Este jueves nuestro conductor es Pepe que en su blog Desgranando momentos nos invita a contar historias sobre el insomnio. Podéis leer a todos los participantes pinchando en el enlace.
A mi
abuela la ingresaron en un psiquiátrico y allí murió en menos de seis meses,
con una camisa de fuerza que le impedía mover los brazos pero que no le impedía
mover la cabeza de un lado a otro y
gritar, con los ojos desorbitados por el terror, como si estuviera viviendo en
una pesadilla constante. Su madre había corrido la misma suerte y también la
madre de su madre.
Ahora entiendo por qué la mía se
suicidó con cincuenta años tirándose al pozo que teníamos en el huerto. La
gente del pueblo murmuraba y me miraba con cara de lástima cuando entraba a
comprar a la panadería o a la tienda de ultramarinos. La ignorancia les hacía
pensar que las mujeres de mi familia
habíamos sido maldecidas por algún pecado cometido por nuestros ancestros.
No tengo hermanos y ahora también entiendo
por qué. Es posible que yo solo fuera un descuido como también es posible que
mi madre no tuviera el valor de decirme lo que sé ahora. Que mi familia sí esta
maldecida, pero con una enfermedad rara causada por una deficiencia en una
proteína del cerebro. Una enfermedad sin cura y que se transmite con un
cincuenta por ciento de probabilidades. Por desgracia, cuarenta de los cien
casos existentes en el mundo, se concentran en el Condado de Treviño, donde mi
familia ha residido toda la vida.
Los primeros síntomas ya han empezado a
manifestarse. Hasta ahora, el temor a padecer la enfermedad era lo que me
quitaba el sueño, pero podía alcanzarlo atiborrándome de somníferos. Ahora, ni
siquiera estos me producen una hora de sueño en la que desconectar mi cerebro.
Acabo de cumplir cincuenta años y otros síntomas empiezan a manifestarse: esta
mañana cuando me he mirado en el espejo, mis pupilas no eran sino dos puntitos
negros en una mirada vidriosa, los temblores sacuden mi cuerpo cada vez más a
menudo, las gotas de sudor resbalan por mi frente cayendo en mis ojos y la ropa
se pega empapada a mi piel. Mi cuerpo, y sobre todo mi mente irán
deteriorándose a un ritmo tal que en seis meses no seré capaz de distinguir la
vigilia del sueño, dejaré de hablar y entraré en un estado de coma alterado por
movimientos defensivos contra abominables monstruos solo existentes en mis
sueños vívidos. Una forma espeluznante de morir.
No consentiré que mi hija y el bebé
que lleva dentro corran la misma suerte. Acabaré con los dos ahora mismo,
mientras duermen y disfrutan de sueños todavía felices. Después, seguiré a mi
madre hasta el fondo del pozo con la esperanza de ser la última de mi familia
en sufrir este mal.
El Insomnio Familiar Fatal (IFF) es una enfermedad neurológica
hereditaria y muy poco frecuente, que se basa en una compleja alteración
genética, en la que el afectado sufre un insomnio progresivo, que no se puede
tratar con fármacos, y que llega a alterar el funcionamiento del sistema
nervioso central, hasta que al cabo de meses, o unos pocos años, ocasiona la
muerte del paciente.
Desde luego es una pesadilla horrible.
ResponderEliminarQué susto aún estoy temblando de miedo. Un saludo
ResponderEliminarEso atemoriza más que una horda de muertos vivos.
ResponderEliminarTerrible decisión la del personaje,
¡¡¡Qué horror!!!!, se me ha puesto el cuerpo malo, ni había oído hablar de esa enfermedad, ufffffffffffff
ResponderEliminar¡¡¡Qué horror!!!!, se me ha puesto el cuerpo malo, ni había oído hablar de esa enfermedad, ufffffffffffff
ResponderEliminarEso si que es una pesadilla!!!
ResponderEliminarMenuda historia.
Besos
Cuántas veces el sueño nos abraza y nos libera...no imagino el horror de esta enfermedad..
ResponderEliminarNauthiz
que horror, realmente una pesadilla, me dejo sin palabras y con el corazón apretado
ResponderEliminarque horror, realmente una pesadilla, me dejo sin palabras y con el corazón apretado
ResponderEliminarImpecable relato! Espeluznante final y la trama me ha dejado sin palabras. Qué imaginación, compañera! Te felicito! Un abrazo enorme.
ResponderEliminar!!! Menuda noche me espera como me de por recordar tu entrada¡¡¡
ResponderEliminarUn abrazo.
!!! Menuda noche me espera como me de por recordar tu entrada¡¡¡
ResponderEliminarUn abrazo.
Madre mía, ¡qué horror¡ dios nos libre de algo así. Me has llegado a transmitir verdadero terror.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy en tu linea Charo.Imaginativo y con un punto de terror añadido que deja al lector sumido en la inquietud. La enfermedad de la que hablas debe ser terrible.
ResponderEliminarGracias por participar en mi convocatoria.
Un fuerte abrazo.
Que horror, si hasta se me pone mal cuerpo solo con pensarlo, tambien es tener mala suerte, le podia haber tocado el otro cincuenta por ciento. Besos.
ResponderEliminarQue horror, si hasta se me pone mal cuerpo solo con pensarlo, tambien es tener mala suerte, le podia haber tocado el otro cincuenta por ciento. Besos.
ResponderEliminarBufff esto es más que una pesadilla, mucho más, solo de pensar lo que te he leído se me parte el corazón, espero poder dormir esta noche.
ResponderEliminarMe encantó tu relato juevero, Charo.
Un beso.
Que bueno que es solo una historia sobre una terrible enfermedad,,al principio pensé que de verdad contabas tu vida y me dio tristeza lo de tu madre..pero menos mal ha sido un cuento..besos
ResponderEliminarDios Charo... vos sí que sabés hacer del insomnio un horror!!!
ResponderEliminarUn beso.
Tu relato nos va a quitar el sueño a mas de uno. Que enfermedad mas horrible y que brillante manera de ponernos los pelos de punta.
ResponderEliminarUn besazo
Tu relato nos va a quitar el sueño a mas de uno. Que enfermedad mas horrible y que brillante manera de ponernos los pelos de punta.
ResponderEliminarUn besazo
Se me ha erizado la piel con ese final escalofriante. Esa enfermedad es toda una pesadilla, pobre familia. =)
ResponderEliminarBeso
Se me ha erizado la piel con ese final escalofriante. Esa enfermedad es toda una pesadilla, pobre familia. =)
ResponderEliminarBeso