DOS MENOS UNO IGUAL A CERO
Isidro no había tenido suerte en el amor. Tenía 55 años y ya había
perdido la esperanza. Conoció a Lucinda en una discoteca bailando salsa. Acodado en
la barra con una copa, no pudo dejar de mirarla en toda la noche. Cuando ella
se acercó y se dirigió a él, creyó estar soñando.
En ese momento supo que se había enamorado. Lucinda tenía 20 años menos que él
y era una mujer espectacular. Era venezolana y necesitaba la nacionalidad
española. A los dos meses se casaron en contra de toda la familia de Isidro. Al
año ella empezó a sentirse mal. Después de muchas pruebas el diagnóstico fue
que necesitaba un trasplante de riñón. Isidro la amaba tanto que no dudó ni por un momento en donarle uno de los
suyos. Todo salió perfecto y al cabo de un tiempo Lucinda podía hacer vida
normal.
Isidro llegó un día a casa y se la encontró vacía, no estaba Lucinda con
la comida preparada como todos los días, pero había dejado una nota encima de
la mesa en la que le decía que se había enamorado de otro hombre por internet y
que se iba a vivir con él a otra ciudad. Destrozado, Isidro cogió su moto y a
toda velocidad se dirigió a la autopista. En el carril de incorporación no vio al coche y chocó con él. Un hierro
de la moto se le clavó en el riñón y se lo destrozó.
En la U.V.I. del hospital
esperaba un riñón compatible o moriría
en pocas horas. El donante no llegó a tiempo.
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Pobre Isidro!! Realmente nunca tuvo suerte en el amor...
ResponderEliminarBesos!!!
¡Qué horror!, pobre hombre que malle pagó la vida.
ResponderEliminar¿quien lo hubiera imaginado Charo? ¡pobre hombre! ¿lo había usado esa mujer planificadamente? ¡¡muy bueno!!
ResponderEliminarPobre hombre que mala suerte la suya. Muy bueno Charo!!! Un saludo.
ResponderEliminarel colmo de la desgracia, pobre hombre! Aquí es cuando siento que el destino, a veces, conspira contra uno!
ResponderEliminarMuy buen relato!
Besos:
Gaby*
algunos usan a las personas... eso es cruel... un buen relato juevero. UN ABRAZO
ResponderEliminar!
Pobre Isidro. Tampoco sabemos la suerte que corrió Lucinda. ¿Si se hubiera enterado de lo que le ocurrió a Isidro le habría devuelto el riñón? Creo que Isidro, en el fondo, padecía una patología que al mezclarse con el enamoramiento resultó realmente suicida. Un beso Charo.
ResponderEliminarDesde luego que dos menos uno, aquí siempre será cero., Impactante final.
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarQue desgracia signada en su vida, pobre Isidro.
Pero de veras que hay historias que uno dice, que mala suerte tiene el pobre que es tan bueno.
Un abrazo Charo :)
Muy triste y dramático. Muchos se dejan engañar y cuando se dan cuenta es deasiado tarde.
ResponderEliminarUn abrazo
Aquí si que se puede utilizar con total propiedad la frase tantas veces repetida de "Morir de amor". Dices que no tuvo suerte en el amor. Pienso que un año o dos de amor, es más que nada, aunque eso sí, las consecuencias fueron nefastas. No creo que sea justo achacarle a Lucinda la muerte del enamorado. Este, bajo mi punto de vista, no supo aceptar que el amor cuando se acaba, necesita distancia de por medio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cuantos Isidros pululan por el mundo, y acaban siendo utilizados... Saludos
ResponderEliminar...Sorpresas te da la vida.... como dice la canción.
ResponderEliminarUn relato excelente. Un historia que brevemente nos relata una tragedia de abuso, egoísmo y amor incondicional.
Besos, Charo
Lo probó, se afanó sincero, y la muerte se cobró el riñón, ella el otro, no daba para más.
ResponderEliminarA un hombre como ese se le adeudan lo menos tres riñones, lo merece como tantas y tantos verdaderamente enamorados y pertinaces, uan lástima muuuuy conmovedora e intensa.
Bravo, un beso.
Lo probó, se afanó sincero, y la muerte se cobró el riñón, ella el otro, no daba para más.
ResponderEliminarA un hombre como ese se le adeudan lo menos tres riñones, lo merece como tantas y tantos verdaderamente enamorados y pertinaces, uan lástima muuuuy conmovedora e intensa.
Bravo, un beso.
Muy buen relato con un final impactante y trágico. Que tristeza que alguien pueda aprovecharse de la magnanimidad del amor.
ResponderEliminarUn abrazo..
Muy buen relato con un final impactante y trágico. Que tristeza que alguien pueda aprovecharse de la magnanimidad del amor.
ResponderEliminarUn abrazo..
Uhmm, la historia me encanta, pero como soy sincero y como sé que lo puedes hacer mucho mejor, no puedo decirte que me haya gustado como lo has desarrollado. Si le das un repaso con calma sería un relato excelente, porque la idea lo es.
ResponderEliminarEso si, besos y ya pronto nos vemos en el taller.
Juan Carlos, no sabes cómo te agradezco tu sinceridad, estoy totalmente de acuerdo contigo , no me gusta demasiado el resultado aunque la idea creo que es buena y se puede desarrollar mucho mejor. Lo intentaré. Un beso
EliminarUna tragedia medida en la balanza del amor, por amor.
ResponderEliminarUn abrazo
Una tragedia medida en la balanza del amor, por amor.
ResponderEliminarUn abrazo
Una tragedia medida en la balanza del amor, por amor.
ResponderEliminarUn abrazo
Se fueron sucediendo los hechos sin culpables, no creo que ella tuviera planeada su enfermedad ni el hecho de que se enamorara de otra persona. Si se hibiera quedado junto a él porque le había dado el riñón no sería tampoco justo, él había actuado por amor y no para comprar su vida. Ella fue fiel a sí misma y él no supo encajar la despedida.
ResponderEliminarBuen relato.
Besos
Que ingrata Lucinda y que noble Isidro. Y mira que la vida viene a "agradecer" la nobleza de no y la ingratitud de la otra. Injusta, muy injusta.
ResponderEliminarBss.
Un hecho casual, que parece que el destino subraya intencionado. Coincido con Juan Carlos, algo baila fuera de sitio.
ResponderEliminarCon cariño y gracias por venir.
Gracias Alfredo, valoro muchísimo tu opinión, me sirve para hacerlo mejor. Me gustan las críticas sinceras. Un beso
EliminarHace tiempo escuché una historia de dos amigos que uno donó un riñón al otro, pero a diferencia de tu relato tan bien organizado y explicado, en mi historia el final es bueno. Lucinda solo buscaba ascender socialmente sin preocuparse por quien dejaban en el camino. NO quiero pensar que todas las extranjeras son igual de avariciosas e interesadas. También me gustó la lectura de tu post juevero.
ResponderEliminarun saludo cordial
Me had dejado los pelos de punta. Ufff!!! El contenido es bueno y llega perfectamente a la gente que te lee. Por tanto para mi es un buen relato. Un saludo ;-)
ResponderEliminarTremenda la historia que nos narras, Charo. Ironías de la vida, él donó un riñón a la mujer que amaba y al final murió al necesitar que alguien hiciera lo mismo por él. ¡Que injusta puede llegar a ser a veces la vida! Un beso.
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