Abrió
los ojos y sintió su presencia en la habitación. El despertador de la mesilla
marcaba las cuatro en punto de la madrugada. Por la persiana no se filtraba aún
ni el más mínimo resquicio de luz del
amanecer. Daniel había vuelto antes de
acabar el turno pero ella no le preguntó por qué. Adormilada como estaba, oía a su marido
quitarse la ropa y colocarla en la silla donde lo hacía siempre. No lo miró, no
hacía falta. Realizaba la misma rutina todas las madrugadas cuando regresaba de
trabajar. Él no hacía apenas ruido para no despertarla y ella se hacía la
dormida aunque mentalmente seguía cada uno de sus movimientos hasta que, muy
despacio, se metía en la cama desnudo, para sentir la desnuda piel de ella. En ese momento, ella se daba la
vuelta y lo besaba, incluso a veces hacían el amor. Sin embargo hoy era
diferente. Ella estaba enfadada y no iba a dar su brazo a torcer. Habían
discutido por la tarde y él se había ido al trabajo dando un portazo. El mismo
tema de siempre: él quería un hijo ya, en cambio ella quería esperar un par de
años.
Teresa sintió el cuerpo de su marido pegarse
al suyo cada vez más, pasarle el brazo por la cintura y abrazarla con ansia, como
si fuera la primera vez. Le besaba el cuello y los hombros con los labios
extrañamente fríos, pero ella no cedió, y siguió sin darse la vuelta para
besarlo, hasta que dejó de sentirlo y volvió a dormirse.
Tres horas después el sonido estridente del
timbre de la puerta sacó de nuevo a Teresa de su sueño. Le pareció raro que
Daniel no estuviera en la cama y pensó que podría haber salido a correr y
haberse dejado las llaves en casa. Se puso una bata y bajó a abrir la puerta
dispuesta a echarle la bronca. El corazón le dio un vuelco cuando vio a un
policía en lugar de a su marido. Apenas oyó unas palabras antes de
desmayarse " siento mucho
comunicarle que a las cuatro de la mañana su marido ha fallecido
víctima de un apuñalamiento dentro del taxi que conducía en..."
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Y aun así, volvió para tener un encuentro apasionado con ella. Lástima que ella lo rechazó, algo de lo que se arrepentirá.
ResponderEliminarUna buena historia,
¡¡¡Qué bueno tu relato!!!.
ResponderEliminarMe ha encantado y ese final...
Vino a despedirse de ella, a sentirla profundo... a abrazarla eternamente... y es que hay lazos que van más allá de la muerte, yo así lo creo... que buen relato el que nos dejas Charo, es genial...
ResponderEliminarBesines...
Wooommm !!!!
ResponderEliminargenial relato me encanto
....terrible!!...ha sido doloroso leer este relato..casi como ver la escena en una película y soltar el llanto ,,,será así el final? tendremos tiempo de quedarnos para una última despedida o se nos arrancará como se quita la maña hierba de un jardín?...sigo impactada...besos....
ResponderEliminarUn enfado tonto que recordará, pero que está perdonado. A veces discutimos con alguien sin pensar que esa puede ser la última vez que la vemos. Buen relato. Un saludo.
ResponderEliminarUna trágica e impactante historia Charo!
ResponderEliminarY el dolor de q un ser querido se muera estando enfadados...!! Menos mal que volvió para " hacer las paces jeje
ResponderEliminar¡Madre mía, Charo! No me esperaba ese final. Me ha gustado mucho tu relato. Besos
ResponderEliminarMuy trepidante tu relato. Quiso despedirse de ella al final.
ResponderEliminarMuy buen final.
Un abrazo
Lástima que ese último encuentro no contó con su participación activa. Inquietante historia en la que te he de confesar que creo firmemente a pesar de mi habitual escepticismo. Como ya le he dicho a otro compañero, sé de esas experiencias inexplicables en el mismo instante de la muerte. He escrito sobre ello en más de una ocasión, porque me afectó directamente.
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte por tan interesante convocatoria.
Un fuerte abrazo Charo.
Muy bueno, imprevisto y espeluznante relato. Me leí otro por ahí casi igual al tuyo. ¿Coincidencia? Puede ser, estamos en relatos fantasmagóricos. Una despedida también muy apasionada y tierna. Genial.
ResponderEliminarBeso
Qué triste final ha tenido tu relato, la verdad es que se me encoge el corazón de pensar en esa muerte, víctima de apuñalamiento.
ResponderEliminarTu relato está genial, Charo.
Un placer haber participado esta semana siendo tú la anfitriona, gracias.
Un beso.
Muy bien narrado Charo! Y es que el más allá está más acá de lo que parece. Gracias, me ha gustado mucho. Buena convocatoria, como siempre.
ResponderEliminarMuchos besos
Se me han puesto los pelos como escarpias con el final. Como vino a despedirse y ese rencor a veces nos juega malas pasadas. Un relato inquitante pero hermoso. Besos.
ResponderEliminarSe me han puesto los pelos como escarpias con el final. Como vino a despedirse y ese rencor a veces nos juega malas pasadas. Un relato inquitante pero hermoso. Besos.
ResponderEliminarY sí Charo que hemos coincidido en el enfoque del tema; y es que en el fondo somos unas incurables románticas... sólo que yo me hubiese dado vuelta, aún enojada; hasta en la más dura batalla siempre hay una tregua.
ResponderEliminarMe gustó muchísimo, y también el haber coincidido con vos... un besote.
A ella siempre le va a quedar ahora ese resquemor de no haber dado su brazo a torcer... pero tal vez tengo una segunda oportunidad, aunque no sea de cuerpo a cuerpo, sino de alma a alma... quién sabe.
ResponderEliminarPor eso los enfados han de durar poco.
Un beso enorme.
Menudo relato...esa presencia fría traspasa las letras...muy bueno...
ResponderEliminarpd. El viento sigue soplando y trayendo esos besos fríos...
¡Tremenda historia, que escalofrío! Fue una despedida desde otra dimensión que sólo se nota desde dentro.
ResponderEliminarUn besote
Un relato de terror sobrenatural que encoge el corazón. Ella lo sentía físicamente, quizás porque de algún modo supo lo sucedido y tuvo el deseo de despedirse.
ResponderEliminarMuy buen relato Charo.
Un abrazo