FOTO DE SEBASTIAÖ SALGADO
Esta semana nos conduce Gaby, del blog MIS LETRAS INSOMNES,que nos propone asomarnos a la ventana y contar qué vemos. Esto es lo que yo he visto.
Mientras comemos, el gato mantiene el equilibrio sobre el filo de la
ventana de enfrente. Mi hijo lo mira extasiado sin comprender cómo es posible
que no se caiga. De pronto su expresión cambia a la vez que escuchamos en el
patio una voz mimosa de mujer. ¡Tesoroooooo! ¡Cositaaaaaa! ¡Ya estoy aquí mi
amoooor! Cuando ella introduce la llave en la cerradura del portal, el gato
salta de la ventana hacia el interior de la casa. No sabemos su nombre. Mi hijo
lo llama Alfredo.
Tras
los visillos blancos, mi hijo y yo vemos cómo la mujer y el hombre se besan
apasionadamente.
Todos los días Alfredo espera dormitando sobre el filo hasta que llega
su dueña, mientras las estaciones se suceden en los árboles del patio.
Pero
ayer no lo vimos, ni antes de ayer, ni el día anterior... Le digo a mi hijo,
cuando me pregunta, que es posible que esté enfermo y su dueño no le deje salir
a la calle porque hace frío pero creo que no lo volveremos a ver. He oído
discutir a la pareja a altas horas de la noche y hace mucho tiempo que ya no
los veíamos besarse tras los visillos. Veo al hombre desde mi cocina asomarse a
la ventana a fumar un cigarrillo tras otro.
Hoy
me he despertado en medio de la noche y el seguía allí, fumando y bebiendo,
asomado a la ventana. Amparada por la oscuridad, lo observo durante un rato.
Está triste, demacrado, con la mirada perdida, y parece que habla solo. Intenta
sentarse sobre el filo, como hacía el gato, pero no consigue o no quiere
mantener el equilibrio, y antes de que yo pueda siquiera reaccionar, se
precipita hacia el patio donde su cuerpo queda destrozado.
Gracias por este regalo Gaby, con su gatito y todo!!!!
Gracias por este regalo Gaby, con su gatito y todo!!!!
Ay, Charo, te seguí tan confiada y de pronto todo se va a pique, el gato, el amor y una vida. Muy buen relato, amiga, un abrazo
ResponderEliminarAlgo tierno que luego deja de pasar, para terminar en algo trágico.
ResponderEliminarTerminó un amor y trágicamente una vida.
Bien contado.
Ni los gatos, ni el amor tienen siete vidas... los desenamorados, tampoco.
ResponderEliminarUn beso
Charo que susto has pasado...
ResponderEliminarSeguramente querría ser amado como lo era el gato, al que por celos mató.
ResponderEliminar¡Ea!, ya te he hecho yo otra historia, esa es la grandeza de nuestros jueves.
Un abrazo.
Buenas trades, Charo:
ResponderEliminarUn relato excelente, en el que creas hábilmente una trama abierta a múltiples subtramas. Optas por contarnos la del destino del marido mientras permites que nuestra imaginación fantasee posibles trasuntos para los otros personajes.
Gracias, Charo.
Avasallador relato con un tragico final. Una creacion magnifica, Charo.
ResponderEliminarUn beso
También algo así puede suceder tras la ventana. No siempre todo es belleza, hay tragedias también.
ResponderEliminarDa mucho juego para imaginar mil cosas, que sería de la mujer, que le pasó al gato...
Me ha encantado, muy bueno.
Muchos besos
Muy bonito relato.
ResponderEliminarUn beso.
Uff qué final! Una historia que comienza tiernamente pero cambia radicalmente sobre su desenlace.
ResponderEliminarMe encantó y sorprendió. Es perfecta.
Un beso enorme.
Menuda la señora, o el señor, o el gatito, que regusto más amargo Charo, Bravo por este inquietante relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nos podemos imaginar lo que pasa en otros mundos, otras casas; pero nunca lo sabremos. En este caso fue algo terrible, y la protagonista seguro que nunca pensó que podría pasar.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy interesante tu relato. Cuántas vidas hay tras las ventanas!!!
ResponderEliminarUn beso
Muy interesante tu relato. Cuántas vidas hay tras las ventanas!!!
ResponderEliminarUn beso
Es el espejo de como al cambiar una pequeña variable puede cambiar el rumbo del mundo, sin que apenas nos demos cuenta. Y este relato de fe de lo poco que sabemos de la gente que vive a nuestro alrededo y lo triste que es eso en el fondo.
ResponderEliminarLas ventanas, esos enmarcados mundos sugeridos donde el salir o el entrar, el traspasar o el imaginar están muy unidos al universo interior de nuestros conflictos y deseos.
ResponderEliminarUn abrazo
Toda una historia que transcurre prácticamente, a través de la mirada de quien observa por la ventana.
ResponderEliminarEl gato Alfredo, su dueña, el hombre... todo va dando sus señales para convertirse en un gran relato y una triste historia de amor.
El abandono, a muchos le sienta muy mal y la no superación de la pérdida los lleva a decisiones trágicas.
Como siempre te has lucido! Muchas gracias Charo por estar, por compartir y acompañarme en esta convocatoria, en cuanto termine la lectura de todos los participantes, hago el cierre y dejo la posta en tus manos.
Besos!
Gaby*
El comienzo del relato nunca hace sospechar el trágico final. Lo has llevado de una manera tan genial que es imposible sosphecharlo hasta que sucede y nos quedamos con el vello de punta; y eso se merece una enhorabuena.
ResponderEliminarLas vidas que vemos a través de las ventanas, como simples espectadores del mundo, no son siempre lo que parecen.
Un abrazo
Qué trágico final!! Un relato muy a tu estilo. La tristeza y el desamor a veces lleva a la locura, y la locura a desenlaces fatales.
ResponderEliminarUn beso!
Ese gato era un "ligón" mira que conquistar a la apasionada visitante y abandonar a su suerte a su dueño. ¡Ingrato! ¡Desleal! ¡Traidor!
ResponderEliminarToda una historia con la ventana de escenario para un fatal desenlace. Me gustó.
Besos
Y... se acabó. Cuanta tristeza hay tras el final del amor.
ResponderEliminarMe gustó... tal vez no esperaba este fin y eso me ha llevado a la sorpresa.
Besos!!!
Hola; el final tiene su punto de tremendismo. Tenía que pasar, algo me lo decía, pero las palabras fueron las que nos transmitió la caída, desde que el hombre sustituye al gato. Me suena a Poe, a todas estas... Saludos. Pablo.
ResponderEliminarAis Charo, que hasta he escuchado el crujir de los huesos del hombre al dar contra el suelo, es que estaba embobada leyendo la historia, esperando que apareciera de nuevo el gato que al caerse o tirarse él me ha pillado de sorpresa. ¿El amor se fue con el gato, o era el gato el amor disfrazado de felino? Ya has disparado mi imaginación, a ver ahora quien la frena, jajaja, miles de besosssssssssss
ResponderEliminarEste relato da para más extensión, aunque dice mucho en las pocas letras que lleva...no olvidemos que una ventana es un ojo al mundo...pero también una salida...me ha encantado lo paralelo de las vidas de gato y niño y pareja...
ResponderEliminarToda historia son dos historias...¿eh?
Besos mil
Los gatos se mueven a su antojo, la ventanas casi estáticas, pero tienen un punto en común de libertad.
ResponderEliminarUn beso.
Como siempre un final de vértigo!!
ResponderEliminarMuy bueno
Nauthiz