martes, 31 de marzo de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA DIECISIETE)


   No sé sobre qué escribir hoy. 
  Anoche me desperté muchas veces oyendo llover. Sabía que en Madrid iba a nevar y pensé que tal vez aquí en Aranjuez también podría ser, pero si nevó en algún momento no llegó a cuajar porque el agua la derritió . Me había puesto el despertador a las 8 para que me diera tiempo a escuchar a Alsina, hacer deporte e ir a comprar a Mercadona. Ya no tengo kiwis,  ni pan, ni huevos, solo me quedan cuatro naranjas para hoy, dos para el zumo de Mario y dos para el mío  y ya solo me quedaría  una triste manzana para mañana, menos mal que no comemos demasiada fruta. El caso es que me desperté antes de que sonara el despertador, pero no me apetecía levantarme, no tenía ánimo, no me pasaba como otras veces que en cuanto me despierto me levanto. Seguía lloviendo afuera y entonces pensé que sería mejor no ir hoy al supermercado porque hacer cola fuera con el frío y la lluvia no me apetecía en absoluto. Empecé a pensar si podríamos sobrevivir otro día sin ir a comprar y decidí que sí, que mañana podíamos compartir la manzana para desayunar y también recordé que tengo pan blanco congelado, aunque a mí me guste más el integral. Cambié el menú que tenía preparado para hoy después de darle muchas vueltas y ya me convencí de que no necesitaba ir a comprar. Estamos acostumbrados a tener de todo, a que no nos falte nada de lo que consumimos habitualmente,  aunque tengamos otras cosas en la nevera. 
   Al final me desperté a las 8,30, preparé los zumos, me tomé el mío e hice la cama. Poco después se despertó Mario, hoy no me ha esperado para desayunar porque tenía mucha prisa por ponerse a estudiar, así que desayuné yo sola más tarde. Tampoco me apetecía hacer deporte, pero sé que si no lo hago me sentiría fatal después. Busqué, para probar, un programa de Movistar que me había comentado mi hijo, en el que dan clases de todo tipo, pero probé un episodio que era de baile tipo capoeira y la verdad es que no me gustó, así que lo dejé a la mitad y me puse en YouTube un vídeo de zumba que me encantó y me subió un poquito el ánimo.
 ¿Me pregunto cómo soy capaz de sentirme mal cuando estoy sana y mi familia también, tengo comida, casa , un trabajo del que no me pueden echar y un hijo con el que compartir mi aislamiento y al que puedo abrazar y besar sin temor, de momento, a contagiarme?

      El día ha estado triste, no ha parado de llover e incluso ha habido una tormenta con muchos truenos, pero no podemos caer en el desánimo, porque tarde o temprano escampará y el sol saldrá de nuevo.

6 comentarios:

José Antonio López Rastoll dijo...

Como mucha gente estos días, valoras lo que tienes. Eso no implica estar a tope en todo momento ni feliz como una perdiz.

Un abrazo.

Albada Dos dijo...

La lluvia nos pone un poquito melancólicos y tristones, pero cuando uno piensa en la suerte de tener cobijo, comida y afecto...con salud además, como que se pasa la tontuna.

Un abrazo y a seguir en casa, protegiendo a los vulnerables

Sylvia dijo...

Nos sentimos mal porque es una situación triste, por mucha suerte que tengamos o estemos viviendo, la situación no acompaña y la lluvia es lo que tiene...
mañana más y al super!
Bss

Charo dijo...

Claro, tienes razón, todos podemos tener nuestro momento de debilidad y de bajón, lo importante es superarlo cuanto antes.
Un beso

Charo dijo...

Pues sí, eso es justo lo que me pasó a mí...un momento de tontaina ja, ja.
Un beso y ánimo que lo vamos a conseguir!

Charo dijo...

Es verdad, la lluvia produce tristeza y melancolía en algunas personas y la situación es tremendamente triste para todos, pero tenemos que continuar sí o sí.
Un beso y ánimo!