jueves, 30 de octubre de 2014

HALLOBLOGWEEN 2014



 Como cada año llegadas estas fechas, Teresa Cameselle nos convoca a participar en su blog con un relato de "terror-pavor". Si queréis  disfrutar pasando miedo de verdad con todas las colaboraciones pinchad AQUÍ
   Yo participo con este relato titulado LOS CHICOS DEL MAÍZ como homenaje a mi admirado Stephen King.


       Hay un niño sentado en una gran piedra situada a la entrada del sendero que lleva a la casa. Lleva un traje negro con camisa blanca que resulta anacrónico. Es un niño muy guapo, de piel blanquísima y pelo negro. Me extraña verlo allí porque según la agencia, la casa está sola en varios kilómetros a la redonda, por eso mismo la escogí para terminar mi novela. No veo ningún coche alrededor. A la derecha y a la izquierda del sendero se extienden grandes campos de maíz que se mecen al compás del ligero viento. Detengo el coche a la altura del chiquillo que no tendrá más de siete años. Le pregunto que si está solo y necesita ayuda a lo que responde, con una sonrisa enigmática y clavando sus profundos ojos azules en mí, que está esperando a sus hermanos. Desconcertada por su mirada, continúo hasta la casa, aparco y voy sacando el equipaje y las provisiones para un mes.
      Al cabo de un rato, mi pensamiento vuelve al niño y miro por la ventana para ver si continúa sentado en la piedra. Respiro aliviada cuando veo que ya no está. Unos minutos después llaman a la puerta. Es él. ¿Me invitas a pasar a tu casa?, me dice. Asiento con la cabeza y cruza el umbral muy despacio, como si fuera un ritual. ¿Me das un vaso de agua? Voy a buscarlo a la cocina y cuando vuelvo el niño ha desaparecido. Un escalofrío recorre mi cuerpo, la temperatura ha descendido bruscamente y el vaho sale de mi boca con cada exhalación. Salgo al calor externo y rodeo la casa. El niño no está. El sol se está ocultando por el horizonte, la suave brisa se ha transformado en un viento desagradable, fuerte y frío.
        Estoy agotada, me preparo una sopa caliente y me voy a dormir. Caigo en un sueño profundo  al instante. Me despierto sin motivo aparente y miro a la ventana. La cara de una niña rubia se pega al cristal y sus manos lo arañan produciendo un agudo chirrido. Al momento otras caras angelicales con expresión hambrienta se suman a la primera. Sus caninos sobresalen de sus labios contraídos en una horrible mueca. La visión es espeluznante. Sus ojos miran algo que hay detrás de mí. Horrorizada vuelvo la cabeza hacia atrás y allí está él, con su traje negro y una expresión triunfante.

         ¡Entrad hermanos, y demos gracias a nuestra anfitriona por el alimento que nos va a ofrecer!

          
    Por si alguien se queda con ganas de más, dejo el enlace al blog Letra Digital  Uruguay de nuestro amigo Luis Bernardo Rodríguez que en Octubre ha estado  dedicado al terror y donde yo he participado con un relato titulado MISTERIOS DOLOROSOS


