domingo, 9 de marzo de 2014

UNA MASCOTA REZAGADA (COLABORACIÓN)

ROMEO

Por un error mío no he podido incluir esta colaboración de mi amigo JUANMA en la convocatoria juevera sobre mascotas, y como "lo prometido es deuda" aquí dejo su relato. No tiene blog propio así que le presto éste para vuestros comentarios.




   
ADOPCIÓN



La vida siempre me ha tratado bien.
Desde que fui adoptado con  dos meses, mi familia se ha preocupado de mi bienestar, dándome todo su cariño.
Estoy muy bien alimentado, hasta el extremo de que, debido a la falta de ejercicio, con los años he engordado un poquito.
Disfruto muchísimo viajando, observando la carretera desde el centro del asiento trasero, como si el coche lo condujera yo.
El viaje que más me gusta es el del verano, porque nos mudamos de casa todo un mes y así puedo hacer nuevas amistades. Además, como la distancia es muy larga, paramos en la carretera en algún lugar fresquito.
También me gusta mucho salir en familia a cualquier terraza de verano.
Al baño no consigo sacarle las delicias que, por la cara de satisfacción que ponen, debe obtener el resto de mi familia. En todo caso, cuando me toca me baño sin poner pegas.
Otra cosa que me encanta es tumbarme a la bartola delante de la tele, sobre todo si estoy acompañado de la pequeña, ya que le gusta ver los Simpson.
Dicen que tengo un carácter afable y educado, sin embargo he observado que con los años cada vez llevo peor tener que quedarme en casa solo.
Lo llevo tan mal como ir a casa de la familia en la montaña, un lugar algo fantasmal, que a pesar del nombre no está en la sierra, donde nunca hay nadie en la calle y la mitad de las casas están sin terminar; o sea que me aburro mucho.
Bueno a lo que iba, decía que lo llevo tan mal que me vuelvo agresivo con el que tengo más cerca de la puerta e intento impedir que salga. El tobillo es mi zona de ataque favorita.
Y es que no entiendo porqué no me pueden llevar a determinados sitios, como restaurantes, ciertas visitas a amigos o incluso a la Iglesia.
¡Pero si yo me tumbo en el suelo sin hacer ruido y no le doy la lata a nadie!
Por cierto, me llaman Romeo a pesar de que en mi vida me he comido una rosca.
 


                                                            Juan Martin Lanchazo

2 comentarios:

Charo dijo...

Qué bien vive Romeo Juanma! La verdad es que los perros se vuelven un miembro más de la familia y no me extraña que les cueste entender que no puedan ir a determinados sitios.
Muchas gracias por tu colaboración, siento no haber podido incluirlo con los demás relatos pero es que me llegó al correo no deseado y lo he visto esta noche.
Un beso

Juan Carlos Celorio dijo...

¡Caramba! Juanma de juevero, ¡qué bien!
Leída la historia de Romeo, me ha procupado el final. Hay que encontrarle una novia ya mismo.
Un abrazo, Juanma y una caricia a Romeo. Y un beso a Charo.