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martes, 29 de octubre de 2013

ESTE JUEVES..HALLOBLOGWEEN 2013



  Otra vez está aquí, parada delante de mi cama en mitad de la noche, con su pijamita de Hello Kitty, su pelo rubio enmarañado, y su Dora Exploradora cogida de la mano. No se mueve, solo me mira con sus ojos vacíos y una expresión de desvalimiento en su preciosa cara surcada de cicatrices sangrantes. No estoy soñando, de eso estoy segura, porque si fuera un sueño no sentiría la frialdad de sus dedos cuando alarga una mano para tocarme, ni notaría el olor acre de la sangre en mis fosas nasales, ni sentiría la profunda nausea cuando los gusanos blancos recorren mi cuerpo y se introducen por mi nariz y mis labios entreabiertos. El grito se queda solo en mi mente pues nada puede salir de mi garganta. Mi cuerpo roto permanece inmóvil atado a una cama de hospital mientras recibo la visita de mi niñita desde dondequiera que esté. ¿Por qué lo hiciste mamá? ¿Por qué tuviste que coger el móvil?

Más historias de ultratumba en el blog de TERESA CAMESELLE

domingo, 27 de octubre de 2013

MASCARILLA AL HUEVO




   El despertador suena a las 7:00 de la mañana. Horacio  le da un manotazo y se da la vuelta en la cama. Hoy no voy a trabajar, piensa, y se vuelve a dormir.
   El sol entra a raudales por la ventana cuando se despierta de nuevo. Se despereza y permanece en la cama diez minutos más, quince, veinte. Por fin se levanta y se dirige al baño, el espejo le devuelve una imagen que no le gusta. Las ojeras le llegan a la mitad de la cara, una cara pálida y demacrada, con arrugas profundas. Parece un cadáver. En la ducha, deja que el agua corra sobre su cuerpo durante un rato que otros días no se puede permitir. Se toma un café solo con un cruasán y baja al garaje. Sale con el coche sin rumbo fijo pero se acuerda de la reserva natural que hay cerca de la ciudad que todavía no conoce y se dirige hacia allí. Aparca el coche a la entrada, aunque no hay demasiado espacio está vacío. Desde donde está se ve la laguna y un estrecho sendero que discurre entre los juncos y el carrizo. Hay algo a lo lejos que no distingue bien, el sol lo deslumbra y ha olvidado las gafas de sol. Comienza a caminar despacio, disfrutando del paseo. El zumbido de los insectos y el canto de los grillos es lo único que altera el silencio. Diversos olores que no sabe identificar le llegan a la nariz, olores a flores, a campo. Inspira profundamente y suelta el aire muy despacio. Está solo. La extraña construcción que veía a lo lejos se va acercando, ¿será una caseta para observar las aves? Tiene forma de huevo,  piensa. Desde luego no es normal, parece un huevo de codorniz gigantesco. La curiosidad le hace acelerar el paso y a medida que se acerca se convence más de que efectivamente es un huevo. Así debían  de ser  los huevos de dinosaurio, se dice. El huevo está situado en medio del camino, un poco hundido en la tierra, tendría que rodearlo para continuar pero la vegetación es espesa a su alrededor. Hay cardos más altos que él. Tal vez pueda moverlo. Se acerca a él, lo toca, tiene el mismo tacto que un huevo de codorniz normal. Acerca el oído para ver si escucha algún ruido en el interior. Nada. Extiende los brazos y se pega a él intentando abarcarlo, pero es imposible, es como dos veces su altura  y sus brazos extendidos no alcanzan la mitad de su diámetro. Lo empuja fuerte para ver si puede moverlo. Nada. Una fuerza succionadora lo atrae de pronto contra la cáscara. El corazón le da un vuelco. Intenta separarse de él pero es imposible, está como pegado, adherido a él, abierto de brazos y piernas mientras los segundos pasan. Qué situación más ridícula, piensa, si no fuera tan dramática me resultaría divertida. Ya se imagina el titular de los periódicos:” un hombre de 50 años muere absorbido por un huevo de codorniz gigante”. Antes de que el terror se apodere de él una descarga eléctrica recorre su cuerpo que sale disparado hacia atrás varios metros. El aire huele a ozono. Tumbado en el suelo sin poder reaccionar observa como el huevo empieza a resquebrajarse, se abre y una sustancia gelatinosa cae como una cascada sobre él. Se ahoga. No puede respirar. Intenta levantarse pero resbala una y otra vez. No puede darse la vuelta y patalea como una cucaracha panza arriba. El pánico se apodera de él, ¡va a morir ahogado por un huevo! En el último momento, apenas sin fuerzas, logra clavar una bota en la tierra, darse la vuelta y salir boqueando de la clara del huevo. Por cierto, ahora que lo piensa, no ha visto la yema. El silencio se rompe por un ruido atronador que hace temblar la tierra. Horacio, impregnado por la viscosidad del huevo huye despavorido hacia su coche sin mirar atrás.
   El despertador suena a las 7:00 de la mañana. Horacio se levanta como un resorte, sin pereza, lleno de vitalidad y con una erección de campeonato. Hoy si va a trabajar, no quiere más paseos por la naturaleza como el de ayer. Se mira en el espejo y no se reconoce. ¡Increíble! , piensa sonriendo.

