Mi relato está inspirado por la película El Nombre de la Rosa de Jean Jacques Annaud (en la imagen un fotograma) y basada en el libro del escritor Umberto Eco.
Encontrarás más relatos participantes en la convocatoria en este enlace PECADOS CAPITALES
Hacía 23 años que habían dejado a fray
Adelmo a las puertas del monasterio con unos días de vida y casi muerto por el frío.
El pequeño se aferró a la vida y
consiguió ganar la batalla a la muerte. Fue educado en el silencio y la oración, y por su
cabeza, por otra parte no muy lúcida, nunca pasó otro modo de vida que no fuera
ese. No había salido nunca fuera de los muros del monasterio pero Adelmo era
feliz. Sus días transcurrían entre los rezos y su trabajo en la cocina. Su
inocencia y candidez eran tales que aunque conocía los pecados de la carne,
nunca había sido tentado por ellos.
Una noche, ya solo en la cocina, un ruido
llamó su atención en la despensa. Armado con las tenazas de la lumbre
acudió dispuesto a matar al ratón que pretendía robarle la comida. Su sorpresa
fue mayúscula cuando descubrió que el ratón no era sino una muchacha sucia y
asustada. Adelmo se paralizó por
completo hipnotizado por sus grandes ojos negros que le pedían que no la delatase.
Conmovido, ofreció alimentos a la muchacha y la invitó a que desapareciera por
donde había venido, posiblemente el hueco por donde se tiraban los desperdicios
al barranco. Pero la muchacha, acostumbrada a tener que pagar por todo lo que
recibía, metió su mano entre los hábitos de Adelmo y masajeó su entrepierna. El
goce que experimentó lo hizo llegar al mismo cielo, pero en ese momento comenzó
su infierno.
Cada noche, Adelmo, cuando los demás ya
dormían, bajaba a la despensa donde a cambio de algunos alimentos de los que él
mismo se privaba, conseguía toda serie de placeres ignorados hasta el momento.
Pronto los pensamientos impuros ocupaban completamente su cabeza. Su cuerpo y su mente ansiaban experimentar el placer una y otra vez, sin
descanso. Dejó de comer y de beber, por las noches no dormía y durante el día arrastraba su cuerpo cada
vez más delgado y macilento por las dependencias del monasterio. Incapaz de
rezar, la idea de que el mismísimo Satanás se había adueñado de su espíritu y del cuerpo de la muchacha se introdujo en su
cabeza y le nubló el entendimiento. Así transcurrieron los meses, hasta que una
noche, trastornado por su delirio, el
joven monje, angustiado por la culpa y temeroso de la condenación eterna, de un
golpe certero se separó para siempre de la causa de su desesperación.
Recuerdo esa escena tan tierna, tan sensual que la novela y la película cuentan.
ResponderEliminarLo que hiciste es una interesante fanfiction. Y relataste los males, no de la lujuria, sino de la hipocresia, de los males que surgen por considerar pecado a la atracción sincera y espontanea. En tu versión, Adelmo mató a la rosa.
Tienes toda la razón Demiurgo, ¿cómo se puede considerar pecado algo tan maravilloso?
EliminarRecuerdo que, siempre que pasaban la película por televisión, esperaba con deleite la escena en que los jóvenes dan rienda suelta a sus instintos. En el cuento haces una recreación de ese momento y los sucesivos. Comprendo la desesperación del personaje, pero ¿acabará su acto con la atracción que siente por la chica?
ResponderEliminarUn abrazo.
Es sin duda una de las mejores películas para mi gusto. En cuanto al acto desesperado de Adelmo, la verdad es que no creo que cese la atracción pero se quedará simplemente en eso....aunque, también se peca de pensamiento ¿verdad?
Eliminar"Y si tu ojo te es ocasión de pecar, arráncatelo", se conoce que se le vino esto a la cabeza...
ResponderEliminarMe imagino como el pobre estaría en el séptimo cielo, ya que no lo había conocido antes. Quizá es que el abuso no es bueno en nada :) Pero creo que peor es dejar que las normas entorpezcan tu mente hasta llevarte a cometer un crimen de verdad...
Quien sabe, quizá se presentara otra ocasión diferente... No creo que conociendo el placer se privara para siempre de el :)
Muy bueno, me ha gustado mucho.
Muchos besos
Mira, ahora buscaba sobre los 8 pecados capitales y he encontrado esto. Te lo dejo por si te gusta :)
ResponderEliminarhttp://www.anundis.com/profiles/blogs/los-8-pecados-capitales-el-tormento-del-diablo
Muchas gracias Carmen por el enlace, ya me he pasado por él y me ha gustado mucho!
EliminarMe has recordado una bellisima pelicula.
ResponderEliminarUn placer leerte, no estoy muy bien, perdona que no pase un poco mas
Isa
Besos
Gracias por pasarte de todos modos. Espero que te mejores .
EliminarUn beso
Lei tres veces el libro y vi varias la película. muy apropiada la escena en la que te inspiraste para ambientar tu relato "pecador"
ResponderEliminarUn abrazo
El libro solo lo leí una vez, pero la peli también la vi varias veces, es buenísima!
EliminarNo conozco la película, voy a buscarla, me has metido el gusanillo de la curiosidad en el cuerpo con tu relato.
ResponderEliminarYo la considero una obra maestra, no dejes de verla!
EliminarNo conozco la película, voy a buscarla, me has metido el gusanillo de la curiosidad en el cuerpo con tu relato.
