Este jueves Ame nos convoca en su blog para hablar de nuestros sueños. Yo he preferido hablar del sueño de horror en el que vive Aziz, un niño de El Congo. Si queréis ver más sueños pinchad AQUÍ
Todo
está en llamas. En la oscuridad de la noche el fuego es de un anaranjado
intenso y forma unas enormes fauces que tratan de devorarlo. Echa a correr
despavorido pero sus piernas no avanzan. Incomprensiblemente el humo no se ve,
pero siente sus efectos. No puede respirar y un ataque de tos le hace expulsar
una flor quemada. Hay soldados armados con fusiles por todas partes. De pronto, levanta una piedra y allí está, un
niño parecido a él. La piedra es pequeña
y no entiende cómo ha podido esconderse debajo y pasar desapercibido. Oye
gritos desgarradores por todas partes y ve cómo un soldado está forzando a una mujer. Intenta ir a ayudarla pero se da
cuenta de que está metido en una jaula muy pequeña, en la que tiene que
permanecer agachado y de la que no puede salir. La mujer lo llama y lo llama, pero él no puede ir, ni
siquiera puede hablarle. Quiere sacar un brazo por los barrotes pero se unen
entre sí cada vez que lo intenta, como si fuera un juego. Escucha un repiqueteo
que no sabe de donde proviene. Abre los ojos y por un momento está
desorientado, no sabe si está todavía en el sueño o en la realidad. La lluvia
cae con fuerza sobre el plástico del chamizo. Poco a poco sus sentidos se van
despertando y nota el frío y la humedad del suelo debajo del mugriento colchón
donde duerme.
Todas las noches el pequeño Aziz tiene el mismo sueño recurrente y no
sabe por qué, no recuerda nada que no sean las minas de coltán, donde trabaja
desde que amanece hasta que el último rayo de sol se oculta por el horizonte.
Es agobiante, estruja el alma, Charo.
ResponderEliminarLo mostruoso que somos capaces de ser los adultos, tanto como para causar terror, daños irreparables.
Tu relato es excelente, pero me deja muy triste
Un beso, Charo y gracias
Ufff es impresionante eso de las minas de coltán. Y no nos damos cuenta de lo que implica por ejemplo, un móvil. Nos gastamos cada año burradas en uno y al final, es un nene el que con su vida, la de sus familias nos hace estar a la última. ¡Qué triste! Un comercio sangriento.
ResponderEliminarSi nos parásemos un poco a pensar. Solo un poco...
Un abrazo muy fuerte.
Qué tema! ...algunos no sólo no merecen ser llamados adultos, sino ni siquiera, seres humanos.
ResponderEliminarBesos y un abrazo.
Ay, tu texto arruga el alma, lo he leído sin respirar y me falta ahora el aire... que triste es que para que unos tengamos lo último otros apaguen poco a poco su vida...
ResponderEliminarVivimos en un mundo que se divide de un modo muy injusto, que nos enseña a tenerlo todo y no a que todos somos iguales... en fin... estremecedor relato el tuyo Charo...
Besines...
Por desgracia ese sueño se convierte demasiado a menudo en realidad.
ResponderEliminarUn sueño degarrador.
Un abrazo
Terrible pesadilla del que miles, millones nunca logran escapar!
ResponderEliminar=(
Un fuerte abrazo
Un relato profundo y cruelmente real..Tocas un tema que la mayoría de los dirigentes de organizaciones mundiales debaten en grandes cenas benéficas y al final ellos mas gordos y los niños mas solos que nunca...Le diste otra tónica a este jueves...besos
ResponderEliminarTremendo relato! Me impactó el final. Como siempre logras llevarme por senderos que desembocan en cosas inesperadas. Intenso e implacable.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Ufff Charo !!!!!! Que dolor, cuantas injusticias. Tremendo y profundo relato Charo. Bravo, me impacto desde la primera frase.
ResponderEliminarUn beso
Isa
Uf! Me falta el aire, hoy nos has hecho sentir casi como tu niño, bueno casi no, sino no continuariamos nuestra vida tranquilamente, ni comprariamos un mobil casi cada año ni....tantas cosas. Menos del 25% de la poblacion mundial, vive con mas del 75% de la riqueza. El resto de la poblacion, mas del 75% sobreviven con nuestras sobras o sea menos del 25% de la riqueza. Esta es la cruda realidad en la que a los niños les toca la peor parte. La mayoria de los niños del mundo mas que soñar viven autenticas pesadillas. Gracias por tu aportacion, ha sido una sacudida bestial, pero de vez en cuando la necesitamos. Besos.
ResponderEliminarUffff Charo, llegas hasta el fondo del alma. Precioso y terrible relato. Un beso
ResponderEliminarEs un relato maravilloso, perfectamente escrito...y de los que deja mucho poso...mucho para pensar...
ResponderEliminarUff, un relato muy duro como lo debe ser esa realidad en la que Aziz y tantos como él viven una injusticia propiciada por nosotros, fomentada por nuestras empresas y gobiernos. Creo que solo con denuncias para concienciar, como lo es este relato, se podría lograr que la siguiente generación congleña tenga otra vida.
ResponderEliminarBesos.
Pesadilla con toques kafkianos y sin embargo, a la vez, la más desnuda de las realidades. Me ha gustado mucho. Digamos que el coltán, convertido en prodigiosos aparatos se consume, casi se despilfarra, sobre todo lejos de donde vive Aziz o, lo que es peor, se abandona terreno agrícola por la explotación de estas minas donde la explotación está muy presente. Sé, me consta, que el interior de los dos Congos, el de Brazaville y la República Democrática, alimentos básicos que antes se encontraban fáciles hoy apenas existen por el "oro negro".
ResponderEliminarTerrible y cruel la realidad, más incluso que los malos sueños.
ResponderEliminarTriste...
Nauthiz
Así es el mundo, horrible y cruel. Y ese es un sueño muy real para demasiadas personas.
ResponderEliminarUn saludo.
Así es el mundo, horrible y cruel. Y ese es un sueño muy real para demasiadas personas.
ResponderEliminarUn saludo.
Por un momento con tu impecable relato has puesto voz a uno de los millones de seres humanos que en el mundo viven en condiciones infrahumanas. El primer mundo se asienta en los pilares sangrientos de una humanidad que sufre.La inmensa mayoría de nosotros, mientras tanto, dormimos plácidamente con la conciencia anestesiada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.