lunes, 13 de abril de 2020

DIARIO DE UNA CUARENTENA (DÍA TREINTA)

    He estado tres días sin escribir, la verdad es que estaba enredada con el libro que estaba leyendo y no tenía ganas de escribir. El viernes estuve todo el día trabajando, me enteré de que las mascarillas de tela las hacían los internos del módulo tres, pero aparte de eso no pasó nada más digno de mención, un día tedioso y tristón tanto para los internos como para mí. Algunos internos  pasean por el interior del departamento, otros  hacen pesas en la celda americana que ahora no se usa, otros juegan al ajedrez , otros pasean por el patio cuando la lluvia lo permite y poco más. 
    Del sábado no recuerdo nada especial excepto que hice deporte por la mañana, vi una película de Netflix bastante entretenida (El canto del lobo), hice una clase de yoga en directo, leí y cené  hamburguesa otra vez con mi hijo. 
    Ayer  domingo por la mañana  hice un poco de deporte y me fui a donar sangre. Me habían mandado un mensaje de Cruz Roja expresamente para que fuera, sin embargo cuando llegué allí había mucha gente y como ya era tarde  no me dio tiempo, pero disfruté del paseo y me dio un poco el sol que llevaba tantos días sin sentir en mi piel. Aproveché también para comprar unas torrijas en “El Lazareno” que me pillaba de paso, y calmar así, a la hora del postre,  el ansia que me corroía desde que empezó la Semana Santa. La zona de la cafetería estaba cerrada y eché muchísimo de menos no poderme tomar el café más rico que hacen en Aranjuez y que antes de la pandemia me tomaba casi todos los días. Es un sitio delicioso no solo por los dulces y el café sino por el ambiente tranquilo, el personal superamable y la decoración.Por la tarde acabé el libro que estaba leyendo.
    Esta mañana me volvieron a poner el mensaje para recordarme que hoy estaban de nuevo en Aranjuez y que fuera a donar. La sangre sigue siendo necesaria porque sigue habiendo partos y operaciones que necesitan transfusiones. Empezaban a las 10:15, yo llegué a las 10:40 y ya había un montón de gente esperando. Hay que tener en cuenta que la donación se hace en un autobús y hay que respetar las medidas de seguridad anticontagio, así que el voluntario muy amable me dijo que podía volver por la tarde a las 17:00 para no tener que esperar tanta cola, pero pensé que por la tarde tal vez me pasara lo mismo así que me quedé. En el mensaje ponía expresamente que no se hacían las pruebas del coronavirus, pero aún así, en la cola escuché a un señor que parecía enfadado porque decía que él había ido por eso. El día estaba desapacible aunque afortunadamente había dejado de llover. Esperé una hora y media en la cola y la verdad es que me quedé helada, porque a pesar de que el sol salía a ratos, el último tramo de espera era totalmente a la sombra y hacía frío. Tengo que decir que hoy los voluntarios eran especialmente amables y simpáticos. La doctora que te hace las preguntas indiscretas, te toma la tensión y te mide el hierro era un encanto y las chicas que hacen la extracción también. Una de ellas, se quejaba, bromeando, de que se iba a quedar sin orejas porque las gafas de protección le apretaban mucho. Cuando acabó la extracción y me preguntaron qué quería beber, bromeando le dije que un café calentito, pero la chica me dijo que tenía que beber líquido para reponer, así que me tuve que beber otra botellita de agua fría  además de la que ya me había bebido en la cola. Mi sorpresa fue cuando el conductor me dijo que si el café lo quería con leche y azúcar y cuando me levanté y todo estaba bien, allí estaba mi cafecito con leche...qué rico me supo. Al disfrute del café se unió la satisfacción de haber contribuido a ayudar a alguien con mi sangre y del sol que volvió a lucir de camino a casa. Pequeños placeres.




7 comentarios:

Campirela_ dijo...

Solo decir que has hecho una gran obra es super importante donar sangre con un poquito de muchos se salvan vidas ..el resto como tu dices trabajo , casa y ocio al nivel del que cada uno guste ..Un abrazo ..

José Antonio López Rastoll dijo...

La vida te da regalos inesperados como ese café.

Un abrazo.

Albada Dos dijo...

Este confinamiento, doble, para los presos, también da momentos de placidez y de alegría, asi que a cuidarse, pero a disfrutar de los ratitos de lectura y placer

Un abrazo y por martes bonito

Charo dijo...

Gracias Campirela, todos debemos aportar lo que podamos en la medida de nuestras posibilidades.
Un beso

Charo dijo...

Sí, solo tenemos que valorarlos como se merecen .
Un beso

Charo dijo...

Gracias Albana, tenemos que sacarle a esta situación todos los momentos buenos que podamos para abstraernos un poco de la triste y dolorosa realidad que viven algunos.
Un beso

Tracy dijo...

Está claro que el confinamiento es el confinamiento caiga donde caiga.