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jueves, 11 de diciembre de 2014

ESTE JUEVES........PROYECT U.F.O.





    Esta es mi aportación a la convocatoria. Puedes leer más relatos participantes AQUÍ


   "Mi niño desapareció una noche y yo sé que fueron ellos. Ellos se lo llevaron. Hacía tiempo que lo buscaban. Yo lo sé. A veces me levantaba de madrugada y encontraba a Daniel sentado en el porche, mirando al cielo. Solo tenía siete añitos. Los médicos decían que era sonámbulo, pero yo sé que no era eso. No me diga que por qué lo sé porque no sabría explicárselo. Había algo en su mirada que parecía encerrar otros mundos, como si toda la inmensidad del universo pudiera concentrarse en sus profundos ojos azules. Yo lo conducía de nuevo a la cama, con cuidado de no despertarle aunque sus ojos estuvieran abiertos.
      Mami, me dijo una vez, no estés triste, tengo que irme con ellos pero nunca te olvidaré. Cerró los ojos y se quedó dormido. Y le creí, y una tristeza infinita se apoderó de mi corazón.
      Aquella noche, cuando desperté, supe que había ocurrido lo inevitable. Los sonidos  habituales de una noche de verano habían dejado de oírse. Una verdosa claridad entraba por la ventana. Bajé las escaleras a toda velocidad pero Daniel ya no estaba en el porche. Solo acerté a distinguir una estrella más intensa de lo normal que se alejaba en el infinito”.
        Sofía vuelve a sumirse aquí en su habitual mutismo.
       La desaparición de Daniel Fernández, de siete años, copó toda la información de los medios de comunicación durante un tiempo. Se barajaron multitud de teorías, se interrogó a numerosos vecinos del pueblo, Policía y Guardia Civil investigaron el caso pero el niño no apareció, ni vivo ni muerto.

         Su madre perdió la razón y aún hoy, ocho años después, permanece ingresada en el hospital psiquiátrico de Ciempozuelos (Madrid). El caso ha pasado a formar parte de la base de datos de la policía dentro de los 100 casos de la carpeta “desapariciones inquietantes”.

12 comentarios:

  1. Ay que inquietante tristeza me produjo tu relato, a veces la locura es el camino mas corto para entender.
    Un beso

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  2. La locura siempre al acecho, esperando a que nuestra debilidad aparezca para entonces aferrarse a nuestra mente. Lo que no se es cómo no se ha vuelto loco el niño este de tus relatos ¡le pasan unas cosass!

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  3. Un comentario anterior parece citar al Joker, para quien la locura es la única respuesta cuerda a la realidad.

    Encima que no pueden ayudarla, la internan, una forma de tenerla prisionera.

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  4. Uuufff!!!
    bien traumatice para la madre y toda la familia y a la vez muy triste, quizás su hijo, realmente no era su hijo, tal vez era parte de ellos

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  5. Una gran historia completamente posible Charo.... Muchos saludos y tu idea ha sido muy buena!

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  6. Muy bueno...además muy bien expresado ese asumir el destino que tiene la madre, a pesar de lo cual no se resigna...magnífico como siempre.
    Besos y gracias.

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  7. Estremecedor relato, Charo. Una fusión entre la ficción y la realidad. He leído historias de esta índole, y la verdad te erizan la piel. Pobre, quien podra consolar su corazónde madre.
    Un beso

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  8. Sí que es inquietante, sí...
    Tu relato explicaría muchas desapariciones misteriosas...
    Muy bueno!
    Un beso!

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  9. Qué dolor tan grande el de la madre con la desaparición de un hijo... No queda más camino que la locura....
    Nauthiz

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  10. ahhhhhhhhh...me has dejado helada, inquieta y muy triste al pensar en esa madre sufriendo por su hijo que irremediablemente perdió.
    =(

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  11. Muy bueno! Si algún día vuelve el niño, quizás siga siendo niño, ya que en el espacio el tiempo pasa diferente.

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  12. Y es que los niños siempre dicen la verdad. ¡Y su madre le creyó! La separación entre ambos fue traumática pero no creo que fuera para tanto jejeje. Seguro que, teniendo en cuenta lo inquieto que es un niño de siete años, lo acaban devolviendo.

    Un besote

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