martes, 21 de octubre de 2014

ADIÓS PRINCESA




Te levantas sin que suene el despertador. Has tenido una noche agitada. Tus sueños han estado plagados de grandes masas de agua en movimiento que se desplazaban arrasando con todo lo que encontraban a su paso: coches, camiones, casas, árboles...un agua de color marrón que se tornaba rojiza en algunos momentos. Tú estabas en un sitio elevado, seguro, grabándolo todo y disfrutando del poder de la naturaleza desatada.
   Estás inquieto, deseas que llegue el momento cuanto antes. No puedes dejar de pensar en ella. Debes prepararte para ese momento, todo debe salir a la perfección, no podrías perdonarte ningún fallo. Desayunas. Haces tus ejercicios de musculación. Tienes que mantener tu cuerpo perfecto, sin un gramo de grasa, todo músculo. Haces tres series de quince de cada ejercicio: bíceps, tríceps, hombros, pectorales...te miras en el espejo mientras lo haces. Te gusta tu cuerpo, a las mujeres también les gusta. Notas sus miradas de admiración cuando te ven con las camisetas ajustadas que sueles usar. A ella también le gustarás, seguro. Piensas en ella, en sus grandes ojos negros, en su piel blanca, tan diferente de la tuya, en su pelo negro. Una erección pugna por llegar al culmen, intentas rebajarla, haces ejercicios de respiración, quieres reservarte para después, para cuando llegue el momento deseado. Te metes en la ducha. El agua helada cae sobre tu cabeza y sobre tu miembro erecto. Poco a poco vuelve a su posición de reposo. Te enjabonas y cortas el agua de la ducha. Despacio, deleitándote en el proceso, deslizas la maquinilla de afeitar por todo tu cuerpo excepto por tu cabeza. No soportas el vello corporal, es sucio. Vuelves a dar el agua de la ducha y observas cómo la espuma desaparece por el desagüe. Cuando acabas te embadurnas con aceite Johnsons, contemplas cómo  resbalan las gotitas por tu piel morena antes de absorberlas con la toalla. Imaginas el contraste de tu piel con la suya, blanco y marrón, como la nocilla que te daba tu madre para merendar cuando eras niño. A ti te gustaba poner en el pan un trozo blanco, en el otro lado un trozo marrón, y en el centro lo mezclabas todo. Te parece una bonita alegoría de lo que vas a hacer con ella. ¡Es tan hermoso! La emoción te embarga. ¿Qué estará haciendo en este momento? ¿En qué pensará? No sabe que vas a ir a buscarla, es una sorpresa. Cuando te vea se pondrá un poco nerviosa, es la primera vez, pero tú la ayudarás a relajarse y luego todo será perfecto, tal y como lo has imaginado y como ha sucedido otras veces. Te vistes despacio, pantalón negro y camiseta blanca. Te pones gomina en el pelo pero no te perfumas, no te gusta esconder el olor corporal. Miras el reloj, tienes que cruzar toda la ciudad pero tienes tiempo de sobra. Te gusta hacer las cosas despacio, disfrutarlas, regodearte, deleitarte.
   En el coche vas escuchando la radio mientras recorres la avenida de La Constitución, no hay pistas sobre el pederasta de ciudad lineal, el miedo se está apoderando de la población del barrio, la policía dobla sus efectivos dedicados al caso...y bla ,bla bla. Llegas a tu destino, aparcas a unos cien metros de la puerta de acceso. Te colocas las gafas de sol y te sientas en un banco a esperar que llegue la hora. Faltan cinco minutos para que salga. Se te hacen eternos. Una sirena empieza a sonar y se oyen las voces de los niños que salen en tropel.  Las mamás y los papás recogen a sus retoños. Ella siempre sale de las últimas, sola, y espera a que venga su madre a recogerla un poquito más tarde. Hoy la recogerás tú. Le dirás que su madre ha tenido un accidente, que eres policía y que la llevarás al hospital. Le enseñaras la placa falsa y le sonreirás, con eso bastará.
   Ya la ves, se ha quitado el suéter verde y se ha quedado con el polo blanco. La falda tableada azul marino deja ver sus rodillas llenas de postillas. Lleva un calcetín subido y otro bajado. Es una delicia.
   Una mano cae sobre tu hombro cuando te vas a levantar. Te sobresaltas y vuelves la cabeza con rapidez. Al principio no reconoces a la persona que tienes delante y que ríe estrepitosamente ¡Coño, Márquez! ¿Qué haces tú por aquí, tan lejos de tu barrio? ¡Qué casualidad! ¿Cuánto hacía que no nos veíamos, diez, doce años? ¡Joder, qué casualidad! ¡Venga, vamos a tomar una caña! ¡Yo tampoco suelo venir nunca por aquí! Y sigue hablando sin dejarte apenas meter baza, como cuando érais pequeños, siempre con su verborrea absorbente. Le sonríes y le palmeas la espalda mientras con el rabillo del ojo ves a tu princesa, a tu muñequita de porcelana allí sola, esperando, y le dices adiós para siempre, porque la próxima vez tendrás que cambiar de zona.


