me tomo un tranquilizante. Me miro en el espejo, estoy pálido como
un cadáver. Mi cara se redondea y empieza a hincharse como un globo,
despendiendo un brillo lechoso. Cierro los ojos y los aprieto fuerte hasta que
me duelen. A duras penas consigo retener las náuseas sin vomitar. Mis piernas se doblan y me sujeto al lavabo para no caerme. Mis manos
se agarrotan, siento la piel de los nudillos tensa, a punto de estallar. Cuando
abro los ojos mi cara ha vuelto a su estado normal, de rasgos angulosos. Poco a
poco mi respiración se aplaca y mis músculos de destensan. Me siento en la taza
del váter e intento relajarme.
Es la tercera vez que sufro este tipo de episodio delirante desde que
volví de mi viaje de Japón. Las tres veces había luna llena. Algo hace clic en
mi cabeza y me vienen imágenes del extraño ritual al que fui invitado por el
embajador para degustar el “fugu”, un bocado tan exquisito como peligroso,
preparado con el Mola Mola, conocido también como Pez luna.
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