Este jueves Dorotea nos ha invitado a escribir sobre el frío en su blog LAZOS Y RAÍCES.
La muchacha se desliza por el lago helado
sobre los patines. Lleva un vestido de gasa negro que ondea al viento. Se apoya
en una sola pierna a la vez que eleva la otra, bien estirada, hacia el cielo. Los
brazos se alargan sobre su cabeza y juntan los dedos de las manos. Está a punto de realizar una
pirueta pero nunca consigue terminarla. Al fondo se divisan las montañas
nevadas pobladas de figuritas de todos los colores que descienden deslizándose
sobre los esquís. Ella nunca ha subido a la montaña, toda su vida es deslizarse
sobre los patines. De pronto nota un pequeño movimiento, una sombra
monstruosa se refleja en el hielo del
lago. Tiene la sensación de que va a suceder de nuevo y mira hacia arriba. Sí,
es él. La inmensa cara oscurece el cielo, claro hasta ese momento. Dos enormes
ojos negros se acercan más y más, la
boca torcida en una mueca de maldad. Todo está perdido, el gigante ataca de
nuevo y ella no puede escapar. El torbellino se desata arrasando todo a su paso. La nieve revolotea a
su alrededor a una velocidad de vértigo y en todas direcciones. Sus pies se
despegan del suelo y se siente arrastrada por una fuerza descomunal que la hace
chocar contra el hielo y el cielo una y otra vez. Ya no distingue nada, todo es
blanco, todo es nieve.
-¡Hugo, te he dicho un montón de veces que
no debes agitar tan fuerte la bola de nieve! ¿Ves? La patinadora se ha caído y
ya no puede levantarse…¡eres muy bruto Hugo!
Muy bueno, me ha encantado, sobre todo ese final inesperado.
ResponderEliminarUn abrazo
Me gustado mucho tu relato y sobre todo el final.
ResponderEliminarUn saludo.
jeje inesperado giro humoristico que el has dado al relato que aparentaba ser bastante terrorífico!
ResponderEliminarUn abrazo
Me encantó ese final.
ResponderEliminarGenial!!! un relato que va pasando fases, muy bien hilvanado en la trama para llevar de la angustia a la sonrisa en un final sorprendente y estupendo.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo
Final sorpresivo. Que sustos se debe dar la patinadora.
ResponderEliminarNo es oro todo lo que reluce :-)
ResponderEliminarMe ha gustado eso de empezar pensando una cosa y al final, zasss, la bola de golpe... Seguramente, jamás hará una pirueta mejor que esa... con tanta naturalidad.
Genial.
Un beso.
Jajajajajaja! ...es genial! ...me sorprendió y gustó ese final!
ResponderEliminarComo siempre Charo un super placer leerte!
Un beso.
jajaja... estuviste genial. El final me sorprendió como la bola a la pobre patinadora,jajaj
ResponderEliminar(cuando quieras te hago un resumen o mejor una extensión de mi relato. La estadística dice que 10 de cada 9 no lo entendieron, jajaja pero jamás pensé que estarías dentro de ellos, uahhhhhh me quiero morir....jajaj)
besos
besos
Vaya final, has estado muy imaginativa. Veo a Hugo con la bola de nieve de nieve sacudiéndola. Me ha sorprendido ese final.
ResponderEliminarUn beso.
Vaya final, has estado muy imaginativa. Veo a Hugo con la bola de nieve de nieve sacudiéndola. Me ha sorprendido ese final.
ResponderEliminarUn beso.
Y has puesto en mi cabeza el recuerdo de una de esas bolas de nieve... en algún sitio la vì, aunque no con la patinadora..
ResponderEliminarOriginal y sorprendente el final!!
Nauthiz
Una historia con sorpresa Charo!!
ResponderEliminarUna historia con sorpresa Charo!!
ResponderEliminarSi es que quién puede resistirse a agitar una bola de nieve?? Muy buena esa doble perspectiva desde la más que humana muñeca
ResponderEliminarEl frío ambiente de una patinadora solitaria, una amenaza sacada de las pesadillas más profundas y de pronto, ¡zas! una bola de nieve. Muy buen relato, un abrazo
ResponderEliminarTotalmente sorprendida! Genial. Gracias por tu relato. Un abrazo
ResponderEliminarUn relato muy refrescante, Charo, que me hace pensar en lo insignificantes que somos en el universo. También me recuerda un estupendo libro de Laura Gallego: "Alas de fuego". Un abrazo.
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