Asunto liquidado. El mensaje apareció en
el móvil de la mujer a las 14.05 del día 13 de Marzo del 2013, procedente de un
número desconocido. La mujer pulsó la tecla de eliminar mensaje, cerró el libro
que estaba leyendo en voz alta, se acercó a la cama y abrazó al muchacho
tumbado con los ojos cerrados que no
hizo ni el más mínimo movimiento. La mujer experimentó un sentimiento parecido
a la paz.
Lo hubiera hecho ella misma si no le hubiera quedado ni un resquicio de
esperanza de que su hijo despertara, pero no podía arriesgarse a ir a la cárcel
y abandonarlo. Hacía cuatro años a esta misma hora, un conductor borracho había
atropellado a su hijo cuando salía del colegio. Tenía trece años y toda una
vida por delante pero ahora permanecía postrado en una cama de hospital sin
saber si algún día regresaría del lugar dondequiera que estuviese. Cuando el
hombre que lo atropelló salió en libertad tras haber cumplido trece meses de
los escasos tres años que su abogado había logrado conseguir, decidió hacerlo. Le
resultó más fácil de lo que había pensado contactar con un sicario de Europa
del este dispuesto a hacerlo por 5.000 euros.
Esa noche, por primera vez desde que ocurrió el accidente, durmió de un tirón y
sin pesadillas. La radio la despertó con la primera noticia del día:
“encuentran el cuerpo de un hombre con un disparo en la cabeza. La policía investiga…”
Más aniversarios en el blog de ALSON
UNa historia terrible, que podría ser verdad, pero magistralmente contada. Eso también contribuye a pensar que podría ser verdad.
ResponderEliminarMuy bien escrita.
Muy buen relato Charo, tremendo y real.El dolor de una madre que en su venganza es capaz de cualquier locura.
ResponderEliminarUn abrazo
Los aniversarios son diversos, dado que la vida se reitera en todo tipo de acontecimientos. Triste, duro y realmente posible...
ResponderEliminarGracias por tu relato.
Un relato muy triste Charo. Pero uno nunca sabe a donde puede llegar por el dolo la pérdida de un hijo. ¡Saludos!
ResponderEliminarEs una triste venganza, pero es triste la impunidad y, realmente parece que es un consuelo que se ejecute esa venganza.
ResponderEliminarMe ha gustado tu cuento por lo que me ha dado a pensar.
Besos.
Esos aniversarios son de los que nunca se olvidan, quizás porque se necesite recordarlos constantemente, para seguir viviendo.
ResponderEliminarAyyy cuanta pena, cuanto dolor. Bss.
ResponderEliminarUfff! Qué duro para una madre una situación tal. No me atrevo ni por un segundo a decir "no haría lo mismo", porque en verdad, este tipo de situaciones nos ponen al límite, más cuando vemos que la justicia cumple un rol contrario al esperado. Un relato impactante en verdad.
ResponderEliminarBesos:
Gaby*
No me imagino elsabor que tendrá la venganza, pero creo que seguro no será dulce.
ResponderEliminarun relato muy fuerte que has enhebrado con precisión.
un abrazo
Ay, Charo, qué a gusto descansó la pobre, después de cuatro años su corazón comenzó a latir con pena, solamente con pena.
ResponderEliminarUn abrazo, compañera, ahí va un cafelito.
Perdón, por fin te enlacé, estaba perdiéndome tus relatos por patosa...
ResponderEliminarDurísima historia, a veces la justicia es tan injusta paradojicamente, que se toman estas decisiones.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.
Y lo malo es que podría ser verdad perfectamente, es más, es muy fácil ponerse en la piel de la madre.
ResponderEliminarUn beso
Hola Charo, tu relato me ha gustado por la situación límite en que pones a protagonista y lector. Me he dado cuenta de que repites el número trece hasta en cuatro ocasiones. Curioso. Debiste sentir la tentación de recibir el sms a las 13:05 en lugar de a las 14:05 jeje. Trece, trece, trece...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo para una verdadera madre corage ;-)
Qué fino hilas Alberto! Lo del número 13 no era premeditado, pero ahora que lo dices, tienes toda la razón, debería haber puesto a las 13:05. Gracias por tu observación.
EliminarUn beso
Un texto muy fuerte y comprometido, más de uno se puede rasgar las vestiduras por su desenlace.
ResponderEliminarPero queda clara la necesidad de dejar los "asuntos liquidados".
Besos
Buenísimo relato, muy bien contando, muy creible y sobrecogedor, eres realmente buena.
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