Esta semana nos convoca Dorotea en su blog LAZOS Y RAÍCES y nos invita a que hablemos sobre zapatos. Si queréis leer todos los relatos solo tenéis que pinchar en el enlace.
El
último vistazo en el espejo antes de salir le devolvió una imagen atractiva y
sensual. Se había maquillado con esmero y alisado su larga melena castaña. El pantalón
negro se adaptaba a sus piernas
estilizadas y el escote del top insinuaba ligeramente el comienzo de sus
pechos. Aunque ahora llevaba deportivas para caminar más cómoda, se pondría los
zapatos en la sala. Le habían costado tres meses de recortar todas sus salidas,
pero había merecido la pena. Eran unos zapatos Reina, los mejores para bailar.
Por un momento le pareció escuchar su voz a su espalda, diciéndole que así no iba a salir de casa,
como si fuera una puta, pero recordó que
ya no tenía ningún poder sobre ella, que ya nunca más le diría lo que podía o
no podía ponerse para salir a la calle. Ahora había empezado una nueva vida y con ella
una nueva pasión, el baile. Solo podía ir dos días a la academia, cuando su
madre podía quedarse con la niña, y tenía que desplazarse en tren, pero merecía la pena. Era su momento
especial, para ella sola a pesar de estar rodeada de otros bailarines Cuando
bailaba se olvidaba de todo, solo se preocupaba de mirar a los ojos de su
pareja en ese momento y de dejarse llevar por él y por el ritmo caliente de la salsa o por la
sensualidad de la kizomba.
Hoy estrenaría los zapatos. Eran de satén negro,
decorados con brillantes blancos,
abiertos en la puntera, con tiras que se
podían cruzar de varias formas en el tobillo y con un tacón de seis centímetros.
Se los había puesto en casa para que se
fueran adaptando a su pie.
Tan ensimismada iba en sus pensamientos que
no se dio cuenta de que su exmarido la seguía hasta que sintió un doloroso
golpe en el costado y algo que rasgaba su carne una y otra vez. Se dio la
vuelta e intentó defenderse, pero cayó al suelo mientras la sangre manaba de
sus heridas. No soltó la bolsa con los zapatos en ningún momento, ni siquiera
cuando su corazón dejó de latir.
19 comentarios:
Que visión nos has dejado , me he quedado pegada pues en realidad es por desgracia algo que podría ser real ..esos zapatos que tanto le costo fue un paso a su muerte ..sin duda por el desgraciado de ese energúmeno ..
Final dramático por desgracia .
Un abrazo Charo un buen relato .
Algo que se repite por desgracia casi cada día ¿Cuando podremos libranos de esa lacra? Un regalo extremecedor por lo que tiene de realidad y de actualidad. Besos.
Por desgracia es una historia que se nos hace muy creible con todos los asesinatos que estan disparando las cifras de los crímenes por violencia de género.
Un abrazo
Duro y lamentablemente actual este relato tan bien armado como acostumbras, Charo. Un abrazo
Es ficción, aunque por desgracia la realidad la supera con decenas de asesinatos machistas. No se puede ser más cobarde.
Bss.
No es real, pero como dices podría serlo. Estos días me ha conmocionado especialmente una noticia de este tipo y se me ocurrió escribir sobre eso.
Un beso Campirela!
Ójala llegara un día en que esto no fuera noticia porque no haya ningún caso, pero lo veo difícil.
Gracias Molí. un beso
Demasiado común, por desgracia.
Gracias Tracy, un beso
Gracias Mónica! Lamentablemente así es, muy actual.
Cierto, la realidad supera a veces la ficción.
Gracias Mar.
Un beso
Acechando por detrás... creo que nadie se esperaría un desenlace tan cruel. Gracias, Charo, por esta participación tan sentida. Un abrazo
Parecía que ella se había escapado, que había encontrado una pasión que la hacía feliz, que incluso podría convertirse en la pasión de alguien. Pero también el odio, la violencia, es una pasión y fue eso lo que la alcanzó. Siendo una ficción, se puede esperar que por lo menos haya justicia para esa mujer.
Bien contado.
Besos.
Muchos sentimientos gracias a tu texto! :)
Con cobardía, como suelen actuar estos maltratadores y asesinos.
Gracias a ti Dorotea.
Un beso
Muy cierto, Demiurgo, la pasión mal entendida genera odio y violencia.
Gracias, un beso
Gracias a ti por pasarte por mi blog y comentar.
Un saludo
Hola Charo.
Cada vez que leo o escucho una noticia de maltrato, de violencia hacia la mujer, me entra un sentimiento de impotencia y rabia. ¿Cuando aprenderemos que nadie merece morir, que nadie merece ser maltratado, que somos afortunadamente diferentes en sexo pero iguales en derechos y obligaciones.
Como siempre, un placer leerte.
Un fuerte abrazo.
Caramba Charo, que historia mas triste, aunque todas las historias de maltrato de género deben de serlo, sobretodo si acaban como la chica de tu relato. El mundo es muy injusto, querida amiga. Me gusta leerte y ahora hacia tempo que no lo hacia. Genial. Estremecedor.
Saludos otoñales y besos abundantes
Como siempre, un relato muy bien hilado hasta su giro final. Parece leerse una amarga crítica de fondo: más amor propio y menos preocuparse de la moda.
Un abrazo.
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