                                                                                        

jueves, 24 de octubre de 2013

ESTE JUEVES...DIBUJOS ANIMADOS DE AYER Y HOY



   Olivia sale del supermercado donde trabaja desde que Popeye fue expulsado de la marina por consumo de marihuana. Esta no es la vida que ella había soñado. Se equivocó de hombre. Su marinero ya no le canta canciones ni le regala flores. Se pasa el día entero tumbado en el sofá viendo la televisión y bebiendo cerveza mientras ella se mata a trabajar. Le ha cogido asco a las espinacas y solo se alimenta de comida basura. Ha engordado veinte kilos y los músculos de sus brazos, antes fuertes y bien definidos cuelgan fofos junto con su barriga.
  Cuando llega a casa, el panorama es desolador: Popeye está dormido babeando en el sofá. Sobre la mesa, restos de pizza, botellas de cervezas vacías y el cenicero lleno de colillas malolientes de cigarrillos que ahora fuma compulsivamente desde que dejó la pipa. En la televisión encendida corretean Pixie y Dixie perseguidos por el gato Jinks. Se acabó, piensa. Prepara su maleta y la de Cocoliso, escribe una nota que deja encima de la mesa y se va.
  Por la mañana, Popeye despierta con una resaca de campeonato, lo primero que ve es la nota dirigida a él. ¿Te acuerdas de aquella vez que pensabas que te había sido infiel con Brutus y te convencí de que no era verdad? Te mentí. Me voy con él y me llevo a Cocoliso, creo que es hijo suyo.

Más dibujos animados en el blog de GUS

jueves, 17 de octubre de 2013

ESTE JUEVES...LOS CELOS



    Cuando mis padres se separaron yo tenía 3 años. Mi padre se fue a vivir a otra ciudad y yo me quedé con mamá. Mamá era guapísima y yo la adoraba. Decía que yo era su hombrecito y así fue durante algunos años. Los fines de semana me encantaba ir a su cama y quedarme allí un buen rato, abrazados, haciéndonos cosquillas, contándonos  nuestros sueños. Algunas veces me iba con papá pero yo siempre estaba deseando volver con mamá. Yo era feliz, muy feliz, mamá y yo éramos felices juntos, los dos solos.
   Un día mamá quiso hablar conmigo seriamente, me dijo. Yo tenía 13 años. Me contó que se había quedado embarazada sin querer y que iba a tener un hermanito. Mi mundo se desplomó y me sentí morir. Ya no estaríamos solos los dos, sin embargo disimulé muy bien y mamá creyó que me alegraba con la noticia. A los seis meses nació Elisa. Todos en la familia estaban entusiasmados con ella, pues era la primera niña entre muchos varones. Desde ese momento dejé de existir para mamá. Los fines de semana éramos tres en la cama: mamá, el bebé y yo. Mamá ya no tenía tiempo de hacerme mis comidas favoritas y no podíamos ver juntos ninguna película ni serie de televisión sin que el bebé nos interrumpiera con sus llantos.
   Una tarde mamá tuvo que salir un momento y me dejó al cuidado del bebé que estaba durmiendo en su cuna. No lo tenía pensado pero la idea me vino a la cabeza de repente. Lo había visto en muchas películas. Parecería una muerte súbita. Me dirigí a la habitación de mamá donde estaba la cuna, cogí una almohada y la apreté fuerte contra la cara del bebé durante unos minutos. Apenas se movió. Cuando regresó mamá yo estaba estudiando en mi habitación. No se dio cuenta de que el bebé estaba muerto hasta varias horas después.
   Volvimos a estar solos los dos aunque ya nunca fue  lo mismo, el bebé lo estropeó todo incluso cuando ya no existía.

   Eres la primera persona a la que le cuento esto, ahora que mamá ha muerto necesitaba descargar mi conciencia, me dijo mientras apuraba su copa.

Más historias de celos en el blog de PEPE

miércoles, 2 de octubre de 2013

ESTE JUEVES....EN EL CAMINO



    Hoy le ha parecido verla en el metro cuando su vagón se detuvo  enfrente de otro. Fue como verse reflejada en un espejo. Su corazón le dio un vuelco y trató inútilmente de llamar su atención haciéndole señas, dando golpes en el cristal y gritando su nombre, pero ella tenía la cabeza baja, además el tren reanudó la marcha enseguida. La gente del vagón la miró extrañada pero al momento dejaron de prestarle atención. Llevaba el pelo más corto y de diferente color que el suyo pero no tenía ninguna duda de que era ella. ¿Y por qué no? No habían encontrado su cadáver. La guardia civil había rastreado la zona muchas veces, había sondeado el pozo y la pequeña charca donde iban a cazar ranas. La niña había desaparecido sin dejar rastro, no había indicios de ningún tipo, parecía que se la hubiera tragado la tierra.
   Han pasado cuarenta años desde aquel día aciago, el dolor y la culpa todavía persisten pero ella no pierde la esperanza de encontrarla. Hace unos meses también la vio  en un gran centro comercial, pero tampoco consiguió hablar con ella, estaba lejos y aunque corrió para alcanzarla, el gentío de un sábado por la tarde se interpuso entre ambas y la perdió. Es posible, piensa, que haya estado viviendo en otra ciudad y ahora haya venido a Madrid, por eso la ha visto dos veces. Piensa que si estuviera muerta lo habría sabido, lo habría sentido, habría notado su ausencia en su interior. Este es el clavo al que se agarra  para no volverse loca. Sus padres murieron ya sin esperanza, con resignación, desechos por los años de sufrimiento.
 Laura y su hermana gemela estaban jugando en el pinar que había cerca de la casa de su abuela, adonde habían ido con sus padres a celebrar sus décimos cumpleaños. Sin querer, se les había hecho un poco tarde y fue ella la que tuvo la idea:
   -¡Venga Elena! ¡Te echo una carrera! ¡A ver quién llega antes a casa! Tú vas por el camino del pozo, y yo por el de la charca ¿vale?
   No tendrían que haberse separado, Elena nunca llegó a  casa de su abuela.


Más relatos en el blog de JUAN CARLOS