Otra vez está aquí, parada delante de mi cama en mitad de la noche, con
su pijamita de Hello Kitty, su pelo rubio enmarañado, y su Dora Exploradora
cogida de la mano. No se mueve, solo me mira con sus ojos vacíos y una
expresión de desvalimiento en su preciosa cara surcada de cicatrices sangrantes.
No estoy soñando, de eso estoy segura, porque si fuera un sueño no sentiría la
frialdad de sus dedos cuando alarga una mano para tocarme, ni notaría el olor
acre de la sangre en mis fosas nasales, ni sentiría la profunda nausea cuando
los gusanos blancos recorren mi cuerpo y se introducen por mi nariz y mis
labios entreabiertos. El grito se queda solo en mi mente pues nada puede salir
de mi garganta. Mi cuerpo roto permanece inmóvil atado a una cama de hospital
mientras recibo la visita de mi niñita desde dondequiera que esté. ¿Por qué lo
hiciste mamá? ¿Por qué tuviste que coger el móvil?
Más historias de ultratumba en el blog de TERESA CAMESELLE
Muy impactante, una de esas historias que nos ponen los pelos de punta, te felicito, ya que nos haces gozar con tus relatos.
ResponderEliminarSi lo llego a saber no lo leo tan tarde, que tengo que dormir ... El clima es tremendo y el contraste entre la deliciosa niña y el estado de la narradora tremendo.
ResponderEliminarMuy bueno.
Besos.compañera.
Ja ja, me temo que este jueves más de uno va a tener sueños intranquilos...
EliminarUna historia inquietante, con alguna intriga. Si algo así, contribuye a tener sueños intranquilos, mi relato también va a hacerlo.
ResponderEliminarBien escrito.
Un final realmente bueno por lo sorpresivo. Me ha encantado y espero no tener pesadillas.
ResponderEliminarBesos.
Un relato a mucho desgarrador y con ese final inesperado. Da mucho miedo.
ResponderEliminarUn abrazo
Durísimo! Pero de eso se trata la propuesta, de impactar, y más todavía impacta esa falta de conciencia que solemos tener los humanos, de hacer cosas sin meditarlo, al tun tún y sin ser precavidos aún a sabiendas de que la vida, no solo nos es valiosa para nosotros mismos, sino para aquellos que nos quieren y necesitan. De temer lo incautos que podemos llegar a ser.
ResponderEliminarExcelente como nos has inducido hasta el final, donde se revela la cruda realidad de esa mujer y su niña.
Besos!
Gaby*
REDIÓS!!!, IMPACTANTE NO, LO SIGUIENTE. Además de eso, un texto muy apto para la reflexión...
ResponderEliminarUn beso
Fuerte!!! Me impactó el final, excelente relato para este jueves con muchos miedos.
ResponderEliminarUn besote.
Mucho me temo que ese sentimiento de culpabilidad la acompañará de por vida. La cruenta imagen de su hija muerta, tambien. Impactante relato magníficamente ambientado y con un imprevisto final, explicación de todo lo anterior. Me ha encantado.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Qué miedoooo! La escena es impactante, tus palabras nos hacen visualizarla a la perfección. Maldito móvil.
ResponderEliminarUn saludo.
Pufff!!! ya de por sí las historias de miedo con niños no me gustan mucho, me afectan demasiado, pero esta tuya es bestial!!
ResponderEliminarEs muy buena!!
Besos!
Breve pero intenso de principio a fin. Menudo asunto de familia. Los pelos de punta me ha puesto.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un despiste absurdo pero muy habitual por desgracia, la visión de la niña por esa madre es tremenda.
ResponderEliminarAsusta y hace reflexionar...Besos con cariño amiga.
Impactante tu relato. Como describes toda esa situación tensa y deja pensando en lo irresponsables que podemos llegar a ser. Una dura historia.
ResponderEliminarUn beso, Jime
Lo más terrible de la historia es la gran dosis de realidad que subyace detrás de los fantasmas. Al fin y al cabo, qué son los remordimientos, si no fantasmas? Un relato duro lleno de crudeza.
ResponderEliminarMadre mía!!!!! este da miedo, pero miedo...mala conciencia, remordimientos hasta perder la cabeza. Muy buena historia, y muy bien relatada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Espeluznante, intenso, real como la muerte misma. Peligro trae el móbil.
ResponderEliminarUn abrazo.
El sentimiento de culpa toma la forma de una niña escalofriante, sobre todo porque es fácilmente reconocible.
ResponderEliminarUn abrazo.