Hoy le ha parecido verla en el metro cuando
su vagón se detuvo enfrente de otro. Fue
como verse reflejada en un espejo. Su corazón le dio un vuelco y trató inútilmente
de llamar su atención haciéndole señas, dando golpes en el cristal y gritando
su nombre, pero ella tenía la cabeza baja, además el tren reanudó la marcha
enseguida. La gente del vagón la miró extrañada pero al momento dejaron de
prestarle atención. Llevaba el pelo más corto y de diferente color que el suyo
pero no tenía ninguna duda de que era ella. ¿Y por qué no? No habían encontrado
su cadáver. La guardia civil había rastreado la zona muchas veces, había
sondeado el pozo y la pequeña charca donde iban a cazar ranas. La niña había
desaparecido sin dejar rastro, no había indicios de ningún tipo, parecía que se
la hubiera tragado la tierra.
Han pasado cuarenta años desde aquel día aciago, el dolor y la culpa
todavía persisten pero ella no pierde la esperanza de encontrarla. Hace unos
meses también la vio en un gran centro
comercial, pero tampoco consiguió hablar con ella, estaba lejos y aunque corrió
para alcanzarla, el gentío de un sábado por la tarde se interpuso entre ambas y
la perdió. Es posible, piensa, que haya estado viviendo en otra ciudad y ahora
haya venido a Madrid, por eso la ha visto dos veces. Piensa que si estuviera
muerta lo habría sabido, lo habría sentido, habría notado su ausencia en su
interior. Este es el clavo al que se agarra
para no volverse loca. Sus padres murieron ya sin esperanza, con
resignación, desechos por los años de sufrimiento.
Laura y su hermana gemela estaban jugando en
el pinar que había cerca de la casa de su abuela, adonde habían ido con sus
padres a celebrar sus décimos cumpleaños. Sin querer, se les había hecho un
poco tarde y fue ella la que tuvo la idea:
-¡Venga Elena! ¡Te echo una carrera! ¡A ver quién llega antes a casa! Tú
vas por el camino del pozo, y yo por el de la charca ¿vale?
No tendrían que haberse separado, Elena nunca llegó a casa de su abuela.
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Inquietante tu relato. Me fascina cuando dices que Laura habría sentido la ausencia de Elena en su interior. Trasmites ese punto de desasosiego de la protagonista y esa inquietud por saber qué fue de Elena ...
ResponderEliminarBesos.
Olvidaba una pregunta ¿reconoces la foto? Es el camino del Cortijo de San Isidro, tomada desde la iglesia del Cortijo la pasada primavera.
ResponderEliminarangustioso en parte, fatal e inesperado final, pero desde luego que muy bien llevado tu relato . ¡Saludos Charo!
ResponderEliminarangustioso en parte, fatal e inesperado final, pero desde luego que muy bien llevado tu relato . ¡Saludos Charo!
ResponderEliminarTe ha quedado un relato muy cinematográfico, estremecedor pero que deja puertas abiertas a la esperanza. Ni por un momento quiero ponerme en la piel de esa madre, comprendo que no deje de verla en todos sitios
ResponderEliminarEl relato te atrapa, llevándote poco a poco por el camino que marca hasta conocer el final, que más bien es el principio de la historia. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarNo podemos ignorar el hecho de que son gemelas. Por tanto, no me extraña esa convicción tan firme de que si hubiera muerto, ella lo habría notado en su interior. Numerosos son los casos en que las sensaciones se dan por igual en gemelos separados por grandes distancias. Tal vez, algún día, tenga la suerte de encontrarla y así acallar para siempre la voz de su mala conciencia.
ResponderEliminarMuy bien narrado, Charo.
Un fuerte abrazo.
Como una paradoja de las gemelas INSEPARABLES en todos los sentidos, que destino separa. ¿Espejo de una misma? El reflejo de aquel día, un poco tarde cuando se inició este camino de búsqueda ¿imposible? año tras año.
ResponderEliminarAnsiedad, esperanza, ensueño, insistencia, con esos ingredientes se puede sembrar un camino.
Excelente, inquietante, genial.
Besitos Charo, me fascina eso que me cuentas.
Como una paradoja de las gemelas INSEPARABLES en todos los sentidos, que destino separa. ¿Espejo de una misma? El reflejo de aquel día, un poco tarde cuando se inició este camino de búsqueda ¿imposible? año tras año.
ResponderEliminarAnsiedad, esperanza, ensueño, insistencia, con esos ingredientes se puede sembrar un camino.
Excelente, inquietante, genial.
Besitos Charo, me fascina eso que me cuentas.
Impactante relato sobre los caminos de la vida y lo que ello puede marcar en nuestro futuro.
ResponderEliminarSolo tengo un pero,la foto que has puesto no me agrada demasiado.
Impactante relato sobre los caminos de la vida y lo que ello puede marcar en nuestro futuro.
ResponderEliminarSolo tengo un pero,la foto que has puesto no me agrada demasiado.
Me han mantenido en vilo hasta el final...YO CREO QUE ES ELLA, estoy seguro de ello...
ResponderEliminarUn beso
Intrigante, y angustioso el camino que recorren tus protagonistas, Se me erizo la piel al leerte, buen relato...
ResponderEliminarBesos guapa amiga.
Trágico relato. Si es importante en tu vida perder a alguien tan cercano aun debe ser peor perder a una hermana gemela, porque cuando la ve se ve y ahí comienza a cruzarse la realidad con la fantasía. Muy bueno Charo. Un beso
ResponderEliminarImagino el dolor de la separación, la creencia de la pérdida, la angustia que no solo sus padres no alcanzaron a soportar, sino que a ella la embiste con posibles "encuentros", o "percepciones" dudosas... Tal vez la vida, en algún momento, alcance a cruzar esos caminos y toda duda sea al fin develada. Un relato inquietante que abre la posibilidad a especular, motivos, razones, certezas o imponer nuevas dudas...
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Debe ser desesperante perder así a un ser querido, sin saber si está vivo, si está secuestrado, si está perdido. Creo que el no saber genera esas visiones, donde parece que está en todos lados y no podemos alcanzarlo.
ResponderEliminarMuy buen relato, un beso.
Sin palabras,la verdad. El único consuelo que queda es que al menos una de ellas, llegó, porque tambien podría haber ocurrido que ninguna volviera.
ResponderEliminarBss.
Hola Charo, buen relato en el que parece que nos muestras una forma negacionista que tiene la protagonista de superar el duelo por la pérdida de su hermana. Tal vez sea mejor que siga viéndola por todas partes. Mantenerla "viva" aunque sea en su mente. Un abrazo Charo
ResponderEliminarEl camino de la perdida, dificil de transitar.
ResponderEliminarUn beso
Sí, a veces los caminos son caminos a ninguna parte, al menos que se sepa.
ResponderEliminarIntrigante y esperanzador.
Besos
La sensación de soledad y culpa son su pesado equipaje, toda la vida buscando una parte de ella misma. Muchas veces los cristales nos muestran nuestra propia imagen y somos incapaces de reconocernos, nos sentimos tan perdidos!
ResponderEliminarBesos
Qué bien escribes muchacha!! Inquietud, intriga, tensión y atención puesta en cada párrafo. El lector agradecido se queda esperando más...
ResponderEliminarbesos
Caminos que se desdoblan sin buscarse, cristales que devuelven imágenes, presencia continua en su interior de la persona que más quería y su sentimiento de culpa. Difícil camino....
ResponderEliminarQué intriga!!
Besos
Me ha enganchado tu relato hasta un final que Laura no quiere aceptar. Enhorabuena. Saludos.
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