Este jueves Alfredo nos hace bucear en nuestros recuerdos fotográficos y nos invita a contar una historia relacionada con una fotografía especial en nuestra vida.Además tenemos que colocar las palabras: fotografía, fotografiar, fotógrafo y fotografiado.
Esta es la mía, estoy con mi hermano en la puerta del cuartel de la Guardia Civil de un pueblo llamado Mioño, (Santander). Como podéis observar, la foto está completamente desencuadrada, pero me encanta. Gracias Alfredo por obligarme a buscarla y a escanearla.
Podéis ver más relatos y fotografía en el blog de Alfredo LA PLAZA DEL DIAMANTE
Esta es la única fotografía en la que
estáis los dos juntos, dice tu madre con nostalgia mientras te la tiende. La
miras, hay dos niños agarrados de la mano y comiendo algo.
-¿Qué es lo que estamos
comiendo mamá?, preguntas.
-¿No te acuerdas? Se llamaba
“pitigol”, era un chupa chups alargado con un agujero por donde se soplaba y
sonaba como un silbato. Os lo trajo tu tío, que en paz descanse, el día que
vino a buscarte. Acababa de comprarse la cámara y no paraba de fotografiar a todo el mundo. Decía que a lo mejor
se hacía fotógrafo, que era una profesión con fututo, pero después encontró
trabajo en “altos hornos” y allí se quedó, hasta que aquel maldito accidente se
lo llevó.
-¿No tienes ninguna foto suya?, dices.
-No. Recuerdo que ese mismo día
yo intenté sacarle una foto a él, pero no me dejó, decía que no le gustaba ser fotografiado, que a él lo que le gustaba era estar detrás de la cámara, no delante.
Te quería muchísimo, supongo que por ser la primera sobrina, y por eso se
ofreció a llevarte con tu abuela. El viaje era muy largo, desde Santander hasta
Salamanca se tardaba un día entero en tren con un montón de transbordos. Tu
abuelo acababa de morir y por eso te mandé con ella, para que no estuviera
sola. Yo pensaba dejarte solo unos meses, pero después me daba pena, ella
estaba tan contenta contigo, decía que le dabas la vida. Y yo con tu hermano
estaba muy ocupada, era muy trasto y tu padre no me ayudaba nada, estaba todo
el día de servicio. Menos mal que el en cuartel nos ayudábamos todas, yo
también me sentía muy sola, tan lejos de mi familia. Espero que algún día
puedas perdonarme, dice mientras las lágrimas empiezan a resbalar por sus
mejillas, te robé la infancia con tu hermano.
Una historia que tiene un halo de nostalgia, años robados a la hermandad, pero en épocas en las cuáles era todo tan difícil, que muchas veces había que tomar decisiones dolorosas a pesar de uno.
ResponderEliminarMe gustó mucho Charo, corto y conciso con un final que deja pensando ¿Y si me hubiera pasado a mí, hubiese perdonado?
Besitos.
Uf, una historia de alejamiento que según entreveo nunca se produjo del todo, ya que el cariño se mantuvo ¿verdad?
ResponderEliminarUn recuerdo que me has dejado, esos "pitigoles", recuerdo haber silbado y tomado algunos.
Besos.
Podría firmar una historia parecida a la tuya. Me ha gustado esa pregunta final que te haces a ti misma, "en realidad lo he hecho", hay cosas que se quedan clavadas en el alma.
ResponderEliminarBesos
Que tierno y emotivo relato. Hay veces que las circunstancias nos llevan a tomar decisiones al azar. Algunas veces por la inmadurez otras por necesidad, pero el amor y la sangre familiar pueden más que el recuerdo imperdonable. Me gusto leer tu relato.
ResponderEliminarBesos
Enternecedor tu relato, que, con breves pinceladas indirectas nos pones en perspectiva del dolor que marcó esa separación en tu infancia. Muy emotivo.
ResponderEliminar=)
Historias así las he conocido de cerca, hijos que por un motivo u otro, son criados fuera del seno familiar. Casi nunca hay un mal fondo, pero esa separación la viven y la sienten de una forma traumática, ni el paso del tiempo suele borrarla. Dolorosas experiencias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Preciosa historia que contagia diferentes sabores, pero la foto es un documento magnífico que sólo habla de ternura.
ResponderEliminarBesos y gracias por participar.
Testimonio en blanco y negro de un caminar juntos, de un compartir los primeros años de la vida... razones que cuesta entender, aunque se expliquen, es esa de separar a dos hermanos.
ResponderEliminarUn abrazo
Hay veces en la vida que se toman decisiones, seguro que en el momento en el que se toman, se hacen con la mayor esperanza a que es lo mejor. Aunque la verdad es que los resultados sólo se ven con el tiempo.
ResponderEliminarMe ha gustado y me ha movido un poquito ese perdón, que a veces es tan necesario.
Un beso.
Una historia en tonos grises, como la foto. Una verdadera pena estos desarraigos que duran toda la vida, que además tiene muy poco de olvido.
ResponderEliminarUn beso.
¡Espero que hayas perdonado! La historia no va del perdón, pero comunica con algo que hace tiempo ronda por mi vida. Alcanzar la iluminación se realiza a partir del perdón, de pedir perdón a quienes has hecho daño, a ti misma por dejar a través de tu actitud que te hayan hecho daño y de perdonarte sobre todo haber hecho daño al prójimo y desde luego tener la absoluta certeza de que no vas a hacer daño ni a una mosca y que no vas a permitir que te dañen.
ResponderEliminarAhora puedes comenzar a ser auténtica.
Una ternura de historia. Una foto tierna como la vida misma, como el perdón otorgado a mama.
ResponderEliminarMedio beso con mil días de retraso!