Después de muchos jueves sin participar, vuelvo con ilusión a esta reunión semanal y me sumo a la convocatoria de María José. En su blog LUGAR DE ENCUENTRO hallaréis más historias sobre este tema.
LA LEY DEL
PATIO
Lo había jurado por sus muertos. Durante muchos años el ansia de
venganza era lo único que lo había mantenido con vida. Esta era su oportunidad
de hacerle pagar por aquel chivatazo que había truncado su fuga en el Puerto I.
Cuando su compadre le dijo que “el pelao” había ingresado la tarde anterior,
supo que ninguno de los dos saldría ya de prisión. Tenía que actuar deprisa o
“el pelao” pediría protección a los funcionarios.
Por la mañana no fue a desayunar, no quería que “el pelao” se enterara
de que él estaba en este módulo. Cuando abrieron el patio, escogió un rincón
apartado, se puso la capucha de la sudadera y esperó pacientemente hasta que se
presentara la ocasión. El elemento sorpresa era su principal baza. Notaba el
afilado pincho en el tobillo, escondido dentro del calcetín. Cuando lo vio
aparecer por la puerta del patio su corazón se disparó pero mantuvo la calma,
si se precipitaba no conseguiría su objetivo. “El pelao” se puso a saludar a
algunos colegas. Lentamente, “el tato” sacó el pincho del calcetín y se lo
escondió en la manga de la sudadera. Se dirigió al “pelao” sin quitarse la capucha, le tocó en el
hombro para que se volviera y le viera la cara mientras hundía el pincho una y
otra vez en su abdomen.
¿Te acuerdas de mí chivato de
mierda? Fueron las últimas palabras que escuchó “el pelao” antes de morir.
No todos los patios son lugares de encuentro y jolgorio, algunos son para arreglar asuntos pendientes.
ResponderEliminarTu relato cumple la intención que se propone y llega con toda su fuerza a ese final de ajuste de cuentas.
un abrazo
Una variante de patio muy particular que nos has traído Charo jeje...muy apropiado marco para la historia dura que nos cuentas.
ResponderEliminarMe alegra que hayas decidido retornar a nuestros jueves!
=)
Un patio de vivencias duras. Tu forma de contarlo deja que la imaginación vuele.
ResponderEliminarTu estilo de escritura me gusta. Saludos.
La frialdad de ese patio refleja lo que se cuece dentro, ¡qué horror!
ResponderEliminarMe alegre ver otra variante de patio. Esta ha sido muy original y muy conseguida.
ResponderEliminarMe alegra haberla leido. No todos los patios tienen que estar rodeado de macetas, hay patios crueles como este.
Un saludo.
No todos los patios son agradables. Este es un ámbito para una venganza violenta.
ResponderEliminarTiene tu estilo.
Esos patios son los lugares más trágicos en la vida real. Muy buena trama la hay en tu relato.
ResponderEliminarHasta ahora no había leído un drama violento, trágico. Pensé me quedaría sola con mi patio dramático y fatal. Fue un placer leerte.
Saludos
Ese patio no huele a claveles precisamente...
ResponderEliminarUn beso y enhorabuena por esta versión. Cafelito.
En ese patio todo son duras aristas y no hay ni un solo sitio para la calma. Ni un sitio para charlar a la sombra. Hay mucha tristeza y mucha soledad y le falta algún brote verde que hable de esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo..
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEl patio de tu casa es muy particular, original enfoque :))
ResponderEliminarUn beso!!
Una buena idea la de ofrecer la contrapartida a tanto floripondio. Besos.
ResponderEliminarOtro aspecto duro y real como la vida misma de un patio, en este caso de una cárcel. Me gustó. Un beso y gracias Charo por participar.
ResponderEliminarduro
ResponderEliminarPues si, éste es otro tipo de patio, donde no quisiera encontrarme;pero por desgracia existe y pasan esas cosas como tú bien has descrito
ResponderEliminarUn abrazo
Un patio diferente, duro, cruel. Lo has reflejado muy bien. Besote
ResponderEliminarPatio duro, patio de desencuentro y de rencor acumulado, patio donde rige la ley del Talión, patio no apto para la convivencia pacífica.
ResponderEliminarMagnífico contrapunto a los patios amables que nos han acompañado esta semana, Charo.
Un fuerte abrazo.
macabro relato. pero a al vez interesante por aquello de que te has alejado del patio tradicional...es decir, has tenido imaginación.
ResponderEliminarmedio beso.
Sí, quiero y a ello vengo.
ResponderEliminarNo es este un cuento chino, ni de un rosa empalagoso...es el de tu patio y me gusta, aunque sea un tanto duro.
Beso
El patio de la muerte. Normal si tienes en cuenta el promedio de asesinos por m2.
ResponderEliminarEl texto es muy bueno, te arrastra aun sabiendo a lo que te lleva.
Besos
Buen relato, viviendo desde cerca los pensamientos y sentimientos del Tato y sintiendo la sorpresa que se llevó el Pelao.
ResponderEliminarBesos Charo, hasta mañana.
Al final el tato consiguió lo que más ansiaba: liquidar a quien frustró su fuga e incrementó su condena. Me atrevo a decir que, en esta historia, el verdadero inconsciente fue el pelao, que, con el delito, provocó su entrada en la cárcel, donde ya sabía lo que le esperaba. ¿Suicidio premeditado o asesinato? quién sabe.
ResponderEliminarBuen relato Charo. Besos
Relato duro de prisiones, que parece de película.
ResponderEliminarUn beso.
Un muy buen relato, duro como se merece ese encuentro bien diseñado.
ResponderEliminarY como bien dicen los compañeros un patio diferente.
Que se las trae.
Un abrazo.
Charo, eres una fiera de niña, jajaja ¿¿¿Cómo acertaste el fragmento mío y el de Juan Carlos???
ResponderEliminarUn beso, compi!