PAPÁ NOS QUIERE MUCHO
Siempre
he querido vivir en el campo pero nunca tuve el valor de hacerlo hasta que
conocí a Félix.
Los dos vivíamos en Madrid y trabajábamos en una gran multinacional.
Cuando nos despidieron supimos que era
el momento de vivir nuestro sueño.
Montar una casa rural.
Benamira es un pueblecito de la provincia de Soria al lado de Medinaceli
que en verano tiene habitantes pero en invierno está totalmente vacío. Esto
puede parecer un inconveniente, sin embargo, hay mucha gente que paga por tener
tranquilidad y soledad, siempre que tenga todas las comodidades.
La casa está situada en las afueras del pueblo, al lado de un manantial
al que todos llaman “el lavadero”. Rodeada de un pequeño terreno, la casa en sí
no es demasiado grande pero a mí me fascinó desde que la vi la primera vez.
Llevaba sin habitar cerca de diez años pero su estado no era malo aunque
necesitaba algunas reformas. Me enamoré de la buhardilla a primera vista. Una
ventanita rectangular mostraba justo el campanario de la iglesia coronado por
un nido de cigüeña. Haríamos una claraboya para que tuviera luz natural, pero
pensábamos dejar el suelo de madera original si era posible.
Ese día estaba sola en la casa y sola en el pueblo. Era un 28 de
Noviembre y la primera nevada había empezado a caer a las nueve de la mañana.
Subí a la buhardilla para revisar el
suelo. En una esquina había una tabla suelta. La levanté y vi que había algo enrollado. Era un cuaderno “Rubio” de matemáticas bastante sucio y
viejo. En la portada había escrito un nombre: ÁLVARO 3º C.
Las primeras hojas estaban llenas de números, pero después, con una
caligrafía perfecta empecé a leer:
Estoy aburrido. Mi hermana Ruth
está dormida. Desde que papá nos trajo aquí duerme casi todo el rato pero yo
no. A lo mejor papá le ha dado algo, yo creo que sí porque estaba todo el rato
llorando diciendo que quería irse con mamá. Papá dice que como es tan pequeña
está enmadrada y que por eso llora pero yo ya soy mayor y tengo que ser un
hombre y cuidar de ella. El día 9 de diciembre cumpliré ocho años y papá me ha
prometido que me comprará la bicicleta. Nunca había estado en esta casa. Papá
dice que la ha comprado para nosotros para venir en verano, eso será lo mejor
porque ahora hace mucho frío. Papá nos ha puesto una estufa pero no da mucho
calor que digamos. Me ha gustado mucho que papá viniera a recogernos al colegio
porque desde que se marchó de casa siempre venía mamá aunque algún fin de
semana nos íbamos con él. No entiendo muy bien por qué papá ya no vive con
nosotros pero mamá dice que son cosas de mayores y que los niños no entendemos.
Los mayores siempre dicen eso, es una lata.
A
partir de aquí había pequeños dibujos de soles, árboles y pájaros, hasta la
siguiente hoja donde volvía a aparecer la letra de Álvaro ya no tan cuidada.
Tengo miedo. No sé cuánto tiempo
llevamos aquí pero me parece que deben ser dos días porque nos hemos dormido
por la noche dos veces. Le he preguntado a papá que cuándo volveríamos a casa
pero me ha mirado raro y me ha dicho que esta era nuestra casa y entonces le he
dicho que teníamos que ir al colegio y me ha dicho que pronto iremos a uno
nuevo muy bonito. Ruth sigue durmiendo casi todo el rato aunque a veces se despierta
y llora pero papá le da un biberón y se vuelve a dormir. Ruth hace mucho que
dejó de tomar biberón pero ahora ha vuelto. Papá dice que nos quiere mucho
mucho pero a mí me da miedo de cómo lo
dice, como si no fuera verdad. Yo quiero ver a mamá, tengo muchas ganas de
volver a verla y a veces me pongo a llorar cuando papá no está. No sé dónde va
pero nos deja solos mucho rato. Cuando lo oigo subir las escaleras de madera
corro a esconder el cuaderno debajo de la tabla que está suelta, con un
bolígrafo escarbé un poco la tierra de debajo y me ha quedado un escondite muy
bueno. No se por qué estoy escribiendo un diario pero una vez lo vi en una
película y me ha parecido buena idea pero no quiero que lo vea papá, no sé por
qué. He intentado despertar a Ruth pero no lo he conseguido. Cuando ha venido
papá también lo ha intentado pero tampoco se ha despertado entonces papá ha
dicho que no pasa nada que tendrá mucho sueño pero yo sé que no es normal, soy
un niño muy maduro para mi edad me lo dice todo el mundo y yo sé que pasa algo
raro pero papá me da miedo. He intentado salir
de aquí cuando sé que no está pero la puerta está cerrada por fuera y
por la ventanita no se ve a nadie ni tampoco se oye a nadie. Tengo mucho miedo
y quiero ver a mamá. Ya sé que debería ser valiente y no llorar, en las
películas los niños no lloran y se escapan de los sitios pero yo tengo mucho
miedo. Creo que Ruth está muerta porque no se ha vuelto a despertar desde hace
mucho y no se mueve ni respira. Oigo pasos en la escalera.
