Este jueves, Leonor, en su blog Playa del Castillo nos propones dejarnos llevar por nuestros impulsos y caer en la tentación. Para ver todos los relatos pinchar en el enlace.
Al borde de la extenuación, el muchacho se
encoge para no perder el escaso calor que su cuerpo genera bajo la gruesa capa
que cubre su cuerpo y parte de su montura, una vieja yegua que le han
facilitado los hermanos del último monasterio en el que ha pernoctado. Tiene
una misión y nada ni nadie debe apartarlo de ella. Esta idea, que no abandona
su mente en ningún momento, es lo único
que le da fuerzas para continuar. Debe proteger la sagrada reliquia incluso con su vida si fuera
necesario. Muchos hombres antes que él lo han hecho y él no va a ser menos,
para eso ha hecho su juramente delante del Altísimo.
La
nieve, que cae suave, pero sin parar en ningún
momento, le impide ver con claridad el camino que conduce a su destino.
Apenas siente los dedos de los pies y es posible que al final del viaje pierda alguno.
Hace dos días que las provisiones de pan duro y carne seca se le han terminado,
aunque, gracias a Dios, con la nieve tiene cubiertas sus necesidades de
líquido. Su boca se hace agua al pensar en una sopa caliente y un camastro al
lado del fuego en el que descansar sus huesos.
Una
casa aislada aparece de pronto en su camino como surgida de la nada. Por la
chimenea sale una pequeña columna de humo que zigzaguea por el viento,
sugiriendo al muchacho la confortabilidad de su interior, y un olor a carne asada llega hasta su nariz
haciendo que su estómago se contraiga. La tentación de parar a descansar es muy
fuerte, pero sus órdenes de no hacerlo bajo ningún concepto hasta llegar a su
destino fueron muy claras. Si lo han escogido a él para la misión ha sido por
su probada fuerza física y mental para soportar el ayuno y las penalidades a
pesar de su juventud. Sin embargo, nadie lo ha preparado para resistirse a los
diabólicos y perturbadores ojos verdes y la seductora sonrisa de la muchacha
pelirroja que, vestida con un corpiño ajustado por el que asoman sus grandes y
turgentes pechos, lo invita a pasar al interior de su morada.
Sí, quiero que me cuentes.
ResponderEliminarLástima que la tentación de la carne le haya costado tanto.
Tal vez el ascetismo lo hizo más vulnerable a ese deseo.
Besos
Muy bien descrita la escena, he visto al joven cabalgando por la nieve y he podido admirar a la joven de ojos verdes y escote provocador. La tentación fue demasiado fuerte para resistirse.
ResponderEliminarGracias por participar Charo.
Un beso.
Muy bien descrita la escena, he visto al joven cabalgando por la nieve y he podido admirar a la joven de ojos verdes y escote provocador. La tentación fue demasiado fuerte para resistirse.
ResponderEliminarGracias por participar Charo.
Un beso.
¿Cómo se iba a resistir a la tentación?
ResponderEliminarMuy buen relato , pobre joven que la carne le pudo y no llego a cumplir su misión , sería el destino o tal vez esos ojos verdes que le llenaron de ilusión.
ResponderEliminarFeliz verano un fuerte abrazo.
¡Hola! Por sucumbir a esa tentación, acabó pagando con su vida. Increíble relato.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Imposible resistir a la tentacion.
ResponderEliminarExcelente relato, me encantó.
Besos.
El riesgo enorme de las grandes tentaciones... perder todo por lo que se ha estado dispuesto a dar la vida. Estupendo texto de atrapante lectura. Un abrazo!
ResponderEliminarQuizás por mucha entereza que exista, siempre algo o alguien la vulnera
ResponderEliminarSaludos
Ufff, pobre hombre, sucumbir de esta manera a los más evidentes impulsos de la naturaleza humana.
ResponderEliminarMe parece un relato fantástico, sereno, tranquilo, con un ritmo dulce que va llevando al lector a esas emociones que son tan difíciles de conseguir.
Enhorabuena
Qué lindo es volver a leerte, Charo. Un relato impecable, que se vive al leerlo como si se estuviera mirando la escena desde un costadito. A veces las tentaciones a las que sucumbimos tienen un precio muy alto.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Ja! el fulminante canto de la sirenas!
ResponderEliminarmuy bien elegida la imagen, Charo.
me inquietó apenas le miré.
un abrazo.
Hola, Caro.
ResponderEliminarEs un relato muy bien descrito, atrapante. Me has hecho sentir las emociones de tu protagonista.Certera tentación, el mejor anzuelo para atrapar al hombre.
!Abrazo!
Muy buen relato, justo y para mi muy visual las escenas q has narrado. Como tentación imposible no caer...
ResponderEliminarBesos
Muy buen relato, justo y para mi muy visual las escenas q has narrado. Como tentación imposible no caer...
ResponderEliminarBesos
Gracias a ti por añadir al relato la imagen que busqué para él.
ResponderEliminarUn beso
había tesoros que debían ser mejor custodiados y tenía poderosas razones para detenerse en el camino. No solo de oración y pan vive el hombre.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un beso enorme.
No tenemos fuerzas para resistir todas las tentaciones, se llama ser humanos...
ResponderEliminarMuy bien ambientado
Nauthiz