miércoles, 15 de mayo de 2013

ESTE JUEVES...LA FIEBRE DEL ORO





                                                  MÁS TRANQUILA
    Cuando abrió la puerta, la vieja gritó: ¿quién anda ahí? No le quedó más remedio que quitarse el gorro que llevaba puesto y metérselo en la boca para que no gritara. Esto no estaba planeado pero ya no podía volverse atrás. Le ató las manos y los pies con una cuerda que había metido en la mochila por si acaso. Encontró la lata de galletas de mantequilla pero solo había fotos, no estaban ni las medallas ni los pendientes ni las pulseras. Le sacó el gorro de la boca para preguntarle dónde estaba el oro pero la abuela no respondía, no respiraba, estaba muerta ¡me cago en sus muertos! ¿Cómo es posible? Seguro que ha sido un ataque al corazón ¡hostia puta! Revolvió todo el armario, vació los cajones de la cómoda, miró debajo de la cama, pero no había nada. Te digo que tiene un montón de cosas de oro, le había dicho Dani, mi madre quiere que las guarde en un banco pero ella no quiere, ya sabes, la gente de antes…Ahora el oro vale mucho tío, lo he visto en la tele, la crisis ha hecho que aumente muchísimo su valor…yo te haré una copia de la llave que tiene mi madre…está chupado tío, mi abuela duerme como un tronco por las pastillas que se toma, no se enterará de nada.
   Pero todo había salido mal, seguramente la vieja había olvidado tomarse las pastillas. Le quitó la cruz y las dos medallas que llevaba colgadas al cuello, pero los anillos no salían, ¡a saber cuánto hacía que los llevaba puestos! Sus manos estaban hinchadas y deformadas por la artritis. Primero probó con jabón pero el truco solo le sirvió con el anillo de la mano izquierda, la alianza de la mano derecha no salía de ninguna manera, estaba incrustada en la carne. Buscó en la cocina un cuchillo afilado. Está muerta, no se va a enterar de nada, ya estoy metido en la mierda hasta el fondo así que  qué más da ¡mecagoenlaputa! Cortó el dedo por la articulación,  lo envolvió con el gorro y se lo guardó en el bolsillo.
   Cuando Dani se levantó sus padres desayunaban en la cocina.
   -¿Sabes?, decía su madre, al final convencí a la abuela para guardar las joyas en el banco, ayer me das dio, hoy mismo las llevaré, así estaré más tranquila.

23 comentarios:

Dorotea dijo...

Escalofriante relato con sorpresa final... Un beso.

Natàlia Tàrraco dijo...

Un cúmulo de desastres llevados por la fiebre del oro, nada resulta previsible y destino o fortuna se burlan con una risa amarga.
Me has sacudido con este relato muy bien escrito, felicitaciones y un beso áureo verdadero.

Unknown dijo...

Que buena historia, engancha desde el principio. Te pone los pelos de punta pensar que es demasiado real y habitual. Besote

Leonor dijo...

Con lo que se quiere a los nietos y cómo pagan a veces...pobre vieja, que cruel es la vida.
El relato es magnífico, engancha desde las primeras palabras.

Un beso.

Sindel Avefénix dijo...

Tremenda historia Charo, terminé de leerla y me recorrió un escalofrío en todo el cuerpo. Cómo se puede ser tan frío, tan ambicioso, tan asesino? Creo que lo peor es que estás cosas suceden en la vida real como si nada.
Un beso enorme.

Mar dijo...

Hasta donde llega el afán por tener dinero? Hay delitos como este, que ni con 100 años de prisión se castigan.

Muy buena la historia.

Bss.

&& dijo...

Escalofriante. Y tal y como iba la historia hubiera jurado que el oro de la abuela eran sus preciadas fotos.

Un beso

Gaby* dijo...

Ufff! Lo que puede la ambición. La deja a una con los pelos de punta. Tanta frialdad, puede parecer cosa de cuentos, sin embargo bien sabemos que cosas así suceden. Al final, todo para nada.
Un gran relato!
Besos!
Gaby*

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Una historia truculenta que no se aleja demasiado de las que a diario vemos en los informativos de la tele. Terrible época vivimos, donde un anillo vale más que un dedo, un puñado de oro, se cotiza mejor que el amor de una abuelo...
Un abrazo

Tracy dijo...

Por favorrrrrrrrr, miedo da de leer esa historia.

Toni dijo...

Un caso parecido a los que vemos en los periódicos, tan a menudo. Muy bien dramatizado. Pone los pelos de punta.

Besos!

CARMEN ANDÚJAR dijo...

¡Madre mía hasta donde llega la ambición! Pobre abuela; pero estos casos se dan por desgracia.
Un abrazo

ibso dijo...

¡Hostia Puta! ¡Que bien llebao!
Deseperaditos estaban los chabales por vender las joyas.
Crudo, pero muy bien narrado.
Un abrazo.

GUSTAVO dijo...

me encanta, me encanta el final...inesperado hasta ...
por ello, mi enhorabuena...
medio beso.

Fabián Madrid dijo...

Dura historia, que puede suceder aunque a veces no lo sepamos. El final cambia el rumbo de la lectura. Un beso.

San dijo...

!Ten nietos para esto! dura historia, pero tan bien contada...
Un abrazo.

Juan Carlos Celorio dijo...

Glubs. Tremenda historia. Vaya par de animales descerebrados.
Me he acordado de un cuento de Alberto Moravia en que los ladrones, desesperados por no encontrar el oro que esperan, tratan de robar el diente de oro de su víctima y salen corriendo aterrorizados porque el muerto les ha mordido.
Besos.

Unknown dijo...

Enganchada hasta el final de la historia. Y luego dicen que los nietos son especiales para los abuelos...Yo no quiero nietos.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Un magnífico retrato de la iniquidad de la que es capaz el ser humano. Normalmente los abuelos y nietos se tienen afecto mutuo, pero las alimañas no conocen de afectos.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Muy bueno

miralunas dijo...

me lo he leìdo de un tiròn!
y aun estoy impresionada!
excelente!

saludos!

casss dijo...

Muy bien relatado, Charo, tan real como duro y cruel.
La crónica policial se alimenta todos los días de estos casos, donde ya no existe la piedad, el cariño, solo el maldito oro, seguro para hacer más miserable la vida y nada más.

Conmovedor.

Un fuerte abrazo.

rosa_desastre dijo...

Un ritmo en tu relato que va dejando sin aliento. Debe ser por la fiebre del oro que se borra cualquier esbozo de humanidad, de compasion y se juega con la vida como si nada.
Besos