jueves, 9 de octubre de 2014

ESTE JUEVES...ENCRUCIJADA



   Hola amor, sé que no debo presionarte pero la angustia me consume esperando tu respuesta. Cuento los días que nos quedan hasta que podamos estar juntos, porque sé que si me quieres tanto como yo a ti, no dejarás pasar esta oportunidad. Ya tengo los billetes, Madrid –Caracas para el día 21 a las 19,00 horas. Te quiero, y doy gracias a la vida por haberte encontrado de nuevo después de tantos años. Repaso en mi cabeza los momentos que hemos pasado este verano y eso me da esperanzas para pensar que vendrás conmigo, que viviremos juntos y felices el resto de nuestras vidas. Sé que dejar a tu hijo es muy duro para ti, pero piensa que pronto él tendrá que empezar a vivir su vida y tú te quedarás sola con ese hombre que no te merece. Podréis veros a menudo, sabes que el dinero no es ningún problema. Nos veremos en el aeropuerto. Ven conmigo. No quiero perderte de nuevo.
   David acaba de leer el mensaje y la sorpresa, el miedo y el desconcierto se apoderan de él. Ha descubierto un secreto que no podrá desvelar o él mismo descubrirá su falta. ¿Quién es el tal Carlos que remite el mensaje dirigido a su madre hace unos días?
   Hoy es viernes, día 20. Su madre acaba de despedirse de él hace media hora. Iba al pueblo a ver a la abuela, que según ella estaba un poco pachucha.
- Hasta el domingo, había dicho abrazándolo fuerte.

-Vale mamá, que solo es hasta el domingo, había protestado él, deshaciéndose del abrazo, sin sospechar que tal vez fuera el último en mucho tiempo.


Podéis leer más relatos sobre encrucijadas en el blog de Pepe DESGRANANDO MOMENTOS

miércoles, 1 de octubre de 2014

ESTE JUEVES...IDIOMAS




   Juan Carlos Celorio nos convoca este jueves en su blog ¿Y QUÉ TE CUENTO? para que hablemos de los idiomas, aquí va mi relato.

   Empezó en verano. A mí me habían cambiado al turno de tarde sustituyendo a una compañera de baja por maternidad. Cuando yo me iba él no había llegado todavía y cuando volvía ya estaba durmiendo porque madrugaba muchísimo. Los dos trabajábamos algunos sábados, aunque nunca eran los mismos. Nos comunicábamos a través de pos-it en la nevera, los míos de color rosa y los suyos naranja:
"Te he dejado pollo en la nevera”. Te quiero.
"Cómprame espuma de afeitar". Yo también.
   Un domingo de cada tres yo iba a comer a casa de mi madre y él a casa de la suya pero casi nunca era el mismo pues él tenía que coincidir con su hermana que trabajaba a turnos. Los sábados por la noche cada uno salía con sus amigos por separado, no conviene mezclar, decíamos.
    Cuando mi compañera se reincorporó a su puesto, no quise volver a mi antiguo turno y le dije a él que la habían despedido.
    El primer domingo, después de muchos, que coincidimos a la hora del desayuno, unos extraños sonidos guturales escaparon de mi boca cuando dije: buenos días cariño. Él me miro con cara sorprendida. Carraspeé y lo intenté de nuevo: buenos días cariño, ¿qué tal has dormido?, es lo que pensaba decir, pero otra vez sonidos ininteligibles, posiciones extrañas de la lengua, aspiraciones, movimientos de labios diferentes...
-¿Qué dices, me estás vacilando?

   Pero no le estaba vacilando, fui el primer caso de xenoglosia espontánea documentado en España. Estaba hablando en arameo, pero puedo hablar también en acadio, gótico, nórdico antiguo, egipcio....aunque...es curioso que solo sea capaz de hacerlo cuando una relación está llegando a su fin.