Este jueves, Encarni, en su blog Brisa de Venus, nos invita a contar una historia inspirada por este mes que acabamos de comenzar: Septiembre.
Podréis leer todas las historias participantes pinchando Aquí
A mí me ha inspirado este relato:
Como cada año cuando iba a llegar septiembre, Vicente empezaba a sentir un
aleteo de mariposas en el estómago, le costaba dormirse y concentrarse en
cualquier tarea que requiriese atención era una misión casi imposible. La noche del último día de agosto
apenas podía pegar ojo, pero por la mañana se levantaba temprano para acudir al
quiosco más grande de la ciudad y ver qué nuevas colecciones se presentaban en
fascículos la nueva temporada. Era una sensación indescriptible. Tenía una
afición compulsiva a adquirir los dos primeros fascículos de cualquier cosa que
se pudiera coleccionar. En la vitrina, que ya tenía que ampliar de nuevo, tenía
toda serie de artículos reproducidos en miniaturas, que había ido comprando a
lo largo de los años: guitarras de todas las estrellas del rock mundial,
dedales, rosarios, abanicos; la mandíbula inferior, el cerebro, los ojos y las
costillas de una réplica del esqueleto humano; el capó y las ruedas de atrás
del Seat 600D; una réplica articulada en miniatura del tiranosaurus rex y del
diplodocus; tenía también dos libros de descubrir la filosofía, las dos
primeras entregas de la guía médica familiar, de ciencias extrañas,
aromaterapia, armas medievales….pero nunca o casi nunca continuaba la
colección. Se decía a sí mismo que cuando encontrara una realmente motivadora
lo haría.
Cuando la vio supo que esta vez sí que lo
iba a conseguir, total, solo eran diez, pensó. “Las 10 arañas más letales del
mundo” rezaba el título en el impresionante folleto, y debajo, en una cajita de metacrilato, la
primera entrega: la viuda negra. Era lo más bonito que había visto en su vida, de
color negro brillante, con una mancha roja en el abdomen y con esas largas y
estilizadas patas también negras. Estaba colocada encima de una piedra blanca lo
que la resaltaba todavía más. La reproducción tenía tanta calidad que parecía
real y además se podía sacar de la cajita. Emocionado, se la llevó a casa, se
deshizo de todo el embalaje, la sacó de la cajita y la puso en un lugar
principal de la estantería. Pensó que al día siguiente la volvería a guardar para que no cogiera polvo pero hoy le apetecía
mirarla así.
Antes de irse a dormir aquella noche, le
echó el último vistazo a “su viuda” como había empezado a llamarla
interiormente. Despertó bruscamente, con un dolor punzante en el brazo derecho,
intentó moverse, pero estaba completamente paralizado y le costaba
respirar. Por la blanca sábana vio
correr a su “viudita”... Su último pensamiento fue que tampoco esta vez iba a conseguir completar la colección.
Madre mía que susto. La viuda negra no llevaba libro de instrucciones y pasó lo que tenía que pasar.
ResponderEliminarCreo que mucha gente hace exactamente lo mismo que tu protagonista en relación a las colecciones, porque comprados los primeros números ilusiona como si fuera la colección entera.
Un beso.
jajaja excelente historia con impensado final y suave roce con lo imposible!... son de las que más me gustan
ResponderEliminar=)
Un abrazo
Guau, ¡que final!
ResponderEliminarSi fuera psicólogo diría que toda su vida estaba buscando ese momento, pero como no lo soy, me limito a reír con la historia del pobre Vicente.
Besos.
Muy buen final y además tocas el tema de los fascículos coleccionables que aparecen Septiembre tras Septiembre.
ResponderEliminarQue buenoooooo, ese humor negro que nos pinta tu septiembre. Lástima no pueda coleccionar vidas.
ResponderEliminarUn beso
Muy buena historia. Ante la tristeza poética de septiembre, viene bien este rasgo de humor de tu bello relato.
ResponderEliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarSeptiembre, creo que todos hemos comprado esa primera entrega de algunas colecciones. Bien inspirado el relato y con un final magnífico. La narración perfecta.
ResponderEliminarUn beso.
Un final realmente terrible. Esta vez si que no acabó la colección.
ResponderEliminarUn abrazo
Y además se le terminaron las oportunidades de terminar alguna. Ya no podrá.
ResponderEliminarMe parecía que ibas a aportar algo de tu estilo.
Saludos.
Segunda entrega no habrá, desde luego...pero la pregunta es...¿con cuántos mini trastos te has encontrado tú en casa por los septiembres? :)
ResponderEliminarAhh! me encantó! que buena historia para septiembre, con tu sello tan personal!
ResponderEliminarAbrazo juevero
Ahh! me encantó! que buena historia para septiembre, con tu sello tan personal!
ResponderEliminarAbrazo juevero
Magnífico relato con un final muy en la linea a la que nos tienes acostumbrados. Da igual que hubiera intentado lograr una colección completa porque es un misterio insondable cómo casi siempre desaparecen del mercado pasadas cuatro o cinco semanas. Creo que sólo logré completar una enciclopedia de la fotografía, pero muchos fascículos tuve que pedirlos directamente a la editorial porque en los kioscos no estaban nunca.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Coleccionista hasta el final el bueno de Vicente. Me encanta esa mirada tuya en la que cualquier objeto cotidiano puede convertirse en una amenaza. No olvides recopilar este cuento junto a otros hasta completar un nuevo libro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué idea tan original. Me ha despertado una sonrisa. Muy bueno.
ResponderEliminarQué idea tan original. Me ha despertado una sonrisa. Muy bueno.
ResponderEliminarhttps://anna-historias.blogspot.com.es/2016/09/muerte_25.html?m=1
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