Así terminaba el diario de Álvaro. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y una sensación de
angustia se apoderó de mí, en la certeza de que todo había ocurrido de verdad y
con el vago recuerdo de los dos niños desaparecidos hacía años.
CHARO CORTÉS 26-11-12
Muy bienvenida amiga Charo de la mano del amigo Juan Carlos, juevero de pro.
ResponderEliminarTe estrenas con un relato de gran categoría, intrigante, intenso con atmósfera y muy bien escrito, será un placer contar contigo.
Si las casas hablaran, ayyy. Besitos muchos y hasta pronto.
Muchas gracias, por desgracia está inspirado en un hecho real.Eres la primera que me ha hecho un comentario !qué ilusión!Besos
EliminarBienvenida a esta reunión de amigos, esperamos que sigas por estos pagos.
ResponderEliminarUn relato que me puso los pelos de punta, esa historia contada por el niño da escalofríos, es cruel y fuerte. La verdad me encanta que te nos hayas unido, fue un placer leer tu relato tan bien narrado y lleno de suspenso.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Me he quedado con una sensación de frío en el cuerpo pensando en el niño y su miedo.
ResponderEliminarQue buen relato, te hace meterse en el y pasar por el clima de cada lugar que nos vas mostrando.
Muy bienvenida al grupo Juevero.
Un abrazo :)
Estupendo debú en los jueves. Una historia muy bien recreada, con atmósfera asfixiante.
ResponderEliminarY mira, no ha sido en una botella, pero había un mensaje.
Besos.
Terrible historia que uno se imagina ha culminado en una tragedia. Lamentablemente sobran los ejemplos de que seguramente fue así.A veces el odio predomino sobre lo que fue amor y apenas culmina siendo dolor y ceguera.
ResponderEliminarBienvenida a nuestros jueves,!
Un saludo cordial.
Bienvenida, Charo.
ResponderEliminarEn cuanto a tu relato no puedo sino quitarme el sombrero. Es sobrecogedor lo que escribes, sin embargo, hay ejemplos sobrados que demuestran que no es ciencia-ficción en absoluto.
Un beso
Hola Charo,bienvenida. Tu relato me a enganchado. Es intenso,duro y por desgracia realista. Es demasiado habitual que los adultos resuelvan sus problemas dañando a sus hijos.Muy buen trabajo. Besote
ResponderEliminarHola Charo! Qué bueno contar contigo en los relatos jueveros! (yo soy la vaca que habrás visto en el grupo de Facebook, locurillas).
ResponderEliminarLa verdad es que tu relato me ha impactado. Imaginé la desazón de ese niño, garabateando con desesperación y desasosiego, tratando de expresar no solo lo que ocurría a su alrededor, sino dentro de sí mismo. La historia es cruda, muy bien ambientada y contada por tí, y lamentablemente, rosa realidades que no dejan de erizarnos cuando casos así se mencionan en las noticias.
Un beso y gracias por compartir!
Gaby*
Hola Charo, no estoy participando pero ando de comentarista. Quería darte la bienvenida a esta maravillosa propuesta y espero que sigas aportando este tipo de trabajos, muy buena calidad, me ha dejado muy buena impresión tu forma de escribir y la intensidad. Saludos a Juan Carlos que tuvo el acierto de avisarte donde nos reunimos, jeje. Besos, nos estamos leyendo!!
ResponderEliminarBienvenida al grupo Charo, una apuesta fuerte esta que nos traes, un hecho desgraciadamente que bien pudo ser tal cual lo narras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ha sido un placer recibirte y leerte.
ResponderEliminarHaces honor a la recomendación con que vienes acompañada.
Un fuerte abrazo
Bienvenida Charo a los jueves. Como dice Juan Carlos no había botella pero sí habia un mensaje, triste mensaje después de todo. Has bordado muy bien el papel de un niño en ese diario, tanto que me ha dado un escalofrío terminar de leerlo...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Charo. Bienvenida a este grupo de loquitos escribidores. No había botella, no, pero si había mensaje. Mensaje que nos habla de miedos infantiles, de tragedia, de sinrazón y de locura, que nos trae del pasado, en forma de anotaciones en un diario, un episodio de horror como tantos otros. Creo que no podría soportar vivir en esa casa.
ResponderEliminarConfío en que te sientas a gusto entre nosotros.
Un abrazo.