HOY
ME TOCA A MÍ
Leire se despierta a las 8 como cada día solo que hoy es diferente. ¡Hoy
me toca a mí!, piensa entusiasmada nada más abrir los ojos, ¡por fin! Mientras
se despereza aprieta el botón y sube la persiana. Está lloviendo, pero no le
importa, una amplia sonrisa ilumina su cara. Lo tiene preparado encima de la
mesilla, lo enciende y se lo coloca en la muñeca izquierda. Es un poco
incómodo, pero no importa. En la pequeña pantalla selecciona un sol espléndido
y una temperatura de 24 grados. Después de ducharse y desayunar marca el
itinerario hasta su trabajo. Qué pena que no le haya tocado en su día libre,
piensa, lo aprovecharía más, pero si deja pasar la vez, no volverá a tocarle
hasta dentro de dos meses. Continúa marcando el itinerario hasta su trabajo:
coloca un amplio paseo central en la calle con rosales blancos y rojos a ambos
lados. Soplará una ligera brisa con olor
a mar que se mezclará con el aroma de las rosas. No pondrá insectos ni perros,
pues le producen asco y miedo. En el camino se encontrará con Peter que le
dedicará su mejor sonrisa y le lanzará un beso. Solo se cruzará con chicos y
chicas jóvenes, guapos y bien vestidos. La gente vieja no le gusta, así
que la elimina. Los edificios serán
casas de dos pisos con amplios jardines con
almendros y cerezos en flor.
Quita los autobuses, las furgonetas
y por supuesto los camiones, solo pasará cada minuto un coche
deportivo de color rojo. El camino de ida está listo. Recoge sus cosas y sale a
la calle.
El “utopizador” funciona perfectamente, es una maravilla piensa, lástima
que sean tan escasos que tengamos que compartirlos. Camina feliz durante cinco
minutos cuando se da cuenta de que algo falla. Las casas empiezan a
difuminarse, siente cómo la lluvia la va empapando y el sol desaparece. La calle
está llena de escombros y un camión destartalado pasa a su lado con un ruido
infernal.
Desesperada, mueve su muñeca hacia arriba y hacia abajo, observa la
pantalla del “utopizador” que se desvanece y comienza a darle golpecitos pero
no responde. Grandes lagrimones corren por su cara mientras observa un perro
escuálido dirigirse hacia ella y un aroma de podredumbre y destrucción inunda
sus fosas nasales.
Más ciudades utópicas en http://julianoelapostata56.wordpress.com/
Me ha encantado tu maravilloso escrito
ResponderEliminarTe he encontrado de casualidad
ResponderEliminarTienes un blog maravillosos
ResponderEliminarMuchas gracias, no sabes la ilusión que me hace tu comentario pues hace poquito que lo tengo y me ha costado mucho hacerlo.
EliminarGran historia, con una ambiguedad entre la celebración del utopizador y su crítica.
ResponderEliminar¿Como no se me ocurrió?
ResponderEliminarMe sorprendió, por un momento me acorde de Truman Show (pues no se porque), otro de la ciudad de la nada. Digo, será que así terminaremos eligiendo y desapareciendo… en la era de la tecnología.
Abrazo :)
Un disfrute de historia y muy originalmente aplicada al tema de este jueves. Bss.
ResponderEliminarjajajaja, si es que de los "paratos" no se debe uno fiar, la utopía es tan frágil!!!
ResponderEliminarRediez, has planteado un Matriz con pinceladas de humor y cierta desazón. Te has lucido tirando de imaginación, genial!!!
ResponderEliminarUn besazo
Pone Matrix!!
ResponderEliminarNo dominar la técnica utopizadora tiene esos riesgos, se aterriza de morros en lo que hay, tal cual, habrá que hacer otro cursillo. Besito contento por tu estupenda creatividad.
ResponderEliminarMe ha sorprendido gratamente tu relato. El final me ha cogido desprevenida. Enhorabuena!
ResponderEliminarUn abrazo
ANTES DE LEERTE, PEDIR DISCULPAS POR NO HABERTE PUESTO EN LISTA. TE ASEGURO QUE SE ME PASÓ...
