Este jueves nos convoca Teresa Oteo en su blog Puntos Suspensivos y nos propone escribir sobre las falsas apariencias. Podrás leer todas las participaciones pinchando AQUÍ
La
chica del vestido rojo abre los ojos. La cabeza le da martillazos de dolor en
la nuca. Está tumbada sobre un suelo
duro y frío. Siente las manos y los pies atados con algo que se clava en su
carne. No sabe dónde está. No recuerda nada. La habitación es muy pequeña. Una
débil claridad entra a través de una diminuta ventana con barrotes. Escucha una
llave girar en la cerradura de la
puerta, situada a su derecha. Un hombre pequeño y muy delgado entra en la
habitación. Lleva un trapo rojo en las
manos. Se acerca a ella, la agarra por
el codo y tira hacia arriba para que se
siente. Sus ojos azules se clavan en ella. Una ráfaga de lucidez
pasa por la cabeza de la chica. Recuerda
esos ojos azules, tan grandes y con tanta maldad. Unos ojos que, ahora se da
cuenta, no encajaban con la imagen de dulce abuelita del resto del conjunto con
el cabello blanco, gafas redondas en una
cara surcada de arrugas y andar lento y encorvado.
Y toda la escena pasa de pronto por su
cabeza como en una película. Una anciana
que camina muy despacio por la acera, con un vestido de flores amarillas y
cargada con una pesada cesta. Que de pronto se para y se apoya en la pared, que
parece que va a desvanecerse. Una chica vestida de rojo que
se acerca a ayudarla y carga con la
bolsa, que entra en un portal de un
edificio muy antiguo, que sube las
escaleras de madera gastada que crujen a
cada paso. Y después la oscuridad, el silencio.
Una actualización de un cuento infantil, con un costado siniestro, que parece ser que tenía el relato ante de ser compilado.
ResponderEliminarRealmente era feroz, aunque no fuera un lobo. Y pobre la chica que cayó en trampa, no por ser desobediente, sino por ser compasiva.
Buen relato.
Hola Charo!
ResponderEliminarAyyy!! cuántos lobos feroces hay por ahí disfrazados de Caperucitas.
Genial tu relato, me ha encantado.
Muchas gracias por acompañarme.
Un beso!
Hay muchos lobos con piel de cordero, y tú lo retratas muy bien en este relato. Quizá lo trillado que está el cuento infantil le resta pasión a tu versión moderna.
ResponderEliminarUn abrazo.
Original tu remake del cuento de Caperucita.
ResponderEliminarMuy buena tu versión de caperucita. Esa abuelita la engañó de verdad.
ResponderEliminarUn abrazo
Buena trama, solo me imagine que la chica de rojo contaba la historia y tenía los ojos vendados, entonces los sonidos tomarían prioridad pero es tu cuento....sugerente tu estilo.
ResponderEliminarSaludos y un placer.
El disfraz siempre engaña cuando no se ve más allá de las apariencias ...
ResponderEliminarMuy buen relato
Cordial abrazo
No siempre lo que vernos es la realidad. La mayoría de las veces las cajas tienen doble fondo.... Lo que ves.. Lo que se deja ver...
ResponderEliminarUn buen giro al cuento de caperucita.Original
Nauthiz
Muy bueno!! Me gusta este cuento tuyo de caperucita, diferente y original.
ResponderEliminarMuchos besos, me ha encantado.
Muy bueno!! Me gusta este cuento tuyo de caperucita, diferente y original.
ResponderEliminarMuchos besos, me ha encantado.
Un cuento de siempre contando desde otra perspectiva... desde el punto de vista ganador del lobo que siempre es el que pierde...
ResponderEliminarMuy original tu modo de afrontar este reto... me ha gustado mucho el misterio que se siente hasta el final, vas imaginando cosas pero no es hasta el final que sabes que pasó en verdad...
Besines...
Una versión de la caperucita roja para adultos! Me encanto, Charo!
ResponderEliminarEn estos tiempos no hay que fiarse ni de nuestra sombra. El mundo está lleno de lobos feroces listos para atacar las personas de buen corazón.
UN beso
Muy bueno tu relato. Me gusta mucho tú versión, un lobo con piel de abuela.
ResponderEliminarUn saludo
Excelente historia para dramatizar la fuerza del engaño de las falsas apariencias!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Una muy buena versión del cuento de caperucita que huele a relato de terror. No hay moralina y sí victoria del mal. Este mundo está lleno de lobos hambrientos y acechantes y de Caperucitas ingenuas.
ResponderEliminarUn abrazo
Ay Charo tu relato me ha puesto los pelos de punta. Cuánta maldad encubierta anda por las calles buscando sus víctimas.
ResponderEliminarMe gusta la alusión al cuento de Caperucita que se entreve en tu relato.
Un gusto enorme leerte.
Besitos.
Buenos días, Charo:
ResponderEliminarMe ha atrapado el ritmo que has marcado al relato: entrecortado, como el que tiene nuestro pensamiento cuando van llegando a él flashes con información tras un periodo de inconsciencia. Por otro lado, me parece muy ingeniosa tu revisión del cuaento clásico, sacado del bosque y llevado a la jungla de asfalto. Y me gusta ese final abierto que aviva nuestra imaginación lectora.
Un abrazo, Charo
Versión actualizada de un clásico de la literatura ¿infantil?. Pienso que la mayoría de los cuentos infantiles no son tales, ya que todos encierran traiciones, venganzas y un amplio abanico de lo peor que adorna al ser humano. En tu versión lo has llevado directamente y sin caretas al plano adulto, lo cual es de agradecer.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Charo.
Buenísimo Charo! La historia despista desde el principio, y poco a poco, va dejando develar la trama. Una manera distinta de adentrarse en un clásico, que bien sabe engañar bajo una apariencia confiable. Lo has llevado hasta el punto final, de manera de mantener la intriga y sorprender.
ResponderEliminarSiempre es grato leerte.
Besos!
Gaby*