ResponderEliminarNunca he visto la película, y no será por las veces que la han puesto en la televisión, ahora después de ver tu escena seguro que cuando la echen la veo o la busco...
ResponderEliminarQue buena escena has descrito, muy bien puesto el pecado de la lujuria... Tanto fue el cántaro a la fuerte que al final se rompió... muy bueno Charo, me encantó...
Besinos...
Pues tienes que verla porque estoy segura de que te va a encantar!
EliminarMuy bueno el relato, in crescendo, como la lujuria del monje...morir o matar de lujuria, una idea base muy buena de partida...genial y genial la convocatoria. Enhorabuena
ResponderEliminarUna vez que caes en ese pozo es muy difícil salir seco!
EliminarY si se pudiera de un golpe certero acabar con el pecado que nos atormenta,el pensamiento que nos acosa...
ResponderEliminarCualquiera de los siete pecados es terrible..
Muy bien plasmada la atmósfera de persecucion opresiva que lleva a Adelmo al desenlace final.
Nauthiz
Tienes razón Nauthiz, ojalá pudiéramos acabar de un tajo con las cosas que nos atormentan!
EliminarUna obra magistral y buena la versión cinematográfica. Tu relato es parece sacado del mismo libro. Bien narrado, has logrado hacerme ver esa oscura cocina y he sentido la angustia de Adelmo que no pudo con el peso del pecado de lujuria y sin embargo la solución fue un mal mucho peor.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Leonor, es una película que me encanta, además está llena de pecadores por todas partes.
EliminarUna obra magistral y buena la versión cinematográfica. Tu relato es parece sacado del mismo libro. Bien narrado, has logrado hacerme ver esa oscura cocina y he sentido la angustia de Adelmo que no pudo con el peso del pecado de lujuria y sin embargo la solución fue un mal mucho peor.
ResponderEliminarUn beso.
Que lujuria, Charo! Este pecado lo infesto por medio de la chica, ya que sabe es la mejor carnada para el hombre. =) No he visto la película, pero me la llevo anotada, me parece muy interesante. Me gusto el final, pobre monje, menos mal tubo la fuerza y voluntad para desprenderse de un solo tirón.
ResponderEliminarBesos
Que lujuria, Charo! Este pecado lo infesto por medio de la chica, ya que sabe es la mejor carnada para el hombre. =) No he visto la película, pero me la llevo anotada, me parece muy interesante. Me gusto el final, pobre monje, menos mal tubo la fuerza y voluntad para desprenderse de un solo tirón.
ResponderEliminarBesos
Como todavia no cerraste, quiero que incluyas el enlace de una ex habitante de Hurlingham, interesada en sumarse a los jueves.
ResponderEliminarhttp://byalmabaires.blogspot.com.ar/2015/06/lujuria.html#comment-form
Gracias Demiurgo!!! .....mil e infinitas veces gracias, de ♥ ...un besote!
EliminarHecho!
EliminarVeo que más de uno hemos elegido el mismo pecado ...¿por qué será? ...jajajaja. Pues yo digo que es mi pecado favorito, y es que en realidad no creo mucho en esto de los pecados.
ResponderEliminarCon respecto a tu relato, me encantó! ...preciso, concreto y de efecto. Y el final es impresionante. Te felicito; y como ya te he dicho en el post donde dejé mi enlace, me quedo por aquí leyendo ...un beso!
¡Ay! Me ha dolido.
ResponderEliminarEso sí, te ha quedado una historia muy buena, da para algo más, me gustaría que la ampliaras.
Besos.
Ay Charo! Qué final! Un relato impecable, ágil y realista.
ResponderEliminarMe da mucha pena que haya tomado esa decisión, el placer no es pecado, pero cómo se le hace entender eso a una persona cuyo cerebro ha sido lavado desde que nació.
Un gusto leerte.
Besitos.
Buenos días, Charo:
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato. Me parece fascinante en composición y resolución.
Me quedo pensando en tu reflexión sobre el “placer culpable2 y cómo muchas veces nos es más fácil matarlo que resistirnos a él-
Feliz sábado, Charo.
Muy buen relato. El pecado le ganó la partida, fue más fuerte que él.
ResponderEliminarUn saludo.
Alguien tendría que haberle dicho al pobre Adelmo que el sexo, por ambas partes compartido y consentido, es un acto de comunión y acercamiento aparte de fuente de placer y que, por tanto, no debe ser considerado pecado. Creo además que si existe un Dios, no puede sentirse ofendido por la atracción carnal entre sus fieles.
ResponderEliminarMagnífico relato en el que la intensidad de las emociones va en aumento hasta esa lamentable automutilación final.
Un fuerte abrazo.
Un relato en el que has dado rienda suelta a tu prodigiosa imaginación, como siempre. Si tuviera que buscar una moraleja, que no se debe, creo que me centraría en La Culpa. En efecto, el pobre Adelmo, carecía de vida sexual, en contra de su naturaleza, porque la tenía totalmente reprimida por el dogma. Como hemos visto, la culpa es la que realmente hace que nos aultolesiones o incluso suicidemos. Y en aquellos tiempos, crear sentimiento de culpa funcionaba muy bien.
ResponderEliminarUn gran beso
¡Que maravilla de historia! que imagenes y que crudo final para zanjar un pecado. Un relato redondo.
ResponderEliminarUn besazo
¡Que maravilla de historia! que imagenes y que crudo final para zanjar un pecado. Un relato redondo.
ResponderEliminarUn besazo