Esta semana, Dorotea en su blog LAZOS Y RAÍCES nos ha hecho una propuesta muy original: cada uno de nosostros debía elegir cinco palabras y un nombre y ella se ha encargado de mandar a cada uno las palabras de otro sin saber de quien se trata.
Mi nombre era, CANOA, y mis palabras: ORO-CIRUELA-CIGÜEÑA-BICICLETA-RAMA.
Este es el resultado:
CANOA
Canoa no era su verdadero nombre. Se
llamaba Emeteria, como su abuela que murió justo el día antes de que ella
naciera, pero se lo cambió cuando lo
leyó en un libro de cuentos. Aparte del nombre, su abuela le había dejado en
herencia unos pendientes de oro que nunca se
quitó y una receta secreta para hacer la mejor mermelada de ciruela que nadie hubiera probado jamás. Vendiendo
esta mermelada a los visitantes que pasaban por su pueblo para obsevar los
innumerables nidos de cigüeña que coronaban
sus múltiples campanarios, Canoa se ganaba la vida desde que a muy temprana
edad su madre muriera y su padre la abandonara.
Nunca se había casado a pesar de que era muy buena moza y no le habían faltado
pretendientes del pueblo y de los alrededores. Cuentan que una vez se enamoró
perdidamente de un forastero que llegó el día de San Blas, que era la fiesta
del pueblo, para estudiar durante todo el verano el comportamiento de las
cigüeñas que como se sabe son aves migratorias que suelen venir a España en Febrero
cuando el frío empieza a templar. Cuentan también que desde el primer momento
en que se vieron no volvieron a separarse, hasta que un día, cuando iban a
recoger ciruelas en bicicleta, la rama de un árbol le cayó en la cabeza al
forastero, con tan mala suerte que se quedó muerto en el acto.
Desde entonces,
Canoa no volvió a hacer nunca más su mermelada de ciruelas y ahora, ya anciana,
recorre el pueblo con la mirada perdida en el infinito, vestida con harapos pero
con los pendientes de oro de su abuela, repitiendo una y otra vez: “Por San
Blas, la cigüeña verás…”
¿Cómo voy a comentar si no hay texto???
ResponderEliminarBueno, te dejo un café para mientras tanto. espero.
Charooooo! el relato brilla por su ausencia! ainsss, a dónde hay que ir a buscarlo?
ResponderEliminar:)
Perdonad chicas! Tuve un problema con un virus en mi ordenador y me dejó a medias...je je problemas de la informática...
ResponderEliminarLástima, su esperanza terminó tragicamente.
ResponderEliminarMe gusta este relato, viéndola como nos la presentas en el presente, como a tantos ancianos, es difícil imaginar que fueron jóvenes y tan felices como cuentas.
ResponderEliminarEl pueblo ya me dirás cuál es, me encantan las cigüeñas.
Besos.
Pobre Canoa, un novio que tiene y se muere, que mala suerte. Un relato muy bien logrado con las cinco palabras que te encomendaron.
ResponderEliminarUn abrazo
Y la vida cambia en un segundo y para siempre... Un relato triste y hermosamente escrito.
ResponderEliminarSerá cierto que el destino nos marca, para bien o para mal. Da lastima imaginar a Canoa añorando lo que no fue, a pesar de los años.
ResponderEliminarUn beso, Jime
Es muy bonita la historia, pero me hubiera gustado que tuviera un final más feliz para Canoa. Cuando el amor se rompe de esa manera tan trágica, deja tambien roto el interior (y creo que es difícil de remendar).
ResponderEliminarBss.
Pobrecita se quedó sin su enamorado y sin su afición por hacer mermeladas, que vida más dura y que mala suerte la rama. Un besote
ResponderEliminar(Ahora sí, encontré tu relato!!!)
ResponderEliminarUna triste historia, donde cantan presente añoranzas y pérdidas. La renuncia a continuar con aquella tan rica mermelada porque la ausencia y el recuerdo de aquel desafortunado suceso, pesa. Una gran narración, que deja ese sabor amargo -ya no de las dulces ciruelas- sino de lo cruel que suele ser a veces el destino. Las palabras han engarzado en el relato de maravillas.
Beso!
Gaby*
Yo tambien me hubiera cambiado el nombre y puestos a cambiar, un giro a esa vida triste, a esa mermelada dulce de ciruelas... pero asi jugó tu imaginacion con las cinco palabras que YO inventé. ¡ole!
ResponderEliminarUn besazo
Un estupendo paseo por ese submundo de las cigüeñas, tan desconocido para muchos de nosotros.
ResponderEliminarCon las cinco palabras has hilvanado el relato de forma sencilla y entendible.
Besos
Pobre Canoa, su felicidad trastocada en un instante... En poquitas palabras nos das lo dulce, lo vital, el amor y el dolor de la pérdida. Me encanta como te las has ingeniado para contar una historia tan bonita con tan poquito.
ResponderEliminarBesos!!
Pobrecita, para una vez que se enamora, desde luego...Muy buena historia con tus cinco palabras, hay de todo, amor, desamor, herencia y ese dulzor que deja la mermelada de cirula.
ResponderEliminarUn abrazo!!!!!
Muy lindo relato (no sabìa que las cigüeñas iban por allì en invierno... sì que iban a Parìs a buscar niños ;)
ResponderEliminarUn amor que viviò para la eternidad...
un fuerte abrazo.
Muy tierno y muy duro. Pero le quedó solo ese amor para toda la vda...que triste.
ResponderEliminarUn beso.
Todo sucede como en cámara lenta... un amor arrancado desde lo más profundo... una frase llena de un destino que ya estaba hecho. Un beso!
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