ResponderEliminarAHORA , SÍ, AHORA PASO A LEERTE.
joderse con charo, ha echado mano casi de la serie de pelis del enterpaise o como se escriba...no, es que me has recordado a cómo viajan en esa serie de pelis que ahora no me sale cómo se llama.
por otra parte, si de imaginación hablamos...este relato le debe de gustar al demiurgo: futurista relato.
digamos que ...sabes, creía que al final también desaparecería la protagonista leire...más la moraleja o el final por el que has optado es la realidad matadora de sueños...es decir, la realidad misma.
medio beso charo.
No hay que fiarse mucho de lo que funciona con pilas, menos aún si es un utipizador. Caso de utilizarse se aconseja el de manivela.
ResponderEliminarEl utipizador quizás sea tan necesario hoy como siempre. Pero ahora no funciona en soledad. Hay que comprarlo entre dos y compartirlo.
La garantía no cubre el mal uso.
Un beso, Charo.
visto lo visto, creo que nos hará muchas falta un utipizador. ¿porqué cómo haremos entonces, para describir las ventajas y los inconvenientes de una ciudad utópica? pero ¿me podrías indicar donde lo despachan?
ResponderEliminarOriginal tu relato. Me ha gustado leerte.
aludos
Ese es el riesgo de vivir de ilusiones -dicho esto en el sentido menos idilico de la palabra- Nada con sustento nace si no es la realidad la que se modifica en funcióndel bien común y con la participación comprometida de todos los implicados!...entiendo que ese "utopizador" sería un artilugio muy propio de surgir en un mundo donde la agresión, la contaminación y la desigualdad sigan siendo preponderantes a la hora de edificar los sitios que habitamos.
ResponderEliminarMe ha gustado tu relato y me ha dejado un regusto amargo al final...me trajo cierta evocación de un cuento de Bradbury, en el que, en un planeta constantemente nublado y con lluvia, donde tan solo una vez cada setenta y cinco años se producía el milagro de un día soleado, justamente el día que se produce ese hecho tan ansiado, al niño protagonista, sus compañeros lo dejan encerrado en un placard, sin que nadie se acuerde de él mientras todos salen al aire libre para salir a jugar y disfrutar de ese sol casi desconocido.
Un abrazo juevero.
Estoy leyendo ahora " el hombre ilustrado" de Bradbury y creo que es ahí donde está ese cuento, aunque no lo he leído todavía supongo que será "la lluvia"...lo leeré.Un beso
EliminarEl cuento se llama Todo el verano en un día y está en Remedios para meláncolicos. A quien dejan en placard es a la protagonista infantil, llamada Margot.
EliminarGracias Demiurgo, hoy mismo leí "la lluvia" y me di cuenta de que no era ese el que decía Neogéminis aunque también es buenísimo. Intentaré buscarlo.
EliminarUnas pena; pero la realidad a nuestro pesar se acaba imponiendo; aunque la intentemos maquillar con la mejor de nuestras sonrisas.
ResponderEliminarUn abrazo
Le está bien empleado por no gustarle los viejos. Ninguna ciudad puede ser perfecta si no puede ser compartida.
ResponderEliminarMuy original y muy bien escrito.
Un abrazo.
No se puede eliminar a nadie de un lugar por su edad, o por su físico, ese aparato no me gusta si funciona así, su dueña debería darle un mejor uso. Buen y original relato. Besote
ResponderEliminarOriginal relato y muy bien llevado. Lo sigues con curiosidad y expectación y me imagino el final tan surrealista y cinematográfico.
ResponderEliminarMe ha gustado.
besos
Muy buen relato, me encantó Charo, aunque sea con un final triste, al menos por unos instantes todo fue mágico.
ResponderEliminarUn beso.
Ah, esa es la cruda realidad, maloliente... Ves? hasta el protagonista de tu relato desea eliminar lo vivido (podría querer revivir). Bueno, lo mío es una opinión más :)))
ResponderEliminarBeso y